"¿Podríamos de manera periódica vivir un 'confinamiento dominical'?" Luis Argüello: Las enseñanzas de la pandemia son "el mejor homenaje a las miles de víctimas"
El secretario general del episcopado y portavoz de la CEE enumera en un artículo las lecciones de la pandemia: "el redescubrimiento de lo esencial", el "don de la vida", la eucaristía como "Domingo", la familia como "iglesia-doméstica", "los cuidados", la "fraternidad" y la "naturaleza"
Dice que, mirando a Jesucristo, "víctima de las víctimas", incluso en medio de pérdidas y dificultades los cristianos pueden "recibir una luz que nos ayude a descubrir las consecuencias salvíficas de todo sufrimiento"
En una columna publicada en la revista Ecclesia, el secretario general del episcopado español, Luis Argüello, reúne las que considera lecciones de la pandemia. El también portavoz de la Conferencia Episcopal dice que, mirando a Jesucristo, "víctima de las víctimas", incluso en medio de pérdidas y dificultades los cristianos pueden "recibir una luz que nos ayude a descubrir las consecuencias salvíficas de todo sufrimiento".
Tras meses enfrentando la pandemia del coronavirus y los efectos igualmente devastadores que ha traído con ella, el obispo auxiliar de Valladolid afirma que las enseñanzas de la pandemia son "el mejor homenaje a las miles de víctimas que han padecido sus daños y perjuicios".
Enumerando una serie de enseñanzas de la que denomina "escuela de la fragilidad", el artículo de opinión comienza señalando "el redescubrimiento de lo esencial" que ha propiciado la rutina en cuarentena. Del mismo modo, Argüello celebra "el don de la vida", que con frecuencia no se agradece sino frente a la muerte, y nos invita a preguntarnos: "¿Cuido la vida?".
Otra de las enseñanzas de la pandemia, según Argüello, se trata de la conciencia de los fieles de que "sin el Domingo no se puede vivir", al tener que experimentar el "ayuno eucarístico". Subrayando que la fe conoce "otras presencias" de aproximación a Dios ("los pobres"...), Argüello no obstante defiende que el "Domingo", con mayúsculas, "día del Señor y de la Iglesia, es también día de la humanidad y la creación nuevas".
El prelado lo propone como manera de acercarnos a la renovación en esta época de crisis y de "normalidad" extraña. "¿Podríamos de manera periódica vivir un 'confinamiento dominical'?", se cuestiona. Reconociendo que la cuarentena impuesta "ha ayudado a la interrupción del imparable ritmo del trabajo y el consumo, a descubrir otras perspectivas en las relaciones familiares y vecinales"...
Insistiendo en esa parte positiva del encierro, Argüello imagina "un domingo sin coche o sin exceder una cierta distancia, sin tiendas ni trabajos productivos, donde todos estuviéramos llamados a buscar actividades de familiaridad y cercanía, espirituales y artísticas". "La vivencia católica del Domingo puede ayudar a la recuperación social de una jornada que invite a replantear el sentido de la interrelación entre vida, afectos, trabajo, fiesta y descanso", concluye.
A continuación, el portavoz de la CEE nombra como otra enseñanza el fortalecimiento de "la familia-iglesia doméstica", expresando que "también el hogar ha sido convocado a ser aula de la escuela y patio de juegos; en la familia se ha cuidado a enfermos ante las dificultades hospitalarias", etc. Reconociendo el "crecimiento de la oración familiar y la lectura de la Palabra" durante el confinamiento, Argüello escribe sobre la familia como una "clave decisiva en la transmisión de la fe y en la acción social" y como resistencia a "la sociedad desvinculada, que elogia al individuo para bien del poder".
"La vivencia católica del Domingo puede ayudar a la recuperación social de una jornada que invite a replantear el sentido de la interrelación entre vida, afectos, trabajo, fiesta y descanso"
Por otra parte, menciona el aprendizaje de "los cuidados como nueva expresión del bienestar" que se debe impulsar "a través del salario familiar, el apoyo de los servicios sociales y sanitarios, la reorganización de horarios laborales, el reconocimiento social de la maternidad".
El obispo acaba su reflexión en torno a la pandemia con dos lecciones esenciales más: la "fraternidad" (que, según sus palabras, "nos convoca a una catolicidad del corazón y de la solidaridad") y el protagonismo de "la naturaleza" (y la conversión ecológica) frente al progreso depredador.