Franz J. Delitzsch,  LOS SALMOS.  Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento por C. F. Keil y F. J. Delitzsch  Traducción y adaptación de Xabier Pikaza

Ésta es una obra monumental (1200 páginas), cumbre de la exégesis y estudio de la Biblia, uno de textos más significativos de la teología y espiritualidad judeo-cristiana, escrita desde una perspectiva protestante, pero abierta a las diversas iglesias y confesiones cristianas de la modernidad[1]. Forma parte de la colección de Comentarios Exegéticos al texto hebreo del Antiguo Testamento, escrita por F. Delitzsch (1813-1890) en colaboración con K. F. Keil.

          Ésta es una obra viva, y sigue editándose tanto en su texto alemán como en su traducción inglesa. Incluye el texto hebreo original, y el comentario clásico y actualísimo de Delitzsch. La  traducción y adaptación española constituye uno de los acontecimientos bíblicos más importantes de los últimos años en el contexto de las iglesias y culturas de lengua española. Gracias a la editorial Clie por haberla preparado y publicado. Gracias por haberme encargado su preparación.

Libro de los Salmos. Comentario al texto hebreo del A.T.

Franz J. Delitzsch,  LOS SALMOS.  Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento por C. F. Keil y F. J. Delitzsch. Traducción y adaptación de Xabier Pikaza

Forma parte de la colección de Comentarios exegéticos al texto hebreo del Antiguo Testamento, realizada por F. Delitzsch en colaboración con K. F. Keil, y va a ser presentada en lengua castellana. Es imprescindible para conocer a fondo los salmos y, por eso, ha sido preparada por la Editorial Clie como un libro básico para el conocimiento, estudio y experiencia de los salmos entre los cristianos, hombres y mujeres, más comprometidos en lengua castellana.

Esta obra recoge el proceso de composición e interpretación judía del Libro de los Salmos, desde el tiempo de David (siglo X a. C.) hasta la fijación del texto masorético hebreo (siglo IX d. C.), tal como ha sido transmitido, vocalizado y precisado con acentos, música y vivencia espiritual a lo largo de los siglos.

Al mismo tiempo muestra y desentraña la historia de la interpretación de los salmos, con las traducciones más significativas a las diversas lenguas de Europa, desde el griego de los LXX (siglo III a. C.), el arameo de los targumes y la peschita (siglo I-IV d. C.), pasando por el latín de San Jerónimo (Vulgata, siglo IV d. C.), hasta Lutero (siglo XVI d. C.), con los Padres de la Reforma Protestantes y el resto de las iglesias cristianas (católica, ortodoxa) de la modernidad. 

Prólogo. X. Pikaza

Delitzsch escribió otros comentarios bíblicos (entre ellos el de Isaías y los libros poéticos del AT), y fue especialmente famoso por su elaboración de un Sistema dePsicología bíblica (1961), que sigue siendo fundamental para el conocimiento del hombre en la Biblia, con una Traducción del Nuevo Testamento al hebreo, que forma parte de su intento de recrear el cristianismo desde su base y esencia judía, universalizada por Jesús.

          A pesar del valor de sus restantes libros, su obra más importante sigue siendo quizá ésta, su traducción y comentario de los Salmos como texto clave de oración y experiencia no sólo judía, sino cristiana. Éste es el libro de la Biblia hecha “vida”, experiencia de revelación y encuentro de los hombres con Dios, en un proceso impresionante de desvelamiento divino y revelación de la nueva humanidad, tal como se expresa en la historia de Israel y culmina en Jesucristo, que es para F. Delitzsch la culminación y verdad del judaísmo.

          Partiendo de ese fundamento, este libro recoge el proceso de composición e interpretación de los Salmos, desde el tiempo de David (siglo X a.C.) hasta la fijación del texto masorético (siglo IX-X d. C.), tal como ha sido transmitido, vocalizado y precisado con acentos, anotaciones musicales y vivencia espiritual a lo largo de los siglos. Al mismo tiempo, muestra y desentraña la historia de la interpretación judía y cristiana de los salmos, con las traducciones más significativas a las diversas lenguas en que la biblia ha sido reinterpretada y recreada, desde el griego de los LXX (siglo III a.C.), el arameo de los targumes y la Peschita (siglo I-IV d.C.), pasando por el Latín de San Jerónimo (Vulgata, siglo IV d. C.), hasta Lutero (siglo XVI d.C.), con los Padres de la Reforma Protestantes y el resto de las iglesias cristianas (católica, ortodoxa) de la modernidad.

          No es obra de lectura fácil pues implica un conocimiento básico de las lenguas bíblicas y de su interpretación a lo largo de la historia. De todas formas, no es necesario llegar siempre al fondo del original hebreo y de las diversos idiomas en que han sido transmitidos e interpretados los salmos. El lector atento (aunque no especializado) podrá prescindir del análisis especializado del texto hebreo, con la aportación de los masoretas, y quedarse en el plano de la lectura literaria, teológica y “pastoral” de los salmos, recibiendo el impacto y enseñanza de su interpretación.

          Así descubrirá que salmos son para el cristianismo (y, en otro plano, para la cultura occidental), con los evangelios y las cartas de San Pablo, el libro más impactante de la Biblia (y quizá de la historia religiosa de la humanidad). Quien se aproxime a ellos entrará en un mundo maravilloso de poesía y oración, de historia y experiencia vital, de iluminación creyente y de compromiso pastoral que antes no podía ni imaginar. Ellos son, con los Vedas de la India, la colección más importante de himnos y cantos de la humanidad.

          Todo el mensaje de la Biblia del Antiguo Testamento se condensa y contiene en ellos; todo el proyecto y camino de Jesús y de la Iglesia primitiva se entiende a partir de ellos. Así lo va mostrando F. Delitzsch en este comentario prodigioso de historia y filología, de poesía y pensamiento religioso, con la tradición del rabinismo judío y de la Iglesia antigua (griega y latina), con Agustín y el conjunto del monacato occidental y oriental, con Lutero y los reformadores protestantes, y de un modo especial con la recuperación bíblica de la teología evangélica del siglo XIX.

          Ésta es una obra múltiple, que puede y debe leerse desde diversas perspectivas (histórica, poética, filológica, teológica…). Se puede leer por interés cultural, pero también por búsqueda y profundización religiosa. Se puede estudiar acudiendo a los idiomas originales (hebreo, arameo y árabe, griego y latín…), pero también dejando al fondo esos idiomas y pasando directamente al contenido poético y religioso (teológico). Sea cual fuere su manera de entrar en este comentario, el lector saldrá profundamente enriquecido, con un conocimiento más hondo de los salmos y de la historia bíblica, con una visión ensanchada del cristianismo..

          Ésta es una obra de lectura seguida, pero también de consulta, cuando venga el momento de entender y comentar un salmo, con tiempo para ello. La mejor manera de entenderla, esto es, de entrar en ella es comenzar con los temas de la introducción del mismo F. Delitzsch, que nos permiten llegar a los centros neurálgicos del salterio, entendido como libro bíblico de historia y oración, como texto clave de la identidad cristiana:

Lugar de los Salmos entre los hagiógrafos y en especial entre los libros poéticos. Los salmos forman parte de la tercera sección de la Biblia (tras la Ley-Pentateuco y los Profetas anteriores y posteriores); de esa forma se inscriben en el “resto” de los libros sagrados (hagiógrafos) llamados “escritos” (ketubim); ellos se encuentran al lado de los libros sapienciales (de la hokma: Proverbios, Eclesiastés), pero se definen en especial como libro poéticos (con el Cantar de los Cantares). Ellos emergen en un contexto en el que la poesía, vinculada a la profecía, puede y debe entenderse como lenguaje clave del encuentro del hombre con Dios, que es la oración. Una de las decisiones fundamentales de la Iglesia cristiana ha sido (y sigue siendo) la de tomar los salmos como libro o formulario fundante de su relación personal con Dios y de su alabanza al misterio, tal como culminará en Jesucristo.

Nombres del Salterio. Los salmos han recibido diversos títulos que responden a su esencia. (a) Ellos se han llamado y se siguen llamando tephilim, es decir, “oraciones”, textos (modelos) de comunicación del hombre con Dios. (b) Al mismo tiempo son tehilim,himnos de alabanza, que cantan la grandeza de Dios y de su acción y presencia en la historia de los hombres. (c) Son mizmor, en plural mizmorı̂m o mizmoroth, es decir, “cantos” (y también shir, shirim: Canciones), porque el lenguaje básico de la oración bíblica y cristiana no es la pura meditación interior, ni el silencio supra-verbal, sino el canto jubiloso de alabanza.

A pesar de esos nombres hebreos, cantos del salterio se han llamado y se llaman normalmente salmos, palabra de origen griego, que retoma el sentido de “mizmor”, y traduce el contenido de los otros dos nombres hebreos (tephilim y tehilim), en el sentido de “canto acompañado por la música de un instrumento que se llamaba salterio, un tipo de cítara o harpa. En ese sentido, sin música no hay salmo, sin canto no hay oración.    

Historia de la composición de los salmos. Los salmos provienen de un largo período de tiempo que, por comodidad, podemos centrar entre el siglo X y el II a.C. Están atribuidos en principio al Rey David, a quien la tradición presenta como primero y más grande de los salmistas, y así lo pone de relieve F. Delitzsch, en contra de una opinión ya extendida en su tiempo que tendía a negarla paternidad davídica de la mayor parte de los salmos.

           Ciertamente, el mismo Delitzsch sabe y dice que muchos salmos son de origen posterior, pues han surgido a lo largo de la historia de Israel, hasta el tiempo de los macabeos. En ese sentido, los salmos recogen la historia de la religión bíblica del Antiguo Testamento, desde la constitución del reino de David hasta la gran crisis del tiempo de los Macabeos y de la apocalíptica de Daniel.Pero en el principio de ellos está a su juicio la inspiración y revelación de Dios a David.

Origen de la colección. En principio los salmos fueron oraciones y cantos de tipo ocasional, compuestos y cantados en un momento preciso de la historia de Israel. Ellos son la “interpretación” y declaración creyente/orante de esa historia. Pero desde muy pronto (según Delitzsch desde el tiempo de David y Salomón) se fueron creando colecciones de salmos como ejemplo y modelo de oración para los cantores (levitas) del templo.

          Entre esas colecciones, junto a los salmos del reinado de Dios, del culto del templo o de la realeza de David y de su descendencia, pueden distinguirse otros grupos que provienen de las familias de Asaf o de Coráh, con salmos penitenciales, de peregrinación etc.  A imitación de los cinco libros del Pentateuco, los salmos se han recogido también o coleccionado en cinco libros, como podrá verse por el índice de este comentario.

Distribución e “inscripciones” (encabezados). Buena cantidad de salmos (no todos) llevan una inscripción o encabezado, en el que se describe la identidad del salmo (unos son tephila, otros tehila, mizmor o shir); esos encabezados indican también el tipo de acompañamiento musical, con la posible ocasión del origen (especialmente en relación a la historia de David). Parece que en la mayor parte de los casos, estos encabezamientos no son del autor directo del salmo, sino de los copistas o adaptadores posteriores.

          Muchos comentaristas modernos han tendido a quitar importancia a esos encabezamientos, como si fueran menos fiables, de manera que ellos no aparecen en las ediciones y traducciones de muchas biblias. En contra de eso, Delitzsch les ha dado mucha importancia, como guía segura para situar e interpretar el salmo.

Sistema de estrofas. Los salmos forman parte de la poesía bíblica y sólo como poesía pueden entenderse. Así lo ha visto y mostrado de un modo ejemplar F. Delitzsch, siguiendo la gran tradición de la masora, esto es, de la fijación e interpretación del texto hebreo, no sólo a través de la vocalización del texto consonántico, sino también (y sobre todo) de la composición y distribución de los acentos, que tienen una función rítmica, musical y de precisión del argumento.

          Esa fijación textual culminó en el siglo IX-X d.C. con la edición definitiva del texto masorético. Muchos comentaristas modernos dejan a un lado esa interpretación masorética de los salmos, a través de estrofas, palabras y acentos, pensando que ella ha sido una composición posterior, no siempre fiable, del texto primitivo. Sin embargo, F. Delitzsch considera que ella es fundamental para entender el salterio, y así lo va mostrando salmo a salmo

Música del templo y salmodia. Los salmos pueden entenderse como poesía musicalizada, pero también como música poetizada, de forma que letra y melodía son inseparables, conforme a la “escuela coral” (poético-musical) del templo de Jerusalén. Así lo ha mostrado paso a paso F. Delitzsch, estudiando con gran cuidado los tonos y/o melodías de los salmos, con su acompañamiento musical (con instrumentos que de cuerda, pero también de viento y percusión).

          En esa línea debemos recordar que el templo de Jerusalén como lugar de sacrificios sangrientos ha  cumplido ya hace tiempo su misión (ha perdido su sentido), como dice la carta a los Hebreos, pero ese templo sigue siendo básico como santuario musical; de ese templo vienen los vienen los salmos que reza la iglesia cristiana, la música litúrgica y celeste que ha puesto de relieve el libro cristianos del Apocalipsis. 

Traducciones de los salmos. Los salmos han sido escritos y cantados en hebreo, en un idioma y texto que a veces resulta difícil de restituir, por los cambios que ha sufrido a lo largo del tiempo. En este campo se ha situado el primer esfuerzo de Delitzsch, que ha querido el texto y mensaje antiguo de los salmos, siguiendo con gran fidelidad la tradición de los masoretas. Pero para ello ha tenido que acudir no sólo al original hebreo, sino a las grandes traducciones, empezando por la griega más antigua (los LXX), con los diversos targumes arameos y la versión siria, pasando a las nuevas traducciones griegas (Áquila, Símaco…) y las latinas (ítala, Jerónimo…).

          En esa línea, gran parte de la traducción e interpretación de Delitzsch está dedicada al estudio y recreación de las interpretaciones más antiguas de los salmos, partiendo no sólo del texto hebreo, sino de sus diversas traducciones. Su obra nos sitúa, según eso, ante la obra de conjunto de la tradición exegético-teológica de la sinagoga y de la iglesia de los primeros siglos (del III a.C. al VI d.C.

Historia de la interpretación de los Salmos. Siguiendo en la línea de las traducciones, Delitzsch retoma la historia de la interpretación de los salmos, desde una perspectiva primitiva (primeros intérpretes judíos, patrística cristiana), pasando por San Agustín y la Edad media, con los “padres de la iglesia” (griegos, sirios, latinos), hasta llegar a la Reforma Protestante, con la gran crisis posterior (siglo XVII-XVIII d.C.), hasta llegar a su tiempo (entre el 1860-1974).

          Ese tiempo (el siglo XIX) ha sido, según Delitzsch, el momento clave de la historia de occidente y del mundo situada ante la gran encrucijada: (a) Afianzamiento y triunfo de un tipo de liberalismo anti-cristiano (que puede terminar destruyendo las raíces y formas bíblicas de la cultura occidental); (b) o renacimiento bíblico/cristiano, expresado y condensando en una nueva interpretación y actualización de la experiencia orante de la Biblia.

Consideraciones teológicas. En ese momento se sitúa nos sitúa F. Delitzsch, entre el 1860 y 1883 d.C., una etapa que a su juicio es convulsa, llena de amenazas. Él es, por una parte, un buen “protestante alemán”, empeñado en recuperar a Jesús partiendo de la “verdad hebraica”, para recrear así un cristianismo bíblico, abriendo el “evangelio judío” a la totalidad de los pueblos, no en forma de imposición, sino de testimonio de vida y de paz universal.

          Tres son, conforme a mi lectura de conjunto de la obra, sus propuestas principales. (a) La recuperación de Dios, como Yahvé, aquél que es y actúa en la historia de los hombres; a su juicio, sin el retorno al Dios que actúa en los salmos no se puede hablar de misión cristiana. (b) La recuperación y triunfo de la iglesia oprimida (ecclesia pressa) de los seguidores perseguidos de Jesús, entre los poderes adversos de un mundo, con su gran promesa pascual, fundada en la resurrección de Jesús. (c) El enraizamiento en la historia concreta, en este mundo, como presencia y anuncio de un Dios que a culminar la historia, en contra de una visión puramente espiritualista de la inmortalidad del alma o de las ideas.

          Estos son los temas de los que se ocupó F. Delitzsch, en este espléndido comentario de los salmos (culminado el año 1883/1884 d.C.). A partir de entonces han sucedido en el estudio de la Biblia y especialmente en la interpretación de los salmos, muchas cosas, que se pueden condenar en dos aportaciones más significativas.

La primera aportación ha sido el análisis de las formas literarias de los salmos, realizado, sobre todo, por escritores protestantes, de origen alemán o escandinavo, entre los que sobresalen H. Gunkel (1862-1932) y S. Mowinckel (1884-1965). Ellos y otros investigadores nos han enseñado a distinguir con gran precisión los diversos tipos literarios y teológicos de salmos, como por ejemplo

(a) Himnos de alabanza: 8; 19; 29; 33; 100; 103; 104; (105); 111; 113; 114; 117; 135; 136; 145; 146; 147; 148; 149; 150.

(b) Salmos reales: 2; 18; 20; 21.45, 47; 72: 89; 93; 96; 97; 98; 99; 101; 110; 132. (c) Cantos de Sión: 46; 48; 76; 84; 87; 122.

(d) Súplica individual: 5; 6; 7; 10; 13; 17; 22; 25; 26; 28; 31; 35; 36; 38; 39; 42; 43; 51; 54; 55; 56; 57; 59; 61; 63; 64; 69; 70; 71; 86; 88; 102; 109; 120; 130; 140; 141; 142; 143.

(d) Acción de gracias individual: 9; 30; 32; 34; 40; 41; 92; 107; 116; 138.

(e) Oración de confianza individual: 3; 4; 11; 16; 23; 27; 62; 121; 131.

(f) Súplica colectiva: 12; 44; 58; 60; 74; 77; 79; 80; 82; 83; 85; 90; 94; (106); 108; 123; 126; 137.

(g) Acción de gracias colectiva: 65; 66; 67; 68; 118; 124.

(h) Salmos de confianza colectiva: 115; 125; 129. (h)

Salmos didácticos, de tipo litúrgicos: 15; 24; 134.

(i) Salmosproféticos e históricos: 14; 50; 52; 53; 75; 78; 81; 95; 105; 106.

(j) Salmos Sapienciales: 1; 37; 49; 73; 91; 112; 119; 127; 128; 133; 139 etc. En esa línea se puede y debe actualizar la obra de F. Delitzsch.

La segunda aportación puede y debe ser de tipo histórico. F. Delitzsch era un grandísimo filólogo, y un gran historiador, pero su visión de la historia era más “dogmática” que crítica. Quería mantener de un modo literal las interpretaciones bíblicas, sin hacer una crítica positiva de ella, tanto en el plano de la historia de David como en la visión “externa” de los libros del Pentateuco, con 1-2 Samuel, 1-2 Reyes y 1-2 Crónicas. Ese tipo de visión histórica ha sido matizado, y en parte superado por el conjunto de los exegetas, creyentes o no, protestantes o católicos. No se trata de negar la historia, sino, al contrario, de fortalecerla  y así resituarla, no para rechazar la revelación de Dios y la fe de los creyentes, sino para resituarla de un modo más preciso. Precisamente para entender y defender mejor la historia de Dios con los hombres resulta situar mejor el origen y finalidad de los salmos.

          Esta reinterpretación histórica puede y debe vincularse a la reinterpretación filológico religiosa que defiende y realiza F. Delitzsch. En esa línea, su obra ofrece una aportación sobresaliente (necesaria) en la recuperación actual de los salmos, tal como se realiza, por ejemplo, a partir de los discursos y escritos de C. H. Spurgeon, resituados e interpretados (en un amplio contexto cultural, cristiano y espiritual por)  Eliseo Vila-Vila (ed.), El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos I-II, Ed. Clie, Viladecans 2015 y 2020.

          Al llegar aquí sólo me queda repetir y ratificar lo anterior, añadiendo que el lector decidido a penetrar en esta obra (y en el mensaje de los salmos) ha de empezar realizando un pequeño esfuerzo. Empiece por introducción y siga después poco a poco, leyendo la traducción de Reina-Valera (1995) para entrar en el comentario de Delitzsch. No se preocupe si no entiende todo a la primera; vaya al mensaje fundamental, dejando a un lado quizá a un lado las discusiones sobre el texto hebreo, si no es hebraísta. Verá que merece la pena hacer el esfuerzo.

          La abreviaturas (tomadas la mayoría del latín) se pueden entender sin dificultad, lo mismo que las referencias a los rabinos judíos y a los exegetas cristianos, desde los Padres de la Iglesia hasta los teólogos reformados del siglo XVI y los grandes especialistas del siglo XIX a quienes él cita y estudia (evalúa)  uno por uno en apartado 9 de la introducción.  No olvide que el salmo es un canto, que su mejor comprensión es cantarlo y celebrarlo.

          No es necesario que todos y cada uno de los cristianos lean este comentario, ni que lo entienden del todo, pero es bueno que muchos hagan un esfuerzo, en cada una de las comunidades o iglesias. Recuerden, como he dicho, que este comentario ha sido y sigue siendo la mejor introducción a la lectura y comprensión filológico-teológica de los salmos. Ciertamente, se puede completar como también he dicho, teniendo en cuenta el nuevo estudio de las formas literarias y de una comprensión mejor del fondo histórico de los salmos, pero no superar; pero será difícil superar su aportación, mejorar su contenido. En ese sentido, ese libro de F. Delitzsch  constituye la mejor introducción que sigue habiendo al estudio de los salmos. Este libro, unido al de C. H. Spurgeon y  Eliseo Vila-Vila será por decenios el mejor comentario de los salmos.

          Pero decir que es el mejor en su plano no significa que sea el único. Hay a su lado otros que son muy importantes. Entre ellos, especialmente en lengua castellana, quiero citar en nota los que son a mi entender más significativos en este momento (año 3021). Y con ellos termino mi prólogo, deseando que los lectores puedan penetrar de un modo personal en este tesoro de David y de la Iglesia de Jesús que son los salmos[2].

ÍNDICE

Prólogo del traductor

Introducción   

  1. Lugar de los Salmos entre los Hagiógrafos y en especial entre los libros poéticos.
  2. Nombres del Salterio
  3. Historia de la composición de los salmos
  4. Origen de la colección
  5. Distribución e “inscripciones” (encabezados)
  6. El sistema de estrofas de los salmos
  7. Música del templo y salmodia
  8. Traducciones de los salmos
  9. Historia de la interpretación de los Salmos
  10. Consideraciones teológicas preliminares. 

Libro I. Sal 1‒41

Introducción. Sal 1‒2. El lote de los piadosos y el de los impíos

Sal 1. Bienaventurado el hombre que…

Sal 2. El reino de Dios y su Cristo, ante quien todo ha de inclinarse

Sal 3. Himno de mañana de un angustiado que confía en Dios

Sal 4. Salmo vespertino ante difamadores y hombres de poca fe  

Sal 5. Oración de la mañana antes de ir a la casa de Dios

Sal 6. Grito de misericordia bajo el juicio

Sal 7. Al Juez de la tierra, contra los calumniadores  

Sal 8. Gloria del creador, cielos estrellados

Sal 9. Al justo juez: Lo enemigos han sido derrotados

Sal 10. Lamento y súplica bajo presión de enemigos  

Sal 11. Niéguese a escapar en una situación peligrosa

Sal 12. Lamento y consolación en medio de la falsedad triunfante

Sal 13. Grito suplicante de alguien muy quebrantado

Sal 14. La corrupción reinante y la redención deseada

Sal 15. Las condiciones del acceso a Dios

Sal 16. Refugio es Dios, Bien supremo, en tiempo de tristeza y muerte

Sal 17. Un inocente y perseguido huye buscando refugio en Dios

Sal 18. Himno de David sobre una vida llena de mercedes de Dios

Sal 19. Alabanza a Yahvé, por su doble revelación de sí mismo

Sal 20. Oración por el rey en tiempo de guerra

Sal 21. Acción de gracias por el rey en tiempo de guerra.

Sal 22. Eli Eli Lama Asabtani

Sal 23. La alabanza del buen pastor

Sal 24. Preparándose para recibir al Señor que viene

Sal 25. Súplica pidiendo protección y guía de Dios

Sal 26. Un perseguido inocente da gracias a Dios en su casa

Sal 27. Un inocente perseguido, refugiado en el Señor, que conoce a los suyos

Sal 28. Petición de ayuda y acción de gracias en un tiempo de rebelión

Sal 29. El salmo de los siete truenos

Sal 30. Tras haber sido sanado de una dolorosa enfermedad

Sal 31. Un hombre duramente perseguido se entrega en manos de Dios

Sal 32. El camino del perdón de los pecados  

Sal 33. Alabanza al Gobernante del mundo, defensor de su pueblo  

Sal 34. Acción de gracias y enseñanza de uno que ha sido liberado

Sal 35. Guerra de Dios, contra los perseguidores ingratos

Sal 36. Maldición de alejarse de Dios, la bendición de su compañía   

Sal 37. Falsa prosperidad para los malvados, verdadera para los piadosos

Sal 38. Por el cambio de la ira merecida al amor que redime

Sal 39. Oración uno que sufre por la prosperidad de los impíos

Sal 40. Acción de gracias, ofrenda de uno mismo y oración

Sal 41. Lamento de un sufriente, entre personas hostiles y traidoras 

Libro 2. Sal 42-73

Sal 42-43. Anhelo por Sion en un país hostil

Sal 44. Letanía de Israel, oprimido por los enemigos y fiel a Dios

Sal 45. Canto de matrimonio en honor del rey excelso

Sal 46. Nuestro Dios, una defensa segura  

Sal 47. Exultación ante la ascensión triunfante del Señor

Sal 48. La inaccesibilidad de la Ciudad de Dios

Sal 49. Vana prosperidad en la tierra. Poema didáctico

Sal 50. Discurso divino sobre el verdadero sacrificio y adoración  

Sal 51. Oración penitencial e intercesión para recuperar el favor de Dios

Sal 52. El castigo que espera a la lengua mala

Sal 53. Variación elohista de un Salmo yahvista (cf. Sal 14)

Sal 54. Consuelo ante la presencia de adversarios sedientos de sangre   

Sal 55. Oración de uno que es acosado y traicionado por su amigo

Sal 56. El gozoso coraje de un fugitivo

Sal 57. Antes de caer dormido en el desierto

Sal 58. Grito de venganza sobre aquellos que pervierten la justicia

Sal 59. Plegaria de un inocente a quien los hombres intentan prender

Sal 60. Salmo doliente tras haber perdido una batalla

Sal 61 Plegaria agradecida de un rey expulsado que retoma su trono

Sal 62. Confianza en Dios cuando amenazan los enemigos

Sal 63. Himno matutino de un perseguido en el desierto, sin agua

Sal 64. Invoca la protección divina en contra de la falsedad de los hombres

Sal 65. Acción de gracias por la victoria y bendiciones concedidas

Sal 66. Acción de gracias por una liberación nacional y personal

Sal 67. Canto de acción de gracias por la cosecha

Sal 68. Himno de guerra y victoria, al estilo de Débora

Salmo 69. Oración desde el hondo desconsuelo, por causa de la verdad

Salmo 70. Grito de un perseguido, pidiendo ayuda

Sal 71. Oración de un siervo de Dios anciano pidiendo ayuda divina

Sal 72. Oración por la paz y el Ungido de Dios 

Libro 3. Sal 73-89

Sal 73. Tentación de apostasía vencida

Sal 74. Invocación a Dios, contra la persecución y la violación del templo  

Sal 75 Viene el juez con la copa de la ira

Sal 76. Alabanza de Dios tras haber realizado su juicio

Sal 77. Consuelo que deriva del pasado en años de aflicción

Sal 78. Historia de Moisés a David: un espejo que avisa

Sal 79. Oración de súplica en tiempo de devastación, matanza y burla

Sal 80. Oración pidiendo ayuda de Dios

Sal 81. Fiesta de Verano. Saludo y discurso

Sal 82 El juicio de Dios sobre los dioses de la tierra

Sal 83. Grito a Dios en contra de la alianza enemiga

Sal 84 Anhelo por la casa de Dios y la felicidad de habitar en ella

Sal 85. El pueblo antes favorecido pide a Dios que le favorezca de nuevo

Sal 86. Oración de un piadoso perseguido

Sal 87. Sión, todos han nacido en ella

Sal 88. Lamentación de un paciente que sufre como Job

Sal 89. Pidiendo a Dios que renueve sus misericordias a David

Libro 4. Sal 90-106

Sal 90. Refugiado en la ternura de Dios, contra el juicio airado de la muerte

Sal 91. Canto de agradecimiento en tiempo de guerra y peste

Sal 92. Pensamientos sabáticos

Sal 93. El trono real sobre el mar de los pueblos

Sal 94. El Consuelo de la oración bajo la opresión de los tiranos

Sal 95. Adorar a Dios y obedecer su Palabra

Sal 96. Saludo ante la venida del reino de Dios

Sal 97. Llegada del reino; Dios juez y salvador

Sal 98. Saludos al Dios conocido por su justicia y salvación

Sal 99. Canto de alabanza en honor del tres veces Santo

Sal 100. Canto universal para servicio del Dios verdadero

Sal 101. Deseos o votos para el rey

Sal 102. Oración de uno que sufre, por sí y por Jerusalén en ruinas

Sal 103. Himno en honor del Dios todo compasivo

Sal 104. Himno en honor al Dios de los siete días

Sal 105. Himno de acción de gracias al Dios de la historia de Israel

Sal 106. Infidelidad de Israel desde Egipto, fidelidad de Dios hasta el presente 

Libro 5. Sal 107-150

Sal 107. Dar gracias a Dios porque supera las calamidades

Sal 108. Dos fragmentos elohistas vinculados entre sí

Sal 109. Imprecación contra aquel que prefiere maldición a bendición

Sal 110. El rey sacerdote a la derecha de Dios

Sal 111. Salmo alfabético en alabanza de Dios

Sal 112. Salmo alfabético, alabanza de aquellos que temen a Dios

Sal 113 Aleluya a Aquel que eleva a los pobres

Sal 114 Conmoción de la naturaleza ante el Dios que redime de Egipto

Sal 115. Invocar al Dios vivo, rescatar el honor de su nombre

Sal 116. Canto agradecido de uno que ha escapado de la muerte

Sal 117. Invitación a los pueblos para que entren en el Reino de Dios

Sal 118. Canto de fiesta para la dedicación del nuevo templo

Sal 119. Veintidós series de aforismos de un perseguido por la fe

Sal 120-134.Los veinte salmos graduales

Sal 120. Grito de tristeza de un hombre rodeado por violentos

Sal 121. El Consuelo de la protección divina

Sal 122. Una mirada de buen deseo a la ciudad de los peregrinos

Sal[U1]  123. Mirada más alta al Señor en tiempos de desprecio

Sal 124. Liberador de la muerte, en el agua y en la trampa

Sal 125. Baluarte de Israel, contra la tentación de apostasía

Sal 126. Sembrar con lágrimas, cosechar con alegría

Sal 127. Todo depende de la bendición de Dios

Sal 128. Prosperidad de la familia de temerosos de Dios

Sal 129. El fin de los opresores de Israel

Sal 130. De profundis

Sal 131. Como niño en manos de Dios

Sal 132. Por Dios y la casa de David

Sal 133. Por la amistad fraterna

Sal 134. Vigilia nocturna ante el santuario

Sal 135. Aleluya a cuatro voces: Dios de Israel, Dios de los dioses

Sal 136. Dad gracias al Señor porque es bueno

Sal 137, Sobre los ríos de Babilonia

Sal 138, Mediador y perfeccionador

Sal 139. Adorar a Dios, omnisciente y omnipotente

Sal 140. Oración protectora, contra malvados y poderosos

Sal 141. Oración de la tarde, en tiempos de Absalón

Sal 142. Grito desde la prisión para el bien de los amigos

Sal 143. Ansia de misericordia desde una dura prisión

Sal 144. Pidiendo valentía a Dios ante un combate decisivo

Sal 145. Himno de alabanza al Dios que es todo-generoso

Sal 146. Aleluya a Dios, el único socorro verdadero

Sal 147. Aleluya al que sostiene todo y restaura a Jerusalén

Sal 148. Aleluya de todas las creaturas del cielo y de la tierra

Sal 149. Aleluya: El Dios de la Victoria y de Pueblo elegido

Sal 150. Aleluya final

[1] He tomado como texto base la cuarta edición de obra conjunta de C. F. Keil, Biblischer Commentar über über die Poetischen Bücher des Alten Testaments, Viertel Theil, Poetische Bücher I: Die Psalmen, Vierte üeberarbeitete Auflage,Dörffling und Franke, Leipzig41883/1884, 964 págs, con un epílogo y un excurso geográfico de 27 páginas que no hemos considerado necesario incluir.

[2] Alonso Schökel, L. – Carniti, C., Salmos I-II, Estella 1992

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