LA MISA SOBRE EL MUNDO DE TEILHARD DE CHARDIN
Esta meditación se la inspiró al P. Teilhard de Chardin la imposibilidad en que se encontró en pleno desierto de Ordos,durante una expedición científica, de celebrar la misa. Parece que era el día de la Transfiguración, fiesta por la que sentía especial predilección. En aquella circunstancia reflexionó sobre la irradiación de la Presencia eucarística en el Universo.
Ciertamente que no confundía esa presencia, fruto de la transustanciación propiamente dicha, con la presencia universal del Verbo. Su fe en el misterio eucarístico no era sólo ardiente: era tan precisa como firme. Mas esta fe era justamente lo bastante fuerte y lo bastante realista como para permitirle descubrir las consecuencias como él decía, las "prolongaciones" y las extensiones de esa fe. En un tiempo en que el individualismo enmascaraba aún de ordinario sobre este punto la enseñanza total de la tradición católica, escribía (era el mismo año en que redactó La Messe sur le Monde):
"Cuando Cristo desciende sacramentalmente a cada uno de sus fieles no lo hace sólo para conversar con él.., cuando dice
por mediación del sacerdote: Hoc es Corpus Meum, estas palabras desbordan el trozo del pan sobre el que se pronuncian: hacen que nazca el Cuerpo místico entero. Más allá de la Hostia transustanciada, la operación sacerdotal se extiende al Cosmos mismo...La Materia entera experimenta lenta e irresistiblemente, la gran consagración".
El P. Teilhard escribía ya en Le Préte, el 1917: "Cuando Cristo, prolongando el movimiendo de su encarnación, desciende al pan para reemplazarle, su acción no se limita a la parcela material que su Presencia viene a volatizar por un momento. Pero la transustanciación se aureola de una
divinización real, bien que atenuada, de todo el Universo.
Desde el elemento cósmico que se ha introducido, el Verbo actúa para subyugar y asimilarse todo lo demás".
Por estos textos se ve que el misterio eucarístico era no sólo afirmado en su sustancia precisa, sino también perfectamnte diferenciado de sus efectos segundos, a través de los cuales se manifiesta su fecundidad: crecimiento del
Cuerpo místico, Consagración del Cosmos. Estos textos dan testimonio de una plenitud de fe en la que se manifiesta el paulinismo auténtico y profundo del Padre Teilhard. El Padre "se muestra aquí preocupado sobre todo por conferir a su misa cotidiana una función cósmica y dimensiones planetarias.
Por supuesto que todo esto, en su pensamieno, viene a incorporarse al sentido teológico más ortodoxo de la Santa Eucaristía".....