"Padre se le ha olvidado consagrar" Celebraciones de la Palabra en pueblos (no Misas)

Celebraciones de la Palabra en pueblos (no Misas)
Celebraciones de la Palabra en pueblos (no Misas)

"Tengo segunda vivienda en un pueblecito de una diócesis del norte peninsular. Como existe una grandísima demanda de ministros en la zona, siempre que acudo cuentan conmigo para que les apoye con mi ministerio"

"Allí lo que normalmente hago son las Celebraciones de la Palabra, y es llamativo que los que acuden a ellas las llaman 'misa'"

"A pesar de que estas comunidades ya están acostumbradas a estas celebraciones, surgen situaciones anecdóticas especialmente cuando acuden veraneantes que no las conocen"

Aunque estoy incardinado en la archidiócesis de la capital de España, y tengo el nombramiento de adscrito a una parroquia donde continúo desde que recibí el nombramiento ya hace más de 18 años, por los avatares de la vida, tengo segunda vivienda en un pueblecito de una diócesis del norte peninsular. Llegamos a este precioso lugar de la Montaña un par de años antes de que fuera ordenado y no hemos dejado de acudir todos los años desde entonces a una casita propiedad de un monasterio cisterciense y que nos alquilaban las monjas al económico precio de la voluntad, año tras año. Finalmente reformamos una casita casi en ruinas cercana y por eso cada vez acudimos con más frecuencia.

‘Informe RD’ con análisis y el Documento Final del Sínodo

Como existe una grandísima demanda de ministros en la zona, siempre que acudo cuentan conmigo para que les apoye con mi ministerio.

Celebraciones de la Palabra
Celebraciones de la Palabra

Debido a la falta de sacerdotes, allí lo que normalmente hago son las Celebraciones de la Palabra, y es llamativo que los que acuden a ellaslas llaman “misa”. Puede ser que al verme revestido y con una celebración muy parecida a la misa, que incluye homilía y al final se les da la comunión, les lleve a confusión.

Yo al principio cuando me preguntaban que a qué hora era la misa les corregía señalándoles que no eran misas, sino que eran Celebraciones de la Palabra, pero la verdad es que desde hace años me cansé de corregirles y cuando me dicen que le había gustado lo que había dicho en misa, les digo que ¡qué bien, no sabes lo que me alegra! Aún así al comienzo del verano insisto en recordarles que estas celebraciones son en espera de presbítero, que lo suyo es que los domingos nos reunamos en el memorial del misterio pascual, de la pasión, muerte y resurrección de Cristo que es lo que hacemos en la Misa.

A pesar de que estas comunidades ya están acostumbradas a estas celebraciones, surgen situaciones anecdóticas especialmente cuando acuden veraneantes que no las conocen. Recuerdo una en la que al final ya dando la comunión en la misma fila una señora antes de dársela, me dijo: “Padre se le ha olvidado consagrar”. Le contesté para no interrumpir la fila que después le contaba, y al acabar de distribuir la comunión expliqué que yo era diácono, y que había que rezar por las vocaciones sacerdotales, para que allí se pudiese celebrar misa.

También recuerdo otra vez que había acabado la Celebración de la Palabra y llamaron a la sacristía una pareja que en tono un tanto enfadado me preguntaron que por qué no había consagrado, dando a entender que yo no lo había querido hacer por prisa o por otras razones, y les contesté que no había consagrado, “Pues porque no puedo, soy diácono”.

Soy diácono
Soy diácono

Lo cierto, que en estos pueblos se acostumbran a cumplir con el precepto dominical con estas celebraciones, por lo que hay que recordarles que esta situación es extraordinaria y que hay que rezar mucho para pedir al Señor que envíe obreros a su mies y puedan volver a celebrarse Misas allí.

"Puedo asegurar que recibo muchísimo más de lo que doy"

Desde luego el mayor incentivo que tengo en acudir a estos pueblos es el pensar que si no voy, se quedarán los cristianos sin reunirse el domingo a escuchar la Palabra y comer el Pan, y aunque alguno de los pueblos que voy es complicado el viaje por tantas curvas, puedo asegurar que recibo muchísimo más de lo que doy, y las personas que acuden no paran de dar las gracias, por lo que me veo como un pequeño instrumento que les lleva nada más y nada menos que Palabra, Pan y Vida.

En la iglesia
En la iglesia

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