"Hoy se da un anhelo de búsqueda de una vida auténtica y Jesús es la clave" La Iglesia de los retiros y de la esperanza: Una realidad imparable
Les voy a relatar una pequeña historia. Un relato que sólo puede entenderse a partir de lo que dice el salmista: “Los caminos del señor son inescrutables”
En el colegio, un grupo de alumnas de 1ºBachillerato nos proponen, sin más, la necesidad de que el colegio les ofreciera un retiro espiritual
El primer gesto es el de buscar la ubicación de la cámara oculta… Luego, cuando comunicamos que el colegio iba a llevar a cabo un retiro espiritual sus miradas se iluminaron llenas de gratitud y reconocimiento
Hoy se da un anhelo de búsqueda de una vida auténtica y Jesús es la clave… Esta realidad es imparable
El primer gesto es el de buscar la ubicación de la cámara oculta… Luego, cuando comunicamos que el colegio iba a llevar a cabo un retiro espiritual sus miradas se iluminaron llenas de gratitud y reconocimiento
Hoy se da un anhelo de búsqueda de una vida auténtica y Jesús es la clave… Esta realidad es imparable
| José Miguel Martínez Castelló
Les voy a relatar una pequeña historia. Un relato que sólo puede entenderse a partir de lo que dice el salmista: “Los caminos del señor son inescrutables”.
Un día como otro, en un colegio de más de 1.200 alumnos, de infantil a bachillerato y ciclos formativos, el Sagrada Familia. Patronato de la Juventud Obrera (PJO) de Valencia, en el fulgor de las clases y el estrés de ir superando las programaciones, un grupo de alumnas de 1ºBachillerato nos proponen, sin más, la necesidad de que el colegio les ofreciera un retiro espiritual.
El primer gesto es el de buscar la ubicación de la cámara oculta. Imagínense, pero a medida que pasaban los días supimos desde el colegio que no podíamos silenciar esta propuesta, que debíamos dar respuesta, que estábamos ante personas jóvenes que anhelaban un camino diferente, una experiencia que les llenara ante un mundo que cambia a una velocidad tremenda y que anula, ipso facto, la pausa, la introspección, el silencio y la espiritualidad. Cuando comunicamos que el colegio iba a llevar a cabo un retiro espiritual sus miradas se iluminaron llenas de gratitud y reconocimiento.
Todo ello nos ha obligado y nos ha llevado a conocer una realidad de la Iglesia que es imparable: la importancia de los retiros espirituales. No caigamos en la tentación de que es algo original, siempre han existido, la Iglesia ha alimentado un camino orante como misión. La Iglesia no podrá sobrevivir como realidad de Cristo si se aleja del alimento de la interioridad. Jesús suele alejarse de sus discípulos buscando la intimidad con el Padre antes de encarar un acontecimiento importante. ¿Cómo es nuestra vida de oración, automática y repetitiva o auténtica y plena?
Experiencias del desierto concebidas como lo está haciendo Pablo d’Ors desde su Biografía del silencio están conviviendo con otras experiencias como los retiros de Emaús, Bartimeo, Samuel, Effetá… que están consiguiendo que personas adultas que perdieron la fe vuelvan a encontrar la savia de Jesús de Nazareth. Por otra parte, muchos jóvenes están conociendo la realidad de la Iglesia proviniendo de familias ateas. Esta realidad es imparable. Hay listas de espera interminables para vivir un retiro de fin de semana.
Hoy se da un anhelo de búsqueda de una vida auténtica y Jesús es la clave porque invita a la humildad y el servicio desde el amor incondicional. Lo que os he dado gratis, dadlo gratis. El mundo destripa su verdadero carácter anunciado a bombo y platillo, por los cuatro costados, que nada es gratis y que todo tiene un precio. Jesús de Nazareth no es un conjunto de ideas, dogmas y principios, sino como nos enseñó de forma magistral Benedicto XVI al inicio de su primera encíclica, Dios es amor, el cristianismo es únicamente, y ahí es nada, un encuentro con una persona: Cristo. Un encuentro de por vida en el seno de nuestros defectos y miserias. Los cristianos solemos olvidar esta radicalidad: ser acompañados, de la mano, a pesar de nuestras equivocaciones porque cada persona es única, de ahí nuestra dignidad inviolable desde la concepción hasta la muerte.
"Esta realidad es imparable. Hay listas de espera interminables para vivir un retiro de fin de semana"
Desde esta perspectiva, y con este espíritu, comenzamos las diferentes actividades del retiro. La primera sensación fue que estábamos siendo bendecidos, acogidos, y ellas y ellos, quince chicas y dos chicos, comenzaron a expresarse con total libertad. Nos decían que les costaba decir que eran creyentes, que no querían perder amistades porque estaban en una edad que querían sentirse acogidos y no excluidos. Sin embargo, no se conformaban con vivir de cualquier forma y, poco a poco, con nuestra sorpresa, comenzaron a desnudarse interiormente desde lo que hacían en la vida cuotidiana. Fueron perforando en el sentido último de sus acciones con su familia, con sus amigos y con sus seres cercanos. Una corriente interna de transformación comenzaba a palpitar, desde el primero al último.
A medida que transcurría el retiro hubo una serie de momentos que nos hacían sentir la presencia de Dios entre nosotros, que el Dios de Jesús de Nazareth no es una idea abstracta o un objeto al que rendir pleitesía en una vitrina de cristal, sino que el Dios encarnado se hace presente en todas y cada una de nuestras historias, que está dispuesto a transitar la senda que va trazando la dirección de nuestra vida.
Uno de los momentos más emocionantes fue las diferentes adoraciones al Santísimo. El silencio, la paz interior inundaba toda la capilla. No se iba nadie, la prisa desapareció, no hizo acto de presencia, el tiempo mundano dejó de fluir y apareció el tiempo de Dios, un tiempo diferente porque su lógica es la del corazón, la del amor y la entrega. Un tiempo sin móvil, sin la dimensión digital que lo ahoga y lo inunda todo; una juventud capaz de intuir que lo verdadero está en ámbitos distintos a los que dicta la sociedad.
Este descubrimiento sólo puede venir de la mano de Cristo resucitado. Y así fue. Porque, ¿cómo es posible entender que después de un testimonio se los invitó al azar y por parejas que las comentaran y dos chicas volvieron hablar después de años sin encontrare? Al volver de dicho diálogo estaban exultantes, con una luz en los ojos que traspasaba el alma. Y era posible porque Jesús estaba ahí a través de la historia de otras personas que, de repente, comenzaron a formar parte de sus vidas.
Ante la pregunta del retiro, “¿Se puede ser feliz en el mundo actual?”, vivieron una experiencia del desierto, la soledad amada y buscada, para incorporar a su vida todo lo que estaban aprendiendo y actualizando su vida desde la perspectiva de Jesús de Nazareth. El destino quiso que la misa del domingo coincidiera con la celebración de Pentecostés. Qué casualidad, cuando el espíritu santo viene sobre nosotros y tenemos que tomar su testigo y anunciar el evangelio desde nuestros dones y situaciones: “Id y haced discípulos a todos los pueblos”. Sin embargo, lo más importante está en lo que Jesús añade a continuación: “Y sabed que yo estoy con vosotros hasta el final de los tiempos”. Y eso fue, precisamente, lo que vivieron.
Puede parecer una exageración, ¿verdad? En cambio, la verdadera transformación y el acercamiento de millones de personas a la figura de Jesús de Nazareth está precisamente en que se nos presenta en cada eucaristía, en cada comunión que nos alimenta la unidad de todas las personas por encima de las diferencias. Es una llamada a trabajar por la verdadera paz desde un entendimiento profundo y militante. Sólo alguien que nos acompaña, sólo alguien que nos quiere sin condiciones, sólo alguien que nos acoge hasta el final de los tiempos es capaz de hacernos cambiar hasta lo más profundo de nuestro ser.
Ese espíritu de cambio y renovación fue el que sopló cuando los vi alejarse y volver con sus familias, cargados de ilusión y con el convencimiento de que sí se puede ser feliz en el mundo de hoy a la vera y sobre la espalda de un humilde carpintero de Galileo que lleva dos mil años crucificado, con los brazos abiertos en señal de amor, misericordia y perdón. Aquí esta una de las bases de la Iglesia del futuro, cargada de autenticidad y de sentido, comprometida, humilde y sencilla. Así sea.
*Doctor en Filosofía y profesor de Filosofía, Religión y Psicología del Patronato de la Juventud Obrera (PJO) de Valencia
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