El Papa invita a "iluminar las tinieblas de esta mundo" en su Bendición Urbi et Orbi Francisco: "Jesús sigue llamando a los esclavos de todos los tiempos, también hoy, a salir de sus prisiones"
Irak, Siria, Tierra Santa, Líbano, Venezuela, Ucrania, Congo, Centroáfrica, Yemen, Burkina Faso, Malí, Níger y Nigeria, en la 'lupa' de Bergoglio esta Navidad
“Que el pequeño Niño de Belén sea esperanza para todo el continente americano, donde diversas naciones están pasando un período de agitaciones sociales y políticas”
"La injusticia los fuerza a sufrir abusos indecibles, esclavitudes de todo tipo y torturas en campos de detención inhumanos. La injusticia les niega lugares donde podrían tener la esperanza de una vida digna y les hace encontrar muros de indiferencia"
"La injusticia los fuerza a sufrir abusos indecibles, esclavitudes de todo tipo y torturas en campos de detención inhumanos. La injusticia les niega lugares donde podrían tener la esperanza de una vida digna y les hace encontrar muros de indiferencia"
Es uno de los mensajes más esperados del Papa. Ante una abarrotada plaza de San Pedro, Francisco sale al balcón de las bendiciones, el mismo por el que, ahora hace casi siete años, se asomó para presentarse como nuevo Papa, para proclamar la bendición 'a la ciudad y al mundo'. Una bendición que ya no se pronuncia en distintos idiomas, y que Bergoglio aprovecha para hacer un repaso de la actualidad mundial.
“Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz Navidad!”, arrancó Francisco, tras el tradicional intercambio de himnos entre la banda del ejército italiano y la orquesta vaticana. “Su nombre es Jesús, que significa Dios Salva”, explicó el Papa, indicando que Dios nos lo entregó “con inmensa misericordia. Lo entregó para todos. Lo dio para siempre. Y Él nació, como pequeña llama encendida en la oscuridad y en el frío de la noche”.
“Aquel Niño, nacido de la Virgen María, es la Palabra de Dios hecha carne”, dijo Bergoglio. La misma Palabra que orientó los pasos de Abrahán “y sigue atrayendo a quienes confían en las promesas de Dios”, que “continúa llamando a los esclavos de todos los tiempos, también hoy, a salir de sus prisiones”.
Porque, pese a la luz de Jesús, “hay tinieblas en los corazones humanos”, admitió el Papa. “Hay tinieblas en las relaciones personales, familiares, sociales, pero más grande es la luz de Cristo. Hay tinieblas en los conflictos económicos, geopolíticos y ecológicos, pero más grande es la luz de Cristo”.
Oriente Medio, Siria y la mediación internacional
“Que Cristo sea luz para tantos niños que sufren la guerra y los conflictos en Oriente Medio y en diversos países del mundo”, señaló Francisco, haciendo un repaso a la situación mundial. “Que sea consuelo para el amado pueblo sirio, que todavía no ve el final de las hostilidades que han desgarrado el país en este decenio”.
“Que remueva las conciencias de los hombres de buena voluntad”, pidió, refiriéndose a la región. “Que inspire a los gobernantes y a la comunidad internacional para encontrar soluciones que garanticen la seguridad y la convivencia pacífica de los pueblos de la región y ponga fin a sus sufrimientos”. También, un “apoyo para el pueblo libanés”, para que “pueda salir de la crisis actual y descubra nuevamente su vocación de ser un mensaje de libertad y de armoniosa coexistencia para todos”.
También, en Tierra Santa. “Que el Señor Jesús sea luz para la Tierra Santa donde Él nació, Salvador del mundo, y donde continúa la espera de tantos que, incluso en la fatiga, pero sin desesperarse, aguardan días de paz, de seguridad y de prosperidad”, y que “sea consolación para Irak, atravesado por tensiones sociales, y para Yemen, probado por una grave crisis humanitaria”.
Esperanza en el diálogo en Venezuela
Y América, siempre América. “Que el pequeño Niño de Belén sea esperanza para todo el continente americano, donde diversas naciones están pasando un período de agitaciones sociales y políticas”, insistió el Papa, que hizo especial referencia a Venezuela. “Que reanime al querido pueblo venezolano, probado largamente por tensiones políticas y sociales, y no le haga faltar el auxilio que necesita”, y “que bendiga los esfuerzos de cuantos se están prodigando para favorecer la justicia y la reconciliación, y se desvelan para superar las diversas crisis y las numerosas formas de pobreza que ofenden la dignidad de cada persona”.
“Que el Redentor del mundo sea luz para la querida Ucrania, que aspira a soluciones concretas para alcanzar una paz duradera”, añadió.
Del mismo modo, pidió que Jesús “recién nacido sea luz para los pueblos de África, donde perduran situaciones sociales y políticas que a menudo obligan a las personas a emigrar, privándolas de una casa y de una familia”. Así, pidió la paz en República Democrática del Congo, “martirizada por conflictos persistentes”.
Misioneros víctimas en África
“Que sea consuelo para cuantos son perseguidos a causa de su fe, especialmente los misioneros y los fieles secuestrados, y para cuantos caen víctimas de ataques por parte de grupos extremistas, sobre todo en Burkina Faso, Malí, Níger y Nigeria”, recordó.
Y, especialmente, recordó a los migrantes y refugiados, que “a causa de estas y otras injusticias, deben emigrar con la esperanza de una vida segura. La injusticia los obliga a atravesar desiertos y mares, transformados en cementerios. La injusticia los fuerza a sufrir abusos indecibles, esclavitudes de todo tipo y torturas en campos de detención inhumanos. La injusticia les niega lugares donde podrían tener la esperanza de una vida digna y les hace encontrar muros de indiferencia”.
“Que el Emmanuel sea luz para toda la humanidad herida”, culminó Bergoglio, quien pidió a Jesús que “ablande nuestro corazón, a menudo endurecido y egoísta, y nos haga instrumentos de su amor” y que, “a través de nuestros pobres rostros, regale su sonrisa a los niños de todo el mundo, especialmente a los abandonados y a los que han sufrido a causa de la violencia”.
“Que, a través de nuestros brazos débiles, vista a los pobres que no tienen con qué cubrirse, dé el pan a los hambrientos, cure a los enfermos. Que, por nuestra frágil compañía, esté cerca de las personas ancianas y solas, de los migrantes y de los marginados. Que, en este día de fiesta, conceda su ternura a todos, e ilumine las tinieblas de este mundo”, finalizó.
Bendición Urbi et Orbi del Papa Francisco 2019 by Religión Digital on Scribd
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