El Papa denuncia a los "cristianos tibios y sin consistencia", los "mentirosos de la fe" Francisco : "No solo Pilatos se lavó las manos"
"Muchos cristianos se lavan las manos ante los desafíos de la cultura, los desafíos de la historia, los desafíos de las personas de nuestro tiempo; incluso ante los desafíos más pequeños"
“Si el Señor nos pusiera también a nosotros a la prueba, nunca entraríamos en el Paraíso y, ay de nosotros si entonces se lavara las manos con nosotros"
"Acorralar a Dios y lavarse las manos son dos actitudes peligrosas, porque es como desafiar a Dios"
"Acorralar a Dios y lavarse las manos son dos actitudes peligrosas, porque es como desafiar a Dios"
"No solo Pilatos se lavó las manos; también estos se lavan las manos: 'No sabemos'. No entrar en la historia de los hombres, no involucrarse en los problemas, no luchar por hacer el bien, no luchar para curar a tanta gente que tiene necesidad... Mejor no. No nos manchemos". El Papa Francisco criticó esta mañana las actitudes de los “cristianos tibios y sin consistencia”, que “se lavan las manos” ante los desafíos del mundo de hoy.
“Pensemos en lo que pasaría si el Señor lo hiciera con nosotros”, señaló Bergoglio en su homilía en la misa de Casa Santa Marta.
“Si el Señor nos pusiera también a nosotros a la prueba, nunca entraríamos en el Paraíso y, ay de nosotros si entonces se lavara las manos con nosotros".
Durante su homilía, Francisco ha definido estas actitudes como “hipócritas de educados”, los que colocan “en un rincón a la gente, porque es gente sucia, gente sin hogar o los que huelen mal”. O quienes piensan “yo delante de esto me lavo las manos, porque son sus asuntos”.
“Jesús exhortaba a la gente, la sanaba, enseñaba y hacía milagros, y así irritaba a los sumos sacerdotes, porque con su dulzura y dedicación al pueblo atraía a todos hacia Sí. Mientras que ellos, los funcionarios, eran respetados por la gente, pero no se les acercaban porque no confiaban en ellos", destacó el Papa. Los fariseos, entonces, se ponen de acuerdo “para acorralar a Jesús", negándole la autoridad. “No eres sacerdote, un doctor de la ley, no has estudiado en nuestras universidades. No eres nada”, le dijeron.
Contra "los mediocres, los mentirosos de la fe"
Frente a esto, “la actitud de los mediocres, de los mentirosos de la fe”, que se lavan las manos. Que “no entran en la historia de los hombres, no meterse en problemas, no luchar por hacer el bien, no luchar por curar a tanta gente que necesita... Mejor que no. No nos ensuciemos”.
“Estas son dos actitudes de cristianos tibios, de nosotros -como decía mi abuela- "cristianos al agua de rosas"; cristianos así: sin consistencia. Una actitud es la de acorralar a Dios: "O me haces esto o no voy a ir más a la iglesia". ¿Y qué dice Jesús? "Vete, vete. Arréglatelas"”
“Muchos cristianos se lavan las manos ante los desafíos de la cultura, los desafíos de la historia, los desafíos de las personas de nuestro tiempo; incluso ante los desafíos más pequeños. Cuántas veces oímos al cristiano tacaño delante de una persona que pide limosna y no la da: "No, no, no doy porque entonces estos se emborrachan". Se lavan las manos. “No quiero que la gente se emborrache y no doy limosna”. "Pero no tiene que comer..."
"Son problemas suyos: no quiero que se emborrache". Lo oímos muchas veces, muchas veces. Acorralar a Dios y lavarse las manos son dos actitudes peligrosas, porque es como desafiar a Dios. Pensemos qué pasaría si el Señor nos acorralara. Nunca entraríamos en el paraíso. ¿Y qué pasaría si el Señor se lavara las manos con nosotros? Pobre de nosotros”.