El decálogo: Más que leyes...PRINCIPIOS!
En la Palabra de Dios de este viernes nos encontramos con uno de los decálogos que están en la base de lo que la tradición cristiana llamamos los 10 mandamientos. Se trata del texto de Éxodo 20. Existe otra formulación semejante pero con diferencias en Deuteronomio 5. La palabra decálogo significa “10 palabras” y no hace tanto referencia a una enumeración ni a unas leyes jurídicas cuanto a unos principios.
La base desde la que parte todo lo demás lo encontramos en la primera palabra que fundamenta el monoteísmo judío y cristiano: “Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí.” A partir de aquí vienen concreciones y consecuencias de este reconocimiento de Dios como el Señor. Interesante apreciar que el principio de no fabricar imágenes se ha de comprender en el contexto que le da sentido: “No te fabricarás ídolos”. El énfasis de esta primera palabra no debemos ponerlo en la hechura de imágenes en sí sino en la adoración de ídolos bien sea de hechura humana o de deseos. Uno puede tener como ídolo el poder, el prestigio, el dinero, el placer…
Lo que el Decálogo nos muestra es un camino a realizar, una base sobre la que empezar a edificar nuestra fe. Partiendo del punto más importante: Reconocer a Dios como el único Señor de mi vida y que todo se oriente y nazca de Él, de su Palabra.
Por eso la comunidad cristiana hemos respondido a esta primera lectura con el salmo 18 orando: “Señor, tú tienes palabras de vida eterna.”
Y ¿qué se nos pide como discípulos? Nos lo ha dicho el evangelio: que seamos tierra buena que escuchemos la Palabra, la entendamos y nos esforcemos por ponerla en práctica, hacerla vida.
La base desde la que parte todo lo demás lo encontramos en la primera palabra que fundamenta el monoteísmo judío y cristiano: “Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí.” A partir de aquí vienen concreciones y consecuencias de este reconocimiento de Dios como el Señor. Interesante apreciar que el principio de no fabricar imágenes se ha de comprender en el contexto que le da sentido: “No te fabricarás ídolos”. El énfasis de esta primera palabra no debemos ponerlo en la hechura de imágenes en sí sino en la adoración de ídolos bien sea de hechura humana o de deseos. Uno puede tener como ídolo el poder, el prestigio, el dinero, el placer…
Lo que el Decálogo nos muestra es un camino a realizar, una base sobre la que empezar a edificar nuestra fe. Partiendo del punto más importante: Reconocer a Dios como el único Señor de mi vida y que todo se oriente y nazca de Él, de su Palabra.
Por eso la comunidad cristiana hemos respondido a esta primera lectura con el salmo 18 orando: “Señor, tú tienes palabras de vida eterna.”
Y ¿qué se nos pide como discípulos? Nos lo ha dicho el evangelio: que seamos tierra buena que escuchemos la Palabra, la entendamos y nos esforcemos por ponerla en práctica, hacerla vida.