Versos para la Ascensión del Señor
DÍA DE LA ASCENSIÓN
Cristo se va. Queda invisible,
mas no hay lugar donde poner los ojos.
Bello es el sol que aún nos alumbra,
siempre por poco tiempo, bella
la vida poderosa que en juventud estalla.
Bello es seguir, amar, respirar cada día,
levantarse y hacer de la mañana
un estreno de luces y de dones.
Pero ¿a dónde va esta huida velocísima?
¿Qué premios busca en su carrera el tiempo?
Cuando te vas al cielo
y te oculta en el aire la envidiosa nube,
rompes mi corazón, lo paralizas
de caída orfandad, oh levantado
por encima del mundo que se acaba.
Mi Dios que subes, si me ves pasmado,
aún mirando a tu altura que se esconde,
no me dejes así, dame tu mano,
siempre, siempre invisible,
para mover lo hermoso de este mundo,
amar y amarte y aguardar
a que tu amor me abra las alas
para ascender a ti.
Hay
cerca de ti, entre tanto,
junto a la muchedumbre de los tuyos,
una anciana mujer que se llevó mi vida
y me dejó temblando en este mundo.
Cuando la oigas cantar: “Amén, la bendición,
la gloria, la sabiduría,
la acción de gracias, el honor, la fuerza
son
de nuestro Dios, por los siglos de los siglos”,
piensa en tu gloria que ese canto es mío.
Y luego abrázala, y abraza
la mitad de mi alma.
(28 de mayo de 2006)
(De Este debido llanto, Madrid, Vitruvio, 2010).