APRENDER LOS TIEMPOS DEL MAESTRO.

¡Al hombre de hoy día le interesa hacer muchas cosas y a la vez cada día, y así todos los días y así se cree feliz!

¡¡Al Maestro de hoy en día, No le interesa que hagas bien o que no hagas ni una sola cosa bien al día!! El no anota, ni considera en una balanza la cantidad de cosas que haces bien con tu esfuerzo para llenarte de no se qué felicidad.

A Él no le importan tus triunfos. NO LE IMPORTA, NO LO TIENE EN CUENTA. Que una vez Ganaras las Olimpiadas  con medalla de Oro. Que tuvieras Premio Fin de Carrera, o que fueras Astronauta.

Que trabajaras en la famosa multinacional ó fueras un brillante ejecutivo o profesor doctor en esa.prestigiosa Universidad.

Que tuvieras don de gentes para convencer a todos y salir "con la chica más guapa" Que fueras el colega más guay y divertido del barrio. El trabajador más brillante de la oficina. El mejor jugador de fútbol de tu equipo, el más animoso y jotero de todo el karaoke.

¡A Jesús solo le interesa que no tengas prisa en amar! Que no tengas tanta prisa por sentir y ganar y adelantar a todo y a todos y hasta al tiempo. Que no corras detrás de ti, para adelantar a tu yo ideal ya que nunca lo conseguirás.

Ni que intentes adelantar y dejar fuera de tu vista a tu Yo real. Le interesa, que aprendas a Vivir con el corazón, no con la cabeza. Que te fíes más de tus intuiciones de tu espíritu, de tu maestro interior, que de tus corazonadas y cabezonadas.

Que entres en la dimensión real del NoTiempo de tu Maestro interior. Él, que todo lo puede, Te puede dar el equilibrio para Vivir Acompasado con el Tiempo y Acompasado con tu espíritu interior, con tu Maestro.

Desde ahí entenderás a confiar y a vivir desde tu Maestro interior, que no es fácil no por ser difícil ni imposible, sino por volver a nacer otra vez y esto puede espantar a cualquiera que no lo quiera hacer con verdadero y humilde convencimiento.

Y una vez que se ha dado este paso, es entonces cuando uno comienza a amar a todo y estar en la dimensión del Todo, que no es otra cosa que estar por ese amor en todas las cosas y conocer el interior del prójimo, sabiendo cómo debemos actuar, no por razonamiento lógico, sino por obra del Espíritu.

Y así seremos seres de luz, de paz y bien, de sabiduría y amor. Y así seremos maestros hospitalarios de carne y de hueso y también seres evolucionados y luminosos.