Montserrat Giné, presidenta de la Asociación de Víctimas de la Represión Franquista en Tarragona "Otras diócesis deberían seguir a la de Tarragona y pedir perdón por haber colaborado con la dictadura"
"Es muy importante que la Iglesia, partícipe de la dictadura, quiera acompañarnos ahora en un contexto democrático"
"Que la Igleisa desde hace cuatro años quiera ser representada anualmente en este acto, hace que podamos sentirnos públicamente reconocidos por querer reivindicar la memoria de nuestros antepasados"
| Xavier Pete
(Flama).- Ante doscientas personas, el vicario general del Arzobispado de Tarragona, Joan Àguila, pidió perdón, en nombre de la Iglesia católica, por el papel que esta protagonizó durante la dictadura franquista. Lo hizo en el cementerio (de propiedad eclesiástica) de Tarragona, el pasado domingo, 14 de abril, en el marco del 93 aniversario de la proclamación de la Segunda República.
"Fueron unas palabras concisas, concretas y claras", asegura Montserrat Giné (Tarragona, 1956), enfermera jubilada, presidenta desde el 2007 de la Asociación de Víctimas de la Represión Franquista en Tarragona y nieta de Josep Giné Estivill, muerto a manos del bando nacional en octubre de 1939, con 39 años, y enterrado en el cementerio de Tarragona.
¿Qué significa para ustedes que la Iglesia quiera ser representada en ese acto anual?
Como asociación de familiares de las 797 personas enterradas en este cementerio desde la posguerra —la mayoría de ellas en fosas comunes—, consideramos que la Iglesia las ha tenido olvidadas durante décadas. A pesar de ello, el hecho de que desde hace cuatro años ésta haya querido dar el paso y quiera ser representada anualmente en este acto, hace que podamos sentirnos públicamente reconocidos por querer reivindicar la memoria de nuestros antepasados y sus ideales republicanos. Por tanto, es muy importante que la Iglesia, partícipe de la dictadura, quiera acompañarnos ahora en un contexto democrático.
¿Les ha sorprendido que la Iglesia pida perdón en un acto público?
Sí, porque no es habitual que la Iglesia pida perdón. Por estos hechos o por otros. Y esto es paradójico: la institución que concede el perdón a sus fieles, tiene dificultades para pedirlo. Ahora lo ha hecho y eso nos reconforta, ciertamente, porque, al menos, la Iglesia estaba vivamente representada durante las últimas horas de las personas que acababan siendo asesinadas, a quienes se les otorgaban los derechos de testamento y de confesión. No sólo apoyó a Franco en plena Guerra Civil, sino que también colaboró en la represión que posteriormente se llevaría a cabo sobre cualquier persona sospechosa de ser afín a los republicanos.
¿Deberían hacerlo otras diócesis, también?
Sí, sí. Pensamos que este paso adelante del Arzobispado de Tarragona —representante de la Iglesia catalana y, por tanto, de una Iglesia que siempre ha sido más avanzada que el resto de realidades eclesiales que hay en España— debe tener continuidad en todas partes de los distintos territorios diocesanos.