Coordinador del Encuentro sobre el Primer Anuncio, que se está celebrando en Madrid Luis Manuel Romero: "Tenemos que cambiar nuestro modo de ser Iglesia ante el mundo"
"Como Iglesia, nuestra prioridad pastoral es el Primer Anuncio, porque el mensaje del Evangelio no conecta con el corazón de las personas"
"El Primer Anuncio reclama de cada uno de nosotros una conversión personal previa"
"Si no tenemos a Cristo en nuestro corazón, lo que vamos a anunciar son palabras vacías y huecas, que no contagian a nadie"
"Valoro muy positivamente el ejercicio de transparencia que está llevando a cabo nuestra Iglesia en España en la cuestión sobre los abusos sexuales en su seno, junto a los esfuerzos de prevención, formación, reparación y sanación de las víctimas. Pero no podemos obviar que este tema es un escándalo y un antitestimonio, que lacera nuestra credibilidad para anunciar a Jesucristo"
"Si no tenemos a Cristo en nuestro corazón, lo que vamos a anunciar son palabras vacías y huecas, que no contagian a nadie"
"Valoro muy positivamente el ejercicio de transparencia que está llevando a cabo nuestra Iglesia en España en la cuestión sobre los abusos sexuales en su seno, junto a los esfuerzos de prevención, formación, reparación y sanación de las víctimas. Pero no podemos obviar que este tema es un escándalo y un antitestimonio, que lacera nuestra credibilidad para anunciar a Jesucristo"
"Nos reunimos en este Encuentro no para tirar balones fuera, sino para analizar los motivos que están causando que nuestro mensaje no conecte con la gente. Se trata de que nos examinemos y seamos conscientes de que tenemos que cambiar nuestro modo de ser Iglesia ante el mundo". Sin paños calientes, Luis Manuel Romero fija a las claras el objetivo principal del Encuentro sobre el Primer Anuncio, que se está celebrando este fin de semana en Madrid, y que ha sido organizando por la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida que dirige este sacerdote.
Consciente de que "este cambio de época parece que a la Iglesia nos ha cogido con el pie cambiado", advierte de la importancia de "evitar correr el riesgo de que los laicos sigan estando considerados como cristianos de segunda categoría", y apuesta por "no seguir encerrados en nuestros muros de los templos, esperando a que la gente venga, sino que hay que salir a dialogar con el hombre de hoy y en su cotidianeidad ofrecerles la buena noticia de Jesucristo".
“Queremos buscar la receta para evangelizar a la sociedad actual”. Ese es uno de los objetivos del Encuentro sobre el Primer Anuncio. ¿Y cómo se elabora esa receta?
El objetivo principal del Encuentro sobre el Primer Anuncio no consiste tanto en dar una receta, porque no la tenemos, sino en que entre todos descubramos cuáles son los ingredientes fundamentales que no pueden faltar para hacer Primer Anuncio. Se trata de que tomemos conciencia que la proclamación del Evangelio no es una cuestión de expertos o sólo una tarea encomendada a los pastores, sino que todos los bautizados estamos llamados a esta misión. Además, es muy importante que descubramos que, en los momentos actuales, como Iglesia nuestra prioridad pastoral es el Primer Anuncio, porque el mensaje del Evangelio no conecta con el corazón de las personas. Por eso, yo diría que no hay recetas para saber cómo anunciar a Jesucristo, pero sí que es evidente que esta es nuestra vocación y misión.
El papa Francisco ha subrayado la importancia del testimonio como vía para contagiar la fe y anima al “hagan lío”. ¿Se va a abordar esta perspectiva en este Encuentro?
En el tema del Primer Anuncio es nuclear el testimonio, el hablar de Jesucristo a la otra persona de corazón a corazón, desde la experiencia de vida. Por eso, el Primer Anuncio reclama de cada uno de nosotros una conversión personal previa, es decir, que nos hayamos dejado encontrar por Cristo y haya transformado nuestras vidas. Se dice que “nadie nada lo que no tiene” y si no tenemos a Cristo en nuestro corazón, lo que vamos a anunciar son palabras vacías y huecas, que no contagian a nadie.
El Primer Anuncio no consiste en pronunciar discursos elocuentes, sino que nuestras palabras deben ir avaladas por el testimonio.
No se sabe si provoca conversiones o no, pero la voz del papa Francisco es muy escuchada, incluso entre los que no quieren saber nada de la Iglesia. ¿Quizás la receta para que la Iglesia española se haga más presente en medio de la sociedad podía añadir algunos de los ingredientes que maneja Jorge Mario Bergoglio?
El papa Francisco, en su primer carta programática, Evangelii gaudium, nos recordaba que : “…el primer anuncio o kerigma debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora y de todo intento de renovación eclesial”, puesto que “…nada hay más sólido, más profundo, más seguro, más denso y más sabio que ese anuncio”.
Todo el magisterio del papa Francisco, en el que insiste habitualmente en que la Iglesia tiene que estar en clave de salida, misionera, nos ofrece los elementos nucleares de lo que es el Primer Anuncio, porque, en definitiva, lo que nos estamos planteando es cómo evangelizar en la sociedad actual. Y en esta misión descubrimos que no podemos seguir encerrados en nuestros muros de los templos, esperando a que la gente venga, sino que hay que salir a dialogar con el hombre de hoy y en su cotidianeidad ofrecerles la buena noticia de Jesucristo.
Cuando el papa Francisco nos está hablando de una Iglesia sinodal, de que tenemos que caminar juntos sintiéndonos corresponsables, nos está ofreciendo también una clave fundamental para la evangelización, porque sin comunión no hay evangelización.
Y finalmente, cuando el papa Francisco subraya que la Iglesia tiene que ser un hogar, un hospital de campaña, una madre, que escucha y acompaña a todas las personas sin excluir a nadie, nos está señalando cuál es el criterio de verificación del anuncio de Jesucristo, porque no podemos proclamar el Evangelio sino es desde una pastoral de la acogida y el acompañamiento.
"En estos últimos años se ha podido percibir que el perfil del delegado diocesano de apostolado seglar ha ido cambiando y ya no es un sacerdote, sino un laico o laica"
Hay algunas voces que lamentan que este encuentro sigue dejando un tanto orillados a los laicos, que debieran ser sus principales destinatarios. ¿Corre el riesgo de que su voz vuelva a quedarse diluida como hace ahora 20 años, en el Congreso Nacional de Apostolado Seglar?
Debemos evitar correr el riesgo de que los laicos sigan estando considerados como cristianos de segunda categoría, pero pienso que en esta cuestión se están dando pasos en nuestra Iglesia que peregrina en España. A la luz del Congreso de Laicos, de febrero 2020, se ha creado un Consejo Asesor de Laicos, con una presencia muy mayoritaria de laicos y laicas, que son quienes están pilotando esta etapa de dinamización del laicado. También, en estos últimos años se ha podido percibir que el perfil del delegado diocesano de apostolado seglar ha ido cambiando y ya no es un sacerdote, sino un laico o laica. En el proceso sinodal, los laicos han tenido un gran protagonismo. Y en este Encuentro, más del 80% de los participantes son laicos y hemos procurado que también estén presentes en el escenario, es decir, en los saludos iniciales, en las ponencias y en los diversos talleres y experiencias. Pero estoy de acuerdo que aún tenemos que seguir progresando en esta dirección, para lo que está siendo clave la experiencia sinodal.
“Los mensajes de la Iglesia llegan distorsionados, no hay conexión” con la sociedad, señaló usted en la presentación de este Encuentro. ¿A qué cree que se debe esa distorsión? ¿Al emisor, al receptor, al mensaje?
No tengo dudas de que en el mensaje no existe causa de error, porque es el Evangelio, la Palabra de Dios, que “siempre es viva y actual”.
Es cierto que el receptor está probablemente saturado de palabras, de voces y de mensajes, muchas veces distorsionados sobre la realidad de la fe y de la Iglesia. Hoy, en la sociedad secularizada cada día hay más personas que viven de espaldas a Dios, como si no existiera.
Sin embargo, nos reunimos en este Encuentro no para tirar balones fuera, sino para analizar los motivos que están causando que nuestro mensaje no conecte con la gente. Se trata de que nos examinemos y seamos conscientes de que tenemos que cambiar nuestro modo de ser Iglesia ante el mundo, rompiendo con la autorreferencialidad, con esquemas anticuados, con el siempre se ha hecho así, porque este cambio de época parece que a la Iglesia nos ha cogido con el pie cambiado. Tenemos que atrevernos a salir de nuestra tranquilidad, de nuestras seguridades y estar dispuestos a recorrer caminos ignotos y llegar hasta las fronteras. Todo esto se traducirá también en que debemos cambiar nuestro lenguaje, porque muchas personas, especialmente los jóvenes, no nos entienden y nuestras palabras no les tocan el corazón.
"La pandemia, que fue un tiempo de una mayor solidaridad entre todos, nos ha dejado el virus del individualismo de un modo acentuado. Esta situación nos afecta como Iglesia, también a nivel de movimientos y asociaciones laicales, que perciben que no hay relevo generacional"
Este Encuentro es una invitación al “tú a tú”. No parece precisamente el mejor momento, con una Iglesia en España un tanto replegada sobre sí misma, visiblemente noqueada por el impacto de los informes sobre los abusos sexuales… ¿Hará falta una ración extra de coraje evangélico? ¿Son conscientes de este contexto al celebrar este evento? ¿Se va a abordar esta cuestión?
Valoro muy positivamente el ejercicio de transparencia que está llevando a cabo nuestra Iglesia en España en la cuestión sobre los abusos sexuales en su seno, junto a los esfuerzos de prevención, formación, reparación y sanación de las víctimas. Pero no podemos obviar que este tema es un escándalo y un antitestimonio, que lacera nuestra credibilidad para anunciar a Jesucristo.
Si el Primer Anuncio se juega sobre todo en el testimonio, cualquier falta de coherencia entre fe y vida por parte de nosotros, como bautizados, siempre va a dañar la posibilidad del éxito pastoral y nos va a exigir una actitud de mayor coraje y valentía evangélicas.
La pospandemia ha remarcado el individualismo que estábamos viviendo como sociedad. ¿Temen que la población siga usando ‘mascarillas’ ante el anuncio evangélico?
Creo que la pandemia, que fue un tiempo de una mayor solidaridad entre todos, nos ha dejado el virus del individualismo de un modo acentuado. Esta situación nos afecta como Iglesia, también a nivel de movimientos y asociaciones laicales, que perciben que no hay relevo generacional.
Gracias al proceso sinodal y a este tipo de Encuentros parece que se va tomando conciencia de un mayor sentido de pertenencia eclesial, de que no podemos ser cristianos por libres, sino en comunión con la Iglesia, con una parroquia, grupo, movimiento y asociación. Pero no es fácil que hoy nos sintamos corresponsables en la vida y misión de la Iglesia, porque la sociedad nos invita a ser cada día más individualistas y a aislarnos en nuestras pequeñas islas.
El Encuentro sobre el Primer Anuncio tiene como uno de sus objetivos fundamentales fortalecer la dimensión eclesial y comunitaria de nuestra fe, que seamos un Pueblo de Dios unido en la misión. Porque la tarea de la evangelización es ardua y requiere que unamos nuestros esfuerzos y desde la comunión nos lancemos a la misión.
"Las personas que forman parte de los movimientos y asociaciones tienen un programa de formación y acción pastoral, pero como Iglesia también el Primer Anuncio es una urgencia para dichos movimientos y asociaciones"
Una parte considerable del laicado comprometido está en asociaciones y movimientos, donde ya tiene sus propias recetas para el anuncio. ¿Es compatible con lo que busca este Encuentro?
Es cierto que las personas que forman parte de los movimientos y asociaciones tienen un programa de formación y acción pastoral, pero como Iglesia también el Primer Anuncio es una urgencia para dichos movimientos y asociaciones.
Este Encuentro pretende favorecer la comunión eclesial, que laicos de parroquias, movimientos y asociaciones nos sintamos Iglesia, hijos de una misma madre, cuya vocación y meta es la evangelización.
La receta, una vez más, es la sinodalidad, es la llamada a caminar juntos como bautizados para que el mensaje de Jesucristo llegue a toda la humanidad, especialmente a los pobres.