Recuerdos familiares de la visita de Pablo VI al barrio Venecia de Bogotá en 1968 Las familias Pinzón y Liévano, anfitriones humildes del papa Montini en Bogotá

Las familias Pinzón y Liévano, anfitriones del papa Montini en Bogotá
Las familias Pinzón y Liévano, anfitriones del papa Montini en Bogotá

Dos familias guardan celosamente recuerdos y reliquias de la visita del sucesor de Pedro a sus casas

"Esta era la pieza en que el papa entró. Se sentó en una silla de bus. Mi mamá le pasó un tinto, pero no se lo dejaron recibir"

A las dos de la mañana llegó el padre Jaime Sánchez en moto y dijo “ustedes no pueden salir de la casa, porque va a venir Pablo VI”

"Sería bueno que la Iglesia se quedara con la casa. Esta casa sería buena para el museo"

Era sábado, aquel 24 de agosto 1968, cuando Pablo VI entró en dos humildes viviendas del barrio Venecia, así llamado porque se construyó sobre una laguna; sería el último día de su periplo por Colombia en el primer viaje de un pontífice a América Latina, con motivo del XXXIX Congreso Eucarístico internacional que se estaba realizando en Bogotá. Tres días estuvo el papa en Colombia, del 21 al 24 de agosto. Grandes personalidades del reciente Concilio, como los cardenales Giacomo Lercaro y Eugène Tisserant, acompañaban la comitiva papal. Por parte de Latinoamérica, 247 prelados y expertos se alistaban para viajar desde Bogotá a Medellín a los trabajos de la II Conferencia general.

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En el mundo, otro acontecimiento, robaba la atención de los medios de comunicación que se habían alistado con la primera transmisión satelital en directo de la Visita del papa a Colombia: en la noche del 20 al 21 de agosto de 1968, los ejércitos de cuatro países del Pacto de Varsovia —la Unión Soviética, Bulgaria, Polonia y Hungría— invadieron la República Socialista Checoslovaca, dando fin a la llamada Primavera de Praga.

Lejanos de toda la prensa nacional y mundial, los habitantes del sur de Bogotá esperaban ver de cerca al sucesor de Pedro. La ciudad se había engalanado para recibir los visitantes ilustres. Obras de infraestructura como la construcción del barrio Pablo VI; la Carrera 68, así llamada por el año del Congreso eucarístico; la ampliación de la avenida 30, conocida como NQS porque recorre la ciudad de norte a sur y la construcción del Templete eucarístico en el Parque metropolitano Simón Bolívar.

Por esas mejoras de la ciudad se hizo común llamar a Pablo VI, “el mejor alcalde de Bogotá”, aunque artífices de esas obras fueron el entonces alcalde de Bogotá, ingeniero civil, Virgilio Barco Vargas, el presidente de la república Carlos Lleras Restrepo, y los distintos comités creados ad hoc para organizar los eventos del papa en Colombia, con la participación de personalidades locales como el político Misael Pastrana Borrero, el cardenal de Bogotá Luis Concha Córdoba, los obispos Aníbal Muñoz Duque, administrador apostólico de Bogotá y Raúl Zambrano Camader, obispo de Facatativá, los sacerdotes Alfonso López Trujillo, Darío Castrillón y Juan Bernardo Sánchez Muñoz fundador de las Hermanas de Nuestra Señora de la Paz, entre otros.

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En la parroquia de santa Cecilia del barrio Venecia se guardan algunos objetos usados por Pablo VI en la eucaristía que allí presidió: el cáliz, la patena y la casulla. También se conserva la vajilla en la que se sirvió un desayuno para el papa y los padres de familia de los niños y niñas que recibieron ese día de manos del papa su primera comunión. Una colección de fotografías es guardada con recelo por los párrocos que se han sucedido en el lugar, que con el paso de los años se ha urbanizado desdibujando el paisaje que Pablo VI encontró entonces.

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PABLO VI DESAYUNO EN VENECIA 1968

MUSEO DE LA VISITA DE PABLO VI ORNAMENTOS DE PABLO VI

Dos familias, también guardan celosamente reliquias de la visita del sucesor de Pedro a sus casas. Se trata de las familias Pinzón y Liévano, donde el papa se detuvo a saludar brevemente antes de partir de nuevo para el centro de la ciudad a la catedral primada donde daría inicio a la Conferencia de Medellín, de nuevo al templete eucarístico y en horas de la noche partiría de regreso hacia Roma.

Pude constatar que el recuerdo de los pasos de Pablo VI por el barrio Venecia es casi exclusivo de las dos familias visitadas. Han pasado varias generaciones desde entonces y aunque los cambios estructurales de las dos viviendas con el paso del tiempo han sido mínimos, casi nadie sabe dónde estuvo el papa. Por señas de algunos vecinos encuentro la casa de la familia Pinzón, quienes me indican cuál es la casa de los Liévano. Dos casas cercanas que en 1968 estaban separadas sólo por lotes sin construir y calles destapadas, hoy en día se pierden entre las viviendas que han ido ocupando todo el espacio.

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El papa se detuvo primero en casa de los Liévano. Bajó del automóvil descapotado que le transportaba, saludó a los presentes y subió rápidamente una escalera y se dirigió a una ventana, entonces, subido en una cama, recuerdan los Liévano, se asomó por la ventana del segundo piso y abrió los brazos bendiciendo la multitud que lo seguía afuera. He querido hablar con la señora Soledad de Liévano, pero no ha sido posible realizar aún la entrevista. La ventana de Pablo VI sigue igual que en 1968.

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El papa visitó luego la casa de los Pinzón, a cuadra y media de la anterior. Allí se encontraban, además de los Pinzón, varias familias de paso. La señora Custodia de Pinzón y su hija Yolanda Pinzón, la hija mayor que en ese entonces tenía seis años de edad, recuerdan esa fecha todos los días. Sobre la mesa del comedor, una estampa con la imagen del papa Montini y una oración.  

El 13 mayo de 2023, con un grupo de estudiantes de la Universidad Católica de Colombia visitamos la familia Pinzón. Compartiendo un tinto, la señora Custodia y su hija Yolanda contaron anécdotas de aquel inolvidable día.

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Yolanda Pinzón nos recibe en la puerta de su casa y nos enseña el lugar en el que estuvo Pablo VI, mientras pasamos al segundo piso, que fue construido tiempo después:

La casa estaba en obra negra, ya era como potrerito; no había baldosín, todo era en tierra. Acá mi papá tenía esta pieza, que es porque nosotros somos siete. Entonces, pues para ayudas, nosotros vivíamos en esta pieza, todos arrumaditos, y acá tenían arrendado. Aquí también vivía una familia grandecita.

¿Existían casas al lado de la de ustedes?

Sí, pero ésta era la única casa que estaba encerrada totalmente, pues para que no nos saliéramos.

¿Y el Papa, por qué llegó a esta casa?

No, yo me acuerdo que yo estaba sentada afuera y llegó un padre con otro padre, pues no sé los nombres ni quiénes serían.

Esta era la pieza que el papa entró. Él entró acá; se sentó en una silla de bus, de los buses, él se sentó en esa silla. Se sentó ahí, mi mamá le pasó un tinto, pero él no lo dejaron recibir.

En el piso superior, nos esperaba la señora Custodia, que disfruta en su vejez de buena salud y de la compañía de sus hijos. Su esposo murió en 2022.

Muy buenas tardes.

¿Cómo está?

Muchas gracias por recibirnos.

¿Se acuerda de la visita de Pablo VI, señora Custodia?

¡Claro!

Sentémonos un momentito y nos cuenta.

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¿Por qué los escogieron a ustedes para la visita del Papa?

El que escogió la visita del Papa fue monseñor Aníbal Muñoz Duque, porque vino 15 días antes de venir el Papa a Colombia.

¿El arzobispo vino aquí?

Sí, señor.

O sea que ya la familia Liévano, allá arriba, y la familia Pinzón, ¿Ya estaban seleccionadas?

Ya.

¿Eso no fue a última hora?

No. Aquí ya habían escogido 15 días antes las casas. Esta casa la escogieron por seguridad. Aquí tengo la foto de la casa. Usted ve que todo esto eran lotes; ésta era de un solo piso.

Sí, el lote, nosotros teníamos cinco niños pequeñitos; los otros dos nacieron siete años después.

Este lote era de tres hermanos

¿El lote era de Hermanos Pinzón?

Sí.

Entonces, uno “sacó la maleta primero”, se fue. Entonces quedaron dos, y ya no siguió pues con el lote.

Entonces ellos cuando hicieron esto, encerraron todo el lote.

Porque puesto esto eran desocupados, lotes todos desocupados. Y esta era una obra que duró como 10 años, ahí que era la esquinera.

Comenta entonces Yolanda:

Los periódicos que están ahí, tocan así como se dice “mirar y no tocar” es que están ya desleídos.

Los guardan con cariño desde esa época.

Bueno, ¿y cómo sucedió el día de la visita?

Resulta que daban dos boletas por casa para ir al templete. Y ese día el padre Jaime llegó a las 2 de la mañana, golpeó la puerta y dijo “Ustedes no pueden salir a la misa”, porque nos habían dado boletas para ir a la misa pero yo no podía ir porque con niños pequeños no me dejaban ir, y yo tenía un niño de 3 meses que es el que está en la silla de donde se sentó el papa; Entonces yo dije bueno, pues yo me voy a quedar sin verlo, porque si no dejan entrar niños, señoras con niños, porque eso era así.

Cuando llegó el padre Jaime Sánchez, por la noche, un muchacho, que ya no vive acá en el barrio. Pasó como a las siete de la noche; dijo, va a venir Pablo VI a su casa.

Le dije, ay, Gonzalo, yo no creo que sea cierto.

Dijo, sí, él va a venir a su casa; usted no puede salir de la casa, porque Pablo VI llega aquí a la casa de ustedes.

Cuando a las dos de la mañana llegó el padre Jaime Sánchez en moto y dijo “ustedes no pueden salir de la casa, porque va a venir Pablo VI”

Entonces Miguel, mi esposo, dijo, ay Dios mío, yo quiero que mi familia esté acá; y se fue, reunió toda la familia; hermanos de él y sus papás que aún vivían.

Ustedes ¿de dónde son, señora Custodia?

Yo soy guatecana.

De Guateque, Boyacá Colombia, y su esposo, ¿de dónde era?

Él es de aquí de Bogotá, de la Plaza de Santa María en el centro de Bogotá. Era como se dice aquí, “rolo” de pura cepa.

O sea, él sí tenía toda la familia acá y usted, ¿no?

Sí, de acuerdo.

Y entonces, yo dije, bueno, yo no voy a ir; en cambio, Miguel, salió y fue y reunió toda la familia, y a las 7 de la mañana llegó él con la familia, porque uno vivía en el Barrio Egipto. Lejos de acá para llegar “y todo”. Los papás vivían en el Claret; él reunió a toda la familia y la trajo.

Y cuando llegó ya esto estaba “guardiado”. Ya estaba el ejército, policía, todo esto. La cuadra y todo. Ya no iban a pasar ni entrar a nadie.

Entonces al fin les dijo, es que yo soy el dueño de la casa donde va a entrar el papa; ellos son mis papás y mi familia y así los pudo entrar. Casi se quedan sin ver al papa.

¿Usted sí estaban aquí con los niños?

Eran cinco niños y el menor era un niño de brazos, tenía tres meses.

(Yolanda) Yo me acuerdo de ese día que... de un armario que tiene como 100 años; que estaba en la casa antes de la visita de Pablo VI y todavía está…, recuerdo que llegó el periodista Darío Hoyos a las tres de la mañana. Fue el único que pudo entrar a mirar. Él se metió a la casa y se escondió detrás del armario. A mí me causaba curiosidad y yo lo seguía, pues, porque uno de niños no sabe... En ese momento no entendía lo que estaba pasando.

Cuando el periodista llegó y golpeó mencionó que era de RCN, Caracol, no me acuerdo de dónde era él. Dijo, no, es que yo soy periodista y voy a recubrir la noticia de Pablo VI.

Pero lo que pasa es que no nos dejan de entrar. Y a mí me toca entrar antes de que llegue el guardián.

Él ya sabía, sí; y entró antes de que llegara el guardia. Y dijo, a mí me dejan esconder.

Darío Hoyos se puso un saco de Millonarios, -equipo de futbol capitalino-, se quitó el de periodista y todo. Así, él fue el primero que cubrió la noticia escondido detrás del armario.

Y bueno, ¿y la visita de Pablo VI a su casa en qué consistió, señora Custodia? ¿Qué hizo Pablo VI? ¿Cuántos minutos duró?

Pablo VI entró a la pieza de abajo. Ahora esa pieza es el depósito de la colombiana (bebida gaseosa de Colombia). Lo tenemos arrendado. Había una familia de un señor, que ya había muerto, y que tenían allí una silla del bus.

Y Pablo VI se sentó en la silla de bus.

¿Cuánto tiempo?

Él duró como 10 minutos.

O sea, ¿estuvo tranquilo?

Sí.

Un momento bonito.

Nosotros le ofrecimos un tinto (un café colombiano), pero no lo alcanzó a recibir (porque sus acompañantes no lo permitieron).

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¿Qué palabras les dijo Pablo VI?

Pues él entró y echó la bendición, nos puso, como usted ve en el periódico, la mano en la cabeza, a los que estábamos.

¿Y hablaba? ¿Qué decía?

Sí, pero yo no le entendía nada.

Hablaba en italiano. Los discursos que pronunció, que dijo en español eran leídos. Seguramente él no hablaba en español.

Sí. Y casi no lo dejaban los guardaespaldas.

Pero ustedes entendían todo aunque fuera en otro idioma; es decir, ¿se entendió todo lo que él hizo?

Fue más la presencia; él estuvo aquí.

Sí, la presencia.

El cariño.

Saludó y todo.

Los guardaespaldas lo cuidaban mucho, eso es como todo personaje; es increíble. Toda la seguridad que tiene.

Yo lo vi de entrar por esa puerta y me acuerdo tanto que él venía con la “cachucha roja” y la capa roja, por eso yo lo hice de rojo en una manualidad. “Exactico”, como él vino, lo hice. Ese, así es.

Él entró con esa capa, y con el… no se llama cachucha, sino que... el sombrero, pero tiene otro nombre también. Camauro, creo que se llama. Yo me acuerdo tanto. Fue especial, era especial.

El santo padre nos dejó el Cristo. Ese Cristo tiene el escudo del Vaticano, y unas camándulas que se las repartieron ahí para la familia.

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(Jorge, uno de los estudiantes preguntó) Yo quería preguntarle, con esa visita del Papa de todo el tema espiritual, ¿sí se sentía de pronto algún ambiente de paz, de confianza, de tranquilidad?

Sí hubo paz y tranquilidad, pero...

No, en esta casa hubo muchas visitas y todavía... Después de que pasó el Papa por acá, venían a conocer lo que estamos haciendo nosotros.

Vino Doña Cecilia Restrepo, la esposa del Presidente Carlos Lleras Restrepo. Vino la señorita Bogotá, que en ese entonces era Marta Stella Restrepo. Por ahí está en un periódico, estamos ahí con ella. Ella quería hacer un museo en esta casa.

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Resulta que al año nos invitaron a la iglesia. El padre Jaime Sánchez todavía estaba de padre y estaba monseñor Aníbal Muñoz Duque. Cuando él arzobispo dijo “y les dejó su sobre”….

Pero yo, para no hacer quedar mal al padre, yo le dije que sí.

Pero él no nos entregó el sobre.

Él se retiró de cura y se casó. Y bueno, quedó así.

¿Y a la otra familia sí le dieron el sobre o tampoco?... ¿Ustedes han hablado con ellos?

Parece que a ellos también les pasó lo mismo.

Es probable que eso lo dejó el papa para un hospital que se llamó Pablo de Tarso. Lo mismo que dio para ayudar el colegio, que este se llama el Colegio Pablo VI.

O sea, el Papa sí dejó ayudas.

Sí.

Y esas ayudas para esos centros, para eso fueron.

Sí.

De todas maneras acá se han celebrado muchas misas, También. El único que no ha venido acá es el párroco actual; él ha venido a estas casas pero no ha entrado aquí. Él no ha venido acá.

Después del padre Sánchez vino el padre… ¿Cómo era que se llamaba? Que se la pasaba aquí con nosotros. Carlos, ahorita es que es monseñor. Yo no me acuerdo el apellido. Él se mantenía mucho acá. Le gustaba venir acá a ver la novela San Tropel.

¿Les han ofrecido muchas veces poderles comprar la casa?

(Yolanda) Mi papá nunca puso en venta la casa Cuando ahorita que murió mi papá, pues vinieron mis hermanos a ver si se vendía la casa, pero yo siempre he dicho que sería bueno que la iglesia se quedara con la casa. Esta casa sería buena para el museo. El museo es muy pequeñito el que tienen allá en la parroquia, pero ningún padre lo ha hecho y vale la pena, es que es una cosa única. Y han seguido viniendo personas a conocer la casa, no todos los días, pero... Sí. Inclusive el año pasado me mandaron una camándula del Vaticano con el escudo del Vaticano. La tengo ahí.

La casa quedó marcada, quedó santificada.

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