Tres villancicos de Arbeloa
Me vienen a la memoria los versos del “Romance de la Expectación del parto", en su punto en estos días previos a la Navidad:
Por un caminito recto
la Virgen redonda viene
pálida como una nube
copiosa como una fuente
el manantial en el cielo
y el remolino en el vientre.
Dejando sus villancicos más difundidos, ofrezco aquí tres pequeñas piezas que en su Obra Poética, editada por el Gobierno de Navarra en 2010, se añaden al final entre otros “Poemas inéditos”. El primero se mueve en la mejor tradición del poemilla popular recreado por los clásicos:
AL ALBA
Al alba venid, buen amigo…
Cancionero Musical de Palacio
Al alba venid,
al alba.
Mi niño, a quien yo quería,
venid al alba del día.
Mi niño a quien yo esperaba,
venid a la luz del alba.
Venid a la luz del día
de vuestra madre María.
Venid a la luz del alba,
pues sois Vos el que nos salva.
Al alba venid,
al alba.
VAMOS A BELÉN
A Belén de 1987
Vamos a Belén,
que en Jerusalén
hay aires de guerra,
de muerte también.
En Belén la fiesta
se apagó de miedo.
Campo de pastores,
¿por qué el gozo es duelo?
Vamos a Belén…
Pero, ¿adónde ir
si en el mundo entero
anuncian la paz
ángeles guerreros?
Vamos a Belén,
que en Jerusalén
hay aires de guerra,
de muerte también.
(Belén, 24-XII-87)
AY QUÉ DESGRACIA, MADRE
¡Ay, qué desgracia, madre,
la de este crío:
Niño judío ayer
y hoy palestino!