El Nuncio 'abre' el nuevo curso en la Santina de Covadonga Bernardito Auza: "Ahora nos toca acompañar asumiendo el dolor que este mundo intenta ocultar"
El representante de Francisco en España quiso hacer llegar "la cercanía y el cariño del Papa muy en particular a cuantos sufren necesidades"
| RD/Iglesia en Asturias
El nuncio apostólico de Su Santidad, Bernardito Auza, ha inaugurado la novena a la Santina, como se conoce a la Virgen de Covadonga. Lo ha hecho en su santuario hablando de la situación actual. "A ejemplo de María, Nuestra Madre, nos toca, como insiste Francisco, acompañar asumiendo el dolor, el sufrimiento que este mundo intenta ocultar sin conseguirlo".
"El sufrimiento no es excusa para nuestra compasión efectiva", recalcó el nuncio, quien invitó a los fieles a sufrir "con las formas que improvisa el amor de Dios en los corazones que quieren corresponderle".
Tras las fuertes lluvias de la mañana, el tiempo en Covadonga se serenó y el sol acompañó así la breve entrada de los sacerdotes concelebrantes desde la Sala Capitular hasta la Basílica, donde a las seis de la tarde daba comienzo, este domingo 30 de agosto, la Novena en honor a la Santina de este año.
Bajo el lema «María, fuente de alegría y esperanza», el Nuncio Apostólico en España, Mons. Bernardito Auza inauguraba el novenario, acompañado por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, el Abad de Covadonga, Adolfo Mariño Gutiérrez, el resto del Cabildo y sacerdotes de varias parroquias que acudieron con sus feligreses.
Al comenzar, el Abad de Covadonga realizó un breve saludo a todos los fieles asistentes y a las personas que se encontraban viendo la Novena en directo a través del Canal de YouTube del Santuario. También se dirigió al señor Nuncio, agradeciendo su «presencia y cercanía». «Covadonga –usted ya lo habrá observado– siempre sabe a hogar, a casa encendida donde una Madre acoge a sus hijos. Ella es fuente de esperanza y alegría en estos tiempos difíciles. En este rincón del Principado de Asturias, pulmón espiritual de nuestra diócesis, siempre será bienvenido. Le deseo de corazón que Dios siga bendiciendo su apostolado en tierras de España».
En su homilía, el Nuncio Apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, quiso «hacer llegar la bendición y un afectuoso saludo del Santo Padre a todos los devotos de la Santísima Virgen». «Así mismo, –dijo– como representante suyo en España, expreso la cercanía y el cariño del Papa muy en particular a cuantos sufren necesidades».
Mons. Auza recordó que, ante la petición que le hizo el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, de acudir a inaugurar la Novena a la Santina 2020, «se despertó en mí el deseo de acudir a este lugar santo, recordando el ánimo de tantos peregrinos, entre los que se encuentra san Juan Pablo II que hizo su peregrinación a este Santuario los días 20 y 21 de agosto de 1989. Vino a dormir aquí, a Covadonga, al día siguiente rezó ante la Virgen, celebró misa y subió a los lagos, donde meditó y realizó una excursión». «Dos años y medio antes –explicó el Nuncio ante los asistentes– en los días navideños de 1986, yo también hice mi peregrinación a este Santuario. Es para mí un doble placer y un doble honor volver a Covadonga y ver una vez más este privilegiado lugar de España, lugar referente de asturianos y españoles, en cuyo corazón reside el amor a la Santina».
«Aquí –afirmó el representante del Santo Padre en nuestro país– tocamos la historia y palpamos la fe de tantos siglos y generaciones, y de la fe sentida y comprometida en la realidad de la vida, llena de gozos y de dolor nos habla precisamente hoy el evangelio de este domingo».
Finalizó su homilía deseando que «en los días de esta Novena que hoy empezamos, en estas circunstancias en las que toca vivir ahora, aumente nuestra confianza en Jesús y en María, recordando la exhortación que desde esta Cueva Santa os hizo el santo padre san Juan Pablo II, que dijo: si queréis construir una Asturias más unida y solidaria, no podéis prescindir de esa nueva fuente de espiritual energía que hace más de doce siglos brotó de estas montañas a impulsos de la cruz de Cristo y de la presencia materna de María nuestra Madre”.
Tras la Eucaristía, tuvo lugar el rezo del Santo Rosario en la misma Basílica, suprimiendo así la tradicional procesión con la Virgen hasta la Santa Cueva, debido a las circunstancias sanitarias, y la celebración finalizó así, casi dos horas más tarde, con unas palabras por parte de Mons. Jesús Sanz, quien agradeció al señor Nuncio su «gesto paternal» al «querer acompañarnos» en la inauguración de esta Novena, y rogándole además que «transmita a nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, nuestra devoción filial y que desde aquí rezamos por él, su persona, sus intenciones y por toda la Iglesia».