En torno a la Ascensión del Señor y en mayo,
no nos parece ajeno ofrecer este homenaje,
humilde y cariñoso, a su Madre.
Pequeñita eres, María,
pero madre y bella.
Se mueve tu Hijo en tu regazo
de derecha a izquierda,
mas está bien segura entre tus brazos
su figura traviesa.
Pero es tu risa la que me enamora
porque es tan suave y no cesa.
Te hizo así el escultor
pequeñita y risueña
según cánones góticos de moda,
de humor y gracia llena.
Te miro y te remiro, tú me vuelves
más pequeñas las penas
mientras sigues riéndote
con tu sonrisa abierta.
De mí puedes reírte. Te proclamo
del humor, del amor, de la sonrisa Reina.