"Tuvimos la oportunidad única de conocer y charlar con Francisco" Eric, Pol, Ferran y Adrià, cuatro jóvenes de Tortosa hacen cuatro preguntas al Papa

Eric, Pol, Ferran y Adrià con el papa Francisco
Eric, Pol, Ferran y Adrià con el papa Francisco

Eric, Pol, Ferran y Adrià, cuatro jóvenes de la diócesis de Tortosa, el pasado 7 de agosto tuvimos la oportunidad única de conocer y charlar con el papa Francisco

"Es un regalo que no podíamos quedarnos para nosotros. Por eso queremos compartirlo contigo"

(Catalunya Cristiana).- Eric, Pol, Ferran y Adrià, cuatro jóvenes de la diócesis de Tortosa, el pasado 7 de agosto tuvimos la oportunidad única de conocer y charlar con el papa Francisco.

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Todo comienza unos meses antes, cuando se nos ocurre pedir a Mons. Jordi Bertomeu, un sacerdote tortosino, amigo y acompañante con aquellos curas que ahora tanto nos ayudan, también oficial del Dicasterio por la Doctrina de la Fe, que nos enviara una fotografía si podía ser dedicada del Santo Padre.

El Papa, cuando supo de nuestra petición, propuso a Mons. Jordi por qué no conocernos personalmente. Así, para nuestra sorpresa, tuvimos un encuentro privado con el Santo Padre, en su apartamento, relajado y sobre todo muy conmovido. Nos preparamos espiritualmente unas semanas. Lo comentamos a nuestro obispo Sergi y con  los parientes y cuanto más se adelantaba el momento, más crecía la expectación.

Así pues, aquel miércoles, después de comer, el Papa nos recibió en Santa Marta. El lugar en el que nos acogió era pequeño y humilde, no había mucha decoración y ésta era muy cálida, con cuadros y alguna escultura que se veía importante no tanto por su valor artístico como sentimental. Todo sencillo y cálido. Muy familiar.

El Papa estaba sentado en una silla de esa salita de estar. Al entrar, se levantó, nos dio la mano y nos dio dos besos a todos, haciendo de todo para recibirnos de forma cercana. Jordi nos presentó. Dijo al Santo Padre que éramos de la ciudad de Tortosa, cuatro vocacionados al sacerdocio. Le explicó por encima algunos datos curiosos de la biografía de cada uno de nosotros, que los hay. Todos muy diferentes, pero desde que nos hemos conocido, todos amigos.

"¿Ustedes quieren ser curas? ¡Están loquitos!"

Cuatro chicos con Jordi Bertomeu
Cuatro chicos con Jordi Bertomeu

El Papa, como nos veía muy nerviosos, rompió el hielo. Lo primero que nos dijo con su acento argentino tan característico, con ese toque divertido y bromista que le caracteriza, fue: ¿Ustedes quieren ser curas? ¡Están loquitos! Aquí fue cuando Ferran, el mayor de los cuatro, estudiante de cuarto de historia, se animó a hacerle una pregunta cruda y contundente. Era sobre el futuro de los curas.

Explicó que los cuatro estamos en un grupo de veinte jóvenes de Acción Católica de Tortosa y que nos hace muy bien para formarnos como apóstoles entre jóvenes y jóvenes. Subrayó la labor que hacen allí Rosa Cid y Toni Caballol. Ferran, además, le dijo al Papa que veraneaba en un pueblecito de la montaña del Maestrat, Olocau, y que cuando iba a misa, entre los fieles, sólo había alguna anciana. Esto le provocaba muchos interrogantes. “ ¿Qué hacer con nuestra vocación sacerdotal en una iglesia mayoritariamente envejecida? Y si las iglesias se acaban de vaciar dentro de pocos años, ¿cómo ser cura entonces?”

El Papa nos dio una respuesta asombrosa. Nos dijo, en primer lugar, que nadie nos engañara: la vocación de ser sacerdote es un gran regalo pero es también muy difícil y sacrificada. Subrayó la alegría que le dábamos como Papa al decirle que queríamos ser sacerdotes. Y añadió: ser sacerdote, hoy más que nunca, significa ser sacerdote de todos, de todos, incluso de quienes no van a la iglesia. El sacerdote es el sacerdote de todo el pueblo. El sacerdote del futuro, nos dijo, no será el sacerdote encerrado en la sacristía o en el despacho, sino el que sale, que va a casa de los demás, que va a casa de los inmigrantes. Lo que comparte la vida de sus vecinos, sean o no cristianos. Nos dijo medio divertido: ¡quiero prohibir al sacerdote de despacho! Nos animó a abrirnos ya desde ahora a los demás, a salir, a ir en nombre de Cristo a los lugares más alejados de él ya las periferias.   

"Nos dijo, en primer lugar, que nadie nos engañara: la vocación de ser sacerdote es un gran regalo pero es también muy difícil y sacrificada"

Yo mismo, estudiante de segundo de filosofía en la Autónoma, le pregunté: “Sant Padre, soy Adrià. Todavía no creo que esté hablando aquí con usted. Me estoy preguntando todo el día cómo podemos dar gracias a Dios. Los cristianos sentimos que todo, absolutamente todo, lo hemos recibido de Él, su familia, sus amigos, el mundo: todo. ¿Cómo dar gracias por tanto? ” El Santo Padre me respondió que experimentar como joven que soy esta gratuidad de Dios es muy grande. Nos dijo que los cristianos debemos aprender a vivir con ese estupor (textualmente) toda la vida. Repitió “estupor” alguna vez más. Lo redondeó animándonos a vivir estos regalos con alegría y con humor, pero siempre entregándonos a los demás, compartiendo lo mucho o poco que tuviéramos.

El Papa y los jóvenes aspirantes a cura
El Papa y los jóvenes aspirantes a cura

Eric, el más joven, este año estudiante de primer curso de ADE, le preguntó: “ ¿Cómo podemos llevar a los demás, como jóvenes cristianos, el amor de Dios en el día a día, en nuestra cotidianidad? No siempre el ambiente nos lo pone fácil.” El Papa remarcó la importancia de la sonrisa, la disponibilidad, la alegría y el humor. Nos dijo que llevar el amor de Dios, la mayor parte de veces, es traer una sonrisa a los demás, es hacerles reír y vivir, es hacer que se sientan queridos, es no dejar que la tristeza y los malos días acaben con ellos.

"Nos dijo que llevar el amor de Dios, la mayor parte de veces, es traer una sonrisa a los demás, es hacerles reír y vivir, es hacer que se sientan queridos, es no dejar que la tristeza y los malos días acaben con ellos"

Cuatro tortosinos
Cuatro tortosinos

Entonces nos dijo: “Les voy a contar un secreto pontificio. Yo, cuando estoy triste me voy al baño, me miro al espejo y hago muecas para hacer reír. Así salgo con un sonrisa en la boca. ¡Haga lo mismo! Oren cada mañana, como yo, con la oración para pedir buen humor de san Tomás Moro

Pol, estudiante de primero de derecho, le preguntó qué hacer con ese miedo que no nos deja avanzar con nuestra vocación. “ ¿Qué hacer cuando tengo miedo a ser cura? ” El Papa, mirándonos como lo haría nuestro acompañante espiritual, sin solemnidad pero con la sabiduría que dan la oración y los años, nos respondió que hay miedos buenos y malos miedos. ¿Cómo discernirlo? Hay miedos que nos frenan para no hacer cosas malas. Son aquellos miedos que nacen del respeto por el otro o por la situación. Éstas son buenas. Sin embargo, hay miedos que nos paralizan, que no nos dejan vivir, que no nos permiten avanzar: estas últimas, mejor extirparlas ya que no vienen de Dios. Dios nos quiere jóvenes sin miedo. Él quiere plenamente libres para su servicio.

"Hay miedos que nos paralizan, que no nos dejan vivir, que no nos permiten avanzar: estas últimas, mejor extirparlas ya que no vienen de Dios"

Le habíamos traído un poco de jamón bueno que sabemos que le gusta y Pol le regaló un rosario muy especial, que su madre, enfermera, había recibido de una religiosa agonizante. El Papa se lo agradeció, besó el rosario y además, subrayó que íbamos con traje a pesar del calor del día.

Pol le dijo: “Este verano hacemos voluntariado en Cáritas y allí, en el ropero, compramos los trajes por 10 euros” (uno de nosotros, riendo, añadió que el suyo era mejor, de 15 euros). El Papa añadió bromeando: “¡Estoy seguro de que os quedan mejor a vosotros que a los muertos que los quitarían!”

Por último, el último regalo: el Papa accedió a hacernos un vídeo dedicado a nuestro grupo de Acción Católica en el Patronato de Tortosa. Los cuatro nos sentimos profundamente privilegiados por esa más de media hora con Francisco. Además de esta incipiente vocación, con el encuentro con el Papa hemos recibido un don de Dios que no merecemos, pero que guardaremos en nuestro corazón para siempre. Es un regalo que no podíamos quedarnos para nosotros. Por eso hemos querido compartirlo contigo.

Papa Francisco con los cuatro jóvenes de Tortosa
Papa Francisco con los cuatro jóvenes de Tortosa

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