"Me parece más oportuno tratar los problemas que nos acucian en el día de hoy" Isabel G. Acebo: "La Iglesia es un gran hijo pródigo de Dios padre, que vuelve siempre al redil pidiendo perdón por los pecados cometidos"
"En esta situación ya no hablamos del sínodo que es uno de los movimientos más importantes, tras el Vaticano II, que se han producido la Iglesia moderna"
"Considerar que formamos parte de un grupo de pecadores que intenta seguir los pasos del Fundador a pesar de nuestros tropiezos y caídas sin sentirnos mejores que los demás, pero tampoco renegando de nuestra institución"
Ya sé que este post que estoy escribiendo no va a tener muchas simpatías, pero lo siento porque me voy a permitir dar pie a mi manera de pensar. El tema de la pedofilia eclesial ha sido de una gran magnitud, en número de casos y en ocultamiento, y la jerarquía ha hecho muy poco para indemnizar a las víctimas. En Irlanda, Alemania, España, los Estados Unidos…, se han escuchado las voces de numerosas víctimas reclamando e incluso, del estudio del Boston Globe, se ha hecho una película. Es bueno y saludable que recordemos a nuestros dirigentes las obligaciones que tienen, pero ya lo han hecho nuestros enemigos y lo hemos hecho nosotros por activa, pasiva y perifrástica. A ellos les corresponde actuar ya que han sido avisados
Acabo de leer una larga carta de Benedicto XVI firmada el 8 de febrero respondiendo a un estudio, preparado por un bufete legal a instancias de la diócesis de Múnich, en el que le achacaban que durante los años que estuvo como obispo 1977 - 1982, antes de su nombramiento al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, podría ser acusado de haber actuado mal. Concretamente se defiende de la consideración de haber ocultado, a sabiendas y por ello ser mentiroso, de su presencia en una reunión en la que se trató de un caso de abuso sexual. Mañana se publicarán toda clase de comentarios: si no ha pedido perdón personal, si en la misiva no ha reconocido hecho ninguno… Y volveremos a empezar.
En esta situación ya no hablamos del sínodo que es uno de los movimientos más importantes, tras el Vaticano II, que se han producido la Iglesia moderna. Ya no colocamos la vista sobre la pobreza a la que se dedica una agencia eclesial, Caritas, que hace lo que puede con los medios que tiene para paliar los efectos de la miseria. No mencionamos a los cientos de familias católicas que dedican su tiempo y dinero, a la educación de los ignorantes, a la formación religiosa de jóvenes y adultos, a la introducción en la contemplación y tantas cosas más que se hacen bien y que se tienen que ir haciendo mejor para construir el reino, al que nos llamó Jesucristo
Con los antiguos rollos de foto, hablábamos de negativos que luego pasábamos al papel y reproducían maravillosas escenas de nuestra vida que conservamos como oro en paño. Las que se velaban o desenfocaban no las revelábamos ya que no deseábamos dejar constancia física de ellas.
La Iglesia es un gran hijo pródigo de Dios padre, que vuelve siempre al redil pidiendo perdón por los pecados cometidos. Se dirá que no ha actuado suficientemente rápida y profundamente para ser digna de ser perdonada, pero ¿quién lo es? Creo que todos nos hemos considerado dignos para tirar la primera piedra, pero ya que lo hemos hecho, me parece más oportuno tratar los problemas que nos acucian en el día de hoy y que estamos olvidando. Considerar que formamos parte de un grupo de pecadores que intenta seguir los pasos del Fundador a pesar de nuestros tropiezos y caídas sin sentirnos mejores que los demás, pero tampoco renegando de nuestra institución
Etiquetas