Con algo de antelación sobre el horario previsto, el vuelo de Alitalia que transporta la comitiva papal aterrizó en el aeropuerto de Ciampino. A falta de lo que haya dado de sí la tradicional rueda de prensa en el avión, concluye un histórico viaje a Irak. Y lo hizo con una promesa, realizada a miles de metros de altura: un futuro viaje del Papa a Siria.
Han sido varias las referencias de Bergoglio al "amado pueblo sirio", durante sus discursos en Irak. Y es que la suerte de los cristianos iraquíes es muy similar a la de los fieles de Siria, que también han sufrido el zarpazo del terrorismo islámico, y también han tenido que huir, en masa, encontrándose con un camino repleto de peligros, horror y, en muchas ocasiones, la muerte.
A diferencia del vuelo de ida, a la vuelta Francisco sobrevoló suelo de Siria, Turquía y Albania, antes llegar a Italia. Nada más