¿Hay acceso a Dios? González Faus




1. ¿Hay Acceso a Dios? ¿Hasta Dónde?

3. El Dios Cristiano

"Si hubiese dioses ¿cómo podría yo no serlo?"(F.
Nietzsche, Así hablaba Zaratrusta)"Para quien
quiere ver hay luz suficiete y para quien no quiere ver
hay suficiente obscuridad"(B. Pascal, Pensamientos)


"No me buscarías si no me hubises encontrado
ya"(B.Pascal, Pensamientos. "Verdaderamente
eres un Dios que se esconde..."(Is 45, 15)

El cristianismo profesa no sólo que Dios existe y ha dado una respuesta a ese dinamismo o a esa especie de clamor que es el ser humano. Cree incluso que ese dinamismo humano es un don del mismo Dios para preparar un encuentro con el hombre: el mito judeocristiano de la creación habla del hombre creado "a imagen y semejanza de Dios"(Gen, 1, 26). La palabra imagen, en tiempos que no existían maquinas fotográficas ni filmadoras tan fáciles, tenía un sentido mucho más serio y dinámico que en nuestro lenguaje actual: la imagen no era "una toma" sino un esfuerzo, un afan nunca satisfecho de igualarse al modelo.

3.1. Del hombre a Dios

El primer acceso que el ser humano tiene a Dios es el reconocimiento de que él no es Dios: el "autoateísmo". En este sentido podemos decir que hay un acceso posible de todo ser huamno a Dios: porque esa negación explícita de la propia divinidad lleva implícita la apertura a alguna dimensión o realidad que niegue mi pretensión de poder. En la oración bíblica y cristiana, nuestra alabanza a Dios(que Él para nada necesita)tiene primeramente el sentido de reconocer que yo no soy dios(y eso sí que necesitamos reconocerlo).

Esa alabanza o ese reconocimiento es el primer paso indispensable para poder recibir la manifestación de Dios. El Zaratustra de Nietzsche parecía bien consciente de ello. Y Metz repite con razón que, de entrada, la palabra Dios suena como una amenaza para el sujeto que trata de pensarlo.

Cuando ese reconocimiento deja de ser meramente teórico(capaz de convivir con actitudes prácticas de idolatría)y pasa a ser vital, actitudinal, ya está el ser humano confesando a Dios y abriéndose a Él de manera implícita, pero suficiente para que,
"por caminos que sólo Dios conoce" (GS 22)Dios se le haga consciente o inconscientemente presente.

Por eso, a tantos agnósticos de hoy, que no consiguen creer sin culpa propia, basta con recomendarles intentar cada día una oración que diga más o menos: "si existieras serías digno de mi adoración y de mi amor, ahora quiero ofrecértelos condicionalmente". Eso hará crecer en humanidad evitando que el "no saber si tienen un dueño", degenere en erigirse su dueño.

Ver: JI. González Faus. Cristianisme i Justicia, N. 190 2014
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