Es el párroco de la Iglesia Ortodoxa Rusa en España Andréy Kórdochkin: "En mi comunidad hay rusos que están absolutamente en contra de la guerra en Ucrania"

Andréy Kórdochkin
Andréy Kórdochkin

"Estamos viviendo la guerra desde la distancia en el sentido geográfico, pero en nuestro interior está muy cerca de cada uno de nosotros. Es algo mucho más profundo y complicado que una ruptura entre dos naciones"

"Esta guerra también es una ruptura entre las generaciones. Tengo 45 años, hablo con gente de mi generación y me cuentan de la pérdida del entendimiento con sus padres. Ambas partes piensan que el otro es una víctima de la propaganda y que le falta una información objetiva"

"Nuestro papel es siempre lo mismo: mandar el mensaje del arrepentimiento, de cambiar la vida, de responder al Evangelio. Hay un peligro grande por parte de las Iglesias de sustituirlo por la proclamación de una superioridad étnica, moral o cualquier otro tipo"

El próximo 30 de julio, Andréy Kórdochkin (San Petersburgo, 1977) cumplirá veinte años al frente de la Iglesia Ortodoxa Rusa de España. Aquel año, según disposición del Santísimo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, fue enviado a Madrid a desempeñar el cargo de párroco en la Iglesia de la Natividad de Cristo.

Formado en Gran Bretaña, donde cursó estudios en la facultad de Teología de la Universidad de Oxford, el deán de la Catedral de Santa María de Magdalena, en Hortaleza, niega tajante la justificación religiosa que los líderes del Patriarcado de Moscú han querido dar a la invasión de Ucrania por Putin, esa especie de lucha del bien contra el mal, a la que se ha referido en los últimos días también el presidente ruso.

Asegura que, aunque entre los más o menos doscientos miembros de su comunidad en España conviven rusos y ucranianos, "no somos perfectos y hay división entre la gente", él, como sus fieles, "sentimos un dolor profundo" y "no entienden cómo las personas responsables de guardar la unidad de la Iglesia hablan no de la paz, sino de la victoria de un partido sobre el otro, y así causan la división eclesiástica".

Una ruptura entre generaciones

Se cumple el primer aniversario de la guerra en Ucrania. ¿Cómo se vive desde la distancia un conflicto que ha separado también espiritualmente a quienes la están padeciendo?

Estamos viviendo la guerra desde la distancia en el sentido geográfico, pero en nuestro interior está muy cerca de cada uno de nosotros. Es algo mucho más profundo y complicado que una ruptura entre dos naciones. Por ejemplo, en nuestra comunidad hay rusos que están absolutamente en contra de la guerra, y unos ucranianos que están seguros de que su país está siendo liberado. Pero también es una ruptura entre las generaciones. Tengo 45 años, hablo con gente de mi generación y me cuentan de la pérdida del entendimiento con sus padres. Ambas partes piensan que el otro es una víctima de la propaganda y que le falta una información objetiva.

Andréy Kórdochkin, sacerdote de Iglesia ortodoxa rusa en España.
Andréy Kórdochkin, sacerdote de Iglesia ortodoxa rusa en España.

La mayor parte de su comunidad son ucranianos y usted es ruso. La convivencia, pues, es posible…

No somos perfectos, hay división entre la gente. Pero en algún sentido somos un lugar único, no puedo pensar de otro modo estando en Madrid, donde los rusos y ucranianos pueden estar juntos voluntariamente.

¿Qué siente usted cuando desde el Patriarcado se bendice la invasión de Ucrania? ¿Cómo lo vive su comunidad en Madrid?

Yo siento un dolor profundo, pero no es el mío propio, es el de nuestros fieles, de mis amigos en Rusia y en Ucrania, que no entienden cómo las personas responsables de guardar la unidad de la Iglesia hablan no de la paz, sino de la victoria de un partido sobre el otro, y así causan la división eclesiástica.

El peligro siempre está en la intervención del Estado en los asuntos religiosos

La guerra ya ha causado la ruptura entre la Iglesia ortodoxa rusa y la ucraniana. ¿Cree que será posible volver a la unidad? ¿Qué tendría que pasar?

No creo que volvamos a la unidad administrativa, pero eso es lo que menos me preocupa a mí de todo lo que está sucediendo. La Iglesia ortodoxa es distinta de la Iglesia católica en el sentido de que no es centralizada, son varias iglesias autocéfalas y la apariencia de una más no presenta un peligro para la unidad de la Iglesia, aunque históricamente a veces las autocéfalas han tardado en conseguir su reconocimiento. La iglesia canónica, encabezada por el metropolita Onufrios no está reconocida por las otras como autocéfala, pero es una cosa de tiempo.

El peligro siempre está en la intervención del Estado en los asuntos religiosos, en este caso, el Estado ucraniano.

¿Cree, desde el punto de vista de la fe, que esta guerra está justificada, como han dicho los líderes rusos?

No.

Cuando llegue la paz, ya sea por la derrota de una de las partes o por la negociación, ¿qué papel debería jugar la Iglesia ortodoxa? ¿Tendrá suficiente credibilidad todavía para ser punto de encuentro?

Nuestro papel es siempre lo mismo: mandar el mensaje del arrepentimiento, de cambiar la vida, de responder al Evangelio. Hay un peligro grande por parte de las Iglesias de sustituirlo por la proclamación de una superioridad étnica, moral o cualquier otro tipo.

En el Antiguo Testamento nos encontramos con el ejemplo del profeta Jonás. En el libro, él proclama el arrepentimiento pero al final queda el único sin arrepentimiento. Espero que no nos encontraremos en su situación.

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