La fiesta de navidad y el culto al sol
Que navidad haya sustituido a una fiesta pagana en honor del sol aparece en los más antiguos testimonios. El más importante es el "Cronógrafo del 354". Entre otras informaciones de tipo civil, en él encontramos dos listas de aniversarios: una de obispos (Depositio Episcoporum) y otra de mártires (Depositio Martyrum). Después de haber dejado constancia en su calendario civil de la fiesta pagana: «Día VIII antes de las kalendas de enero: fiesta del sol Invicto», a continuación, encabezando la lista de la Depositio Martyrum, escribe : «El día octavo antes de las kalendas de enero nació Cristo en Belén, en tierra de Judá».
Estas palabras que, como acabo de indicar, corresponden a un documento de tipo civil y de tono más bien aséptico y frio, demuestran claramente la confluencia, en el mismo día 25 de diciembre, de las dos fiestas: la del Natalis Invicti y la del nacimiento de Cristo. Esta última, instituida por la Iglesia, irá consolidándose cada vez más, no simplemente como una réplica en contra de la fiesta solar, sino como una verdadera superación o potenciación cristiana de la misma.
Son muy interesantes, a este propósito, las palabras de autor desconocido del siglo IV: «El Señor nació en el mes de diciembre, en pleno invierno, el día octavo antes de las kalendas de enero (25 de diciembre), cuando se prensan las olivas maduras para el aceite, cuando se siembran los campos, cuando nacen los corderos y cuando se podan las viñas.... Los paganos] llaman a este día nacimiento del sol invicto. Pero ¿quién es más invicto que nuestro Señor, que anuló y venció a la muerte? Y si ellos llaman a este día nacimiento del sol, él es el sol de justicia, de quien ha dicho el profeta Malaquías: Divinamente terrible, se afianzará entre nosotros su nombre como sol de justicia».
Sería una ingenuidad, sin embargo, pensar que la navidad cristiana desbancó de la noche a la mañana la fiesta pagana del Natalis Invicti. La persistencia de grupos paganos que siguieron celebrando el nacimiento de Helios el mismo día 25 de diciembre aparece atestiguada en algunos sermones de san Agustín.
El culto a Helios, en coincidencia con la fiesta cristiana del 25 de diciembre, se mantuvo en Roma por largo tiempo. En el lenguaje popular, por ejemplo, permanecieron vivos algunos vocablos y expresiones, pertenecientes al campo de la heliolatría, que la Iglesia fue asumiendo e incorporando a su propio lenguaje, llenándolos de contenido cristiano. Para celebrar el Natalis Invicti se encendían en Roma muchas hogueras y antorchas en las calles y en las plazas. Al amanecer, la gente, penetrada de profundo temor, se postraba reverente ante el disco áureo del sol naciente. Parece incluso que algunos cristianos poco escrupulosos llegaron a conservar algunas prácticas religiosas relacionadas con la fiesta del Natalis.
Estas referencias cósmicas a la luz del sol y a la creciente claridad del día aparecen también en los textos litúrgicos de la tradición occidental. Un simple recorrido superficial por los sacramentarios bastarla para comprobarlo. Pero voy a prescindir de ello para no atormentar la paciencia del lector con más citas.