Espíritu, ¿hacia donde guías nuestras Iglesias? Planellas: "Para poder dialogar con la sociedad y con los que no piensan como nosotros, en primer lugar, hay que amarlos"

Diálogo, compromiso de amor y amistad social
Diálogo, compromiso de amor y amistad social

"Se necesitan unas actitudes para acudir al diálogo: sobriedad, solidaridad, visión positiva, gratuidad, disposición al compromiso y la participación en la vida asociativa y política, y libertad ante los nuevos ídolos sociales"

Estimados y estimadas,

Una semana más, glosamos el documento de los obispos Espíritu, ¿hacia donde guías nuestras Iglesias?, con motivo del vigésimo quinto aniversario del Concilio Tarraconense. Y, en esta carta de hoy, queremos remarcar un rasgo característico del rostro de la Iglesia que sale del Concilio, que es el diálogo con la sociedad. Los obispos, en el documento del pasado enero, hacemos esta afirmación: «El discernimiento de los signos de los tiempos y el diálogo con el mundo forman parte de la pregunta sobre la voluntad de Dios en cada momento de la historia humana, tal como queda expresada en su Palabra, tanto en el Antiguo Testamento como en el Evangelio de Cristo».

Ahora bien, para poder dialogar con la sociedad y, sobre todo, con los que no piensan como nosotros, en primer lugar, hay que amarlos. Ya el Concilio Tarraconense, en su resolución primera, afirmaba: «La Iglesia no debe condenar el mundo que el Hijo de Dios ha venido a salvar, sino que debe aceptar y amar la sociedad actual porque es la nuestra y porque, en ella, las mujeres y los hombres de buena voluntad se esfuerzan por descubrir la verdad y el bien» (CPT 1). De alguna manera, como afirmaba San Pablo VI, la Iglesia de hoy debe reproducir aquel diálogo de amor entre Dios y la humanidad que ha tenido lugar a lo largo de toda la historia de la salvación, porque, tal como afirmamos los obispos en el documento mencionado, «el designio del Dios... se revela al abrigo de un diálogo entre Creador y criatura, que encuentra su punto culminante en el momento que María, la mujer virgen de Nazaret, pronuncia su fiat: "Hágase en mí según tu palabra" (Lucas 1,38)».

Cultura del diálogo
Cultura del diálogo

Como afirmaba el Concilio Tarraconense, es preciso que en nuestra Iglesia «se potencien las instituciones ya existentes para el diálogo entre la fe y la cultura y que se creen nuevas allí donde no existan y sean necesarias, de manera que se establezca un terreno común de colaboración en el nivel cultural, especialmente en cuanto a los derechos y valores humanos y los progresos de la cultura» (CPT 12). Dice, también, que hay que estudiar la conveniencia de crear «centros culturales cristianos destinados a los profesionales, a los universitarios y a la gente del mundo de la cultura», «donde se formen personas y donde se realice la proyección de un cristianismo sensible a la cultura del tiempo» (CPT 13).

En nuestra Archidiócesis de Tarragona este diálogo adquiere una especial relevancia por la presencia de la Universidad. Al mismo tiempo, la historia privilegiada de nuestra Iglesia posibilita ampliamente este diálogo con la cultura y el pensamiento. De ahí que hayamos creado recientemente una delegación de Educación y Cultura para desarrollar especialmente este cometido.

También, se necesitan unas actitudes para acudir al diálogo: sobriedad, solidaridad, visión positiva, gratuidad, disposición al compromiso y la participación en la vida asociativa y política, y libertad ante los nuevos ídolos sociales. De ahí que los obispos, en el documento que glosamos, al hablar de la Iglesia como sujeto que comunica el Evangelio, expresamos este ideal para la Iglesia: «Este pueblo escucha el Evangelio de la paz, rechaza el conflicto, promueve el perdón y la reconciliación, busca rehacer lo que se había roto y construye puentes allí donde se habían alzado muros». Y, reproduciendo un pasaje del papa Francisco, acabamos el párrafo con estas palabras: «es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones» (Evangelii gaudium 239)».

Vuestro,

† Joan Planellas i Barnosell

Arzobispo metropolitano

Por una Iglesia mejor informada
Volver arriba