NOS TROPEZAMOS MUCHAS VECES CON NOSOTROS.
NOS TROPEZAMOS MUCHAS VECES CON NOSOTROS.
Impresiona y mucho rezar a nuestro amigo Jesús y atrevernos a contarle muchos secretos.
¡Impresiona más todavía el no contar esos secretos a los que decimos que queremos.
¡No te has dado cuenta, que Jesús está todos los días en el salón de tu casa, y en la habitación que descansas y en la mesa que compartimos al partir el pan!
Nos tropezamos muchas veces; cuando valoramos más a los de fuera que a los de nuestra propia familia.
Nos tropezamos muchas veces; cuando buscamos el cariño y la aceptación fuera de nuestra casa.
Nos tropezamos muchas veces; cuando escribimos preciosos textos de amor y solidaridad y no somos solidarios con los de nuestra propia casa.
Nos tropezamos muchas veces; cuando intentamos ser agradables para los demás, pero para tener un pequeño gesto en nuestra casa, eso es insoportable.
Nos tropezamos muchas veces; cuando queremos ejercer de testigos de Jesús y rezamos por nuestra comunidad y estamos dispuestos a pelear por la iglesia de nuestra parroquia, pero no hacemos lo mismo con los nuestros.
Nos tropezamos muchas veces; cuando hacemos todo con egoísmo y queremos que nos quieran y nos recompensen y no somos capaces de escuchar a los nuestros.
Nos tropezamos. muchas veces; cuando no amamos y no escuchamos a los nuestros y esa es la Voz urgente de lo que Jesús quiere de ti.
Nuestro primer ministerio será nuestra familia, si aquí tropiezas , ten la seguridad plena que no tendrás éxito en lo que hagas.
Te lo aseguro; si has sabido con honestidad y alegría poner en primer lugar a Jesús en tu vida, todo lo que hagas te saldrá bien, porque tu primera misión será la del amor y alentar todos los días de tu vida a la familia que ha elegido Jesús para ti.
Si reflexionas un poquito todo esto, serás un ser de luz para Jesús, tu familia y el resto del mundo.
No me creo una oracion liberadora integral, si antes no se ha practicado esta oración en nuestra iglesia doméstica: que es nuestra familia y si esto no lo practicamos no tengamos la caradura de rezar a Jesús y atrevemos a decir en publico y en privado que lo que más queremos es a los nuestros.
Es posible acordarse del buen Alzheimer y olvidarse de uno mismo para hacer dichosos a los que te quieren.