El pasado lunes, 12 de junio, se cerró el plazo de inscripciones y este jueves, día 15 de junio, tendrá que estar todo enviado a la organización en Lisboa. «Es un encaje de bolillos», continúa la voluntaria, para que «nadie se quede en tierra», porque en Madrid se han organizado cuatro planes distintos con dos modalidades cada uno —con o sin transporte—.
«Al ser mi primera JMJ y haber tanta gente apuntada, me agobia un poco», pero Rocío tiene claro que «hay cosas que hay que confiar mucho en que Dios esté». Y esta es, precisamente, «la parte bonita», la de «encontrar a Dios» en todo ello.
Sueño cumplido
El grueso de la ayuda de Rocío será en esta fase de Madrid, pero ella no solo será voluntaria con la Delegación de Jóvenes; los días grandes de la JMJ estará también al servicio de su grupo de la parroquia Nuestra Señora de Europa. Ya tiene experiencia como voluntaria, lo fue en el Camino de Santiago organizado el año pasado con motivo de la Peregrinación Europea de Jóvenes.
Rocío asegura que tenía muchas ganas de colaborar desde el primer evento al que acudió con la Delegación de Jóvenes, que fue una peregrinación mariana a Lourdes y a la basílica del Pilar en 2019. «Me gustó muchísimo y pensé que, siendo peregrina, me encantaría llegar a ser voluntaria». Un sueño hecho realidad.