Punto final por mi parte sobre Franco.
Hay una verdad meridiana. Aunque a algunos moleste. Y esa no la va a borrar nadie. Franco y los que se sublevaron el 18 de julio salvaron a la Iglesia de su desaparición en el fuego y la sangre. Fue así. ¿Que algo se hubiera salvado en las catacumbas? Es posible. Pero visto lo que ocurrió, poquísimo. Nos habríamos quedado sin curas, sin arte y sin religión. Y eso lo reconoció y lo agradeció la Iglesia. La española y la universal.
Sobre lo que supuso el régimen de Franco después de su absoluta victoria yo tengo mis ideas. Y no me da la gana de exponerlas. Porque en este Blog no se trata por mí de cuestiones exclusivamente políticas. Pero si algún salvapatrias de pacotilla cuyo valor ni se le supone se cree que soy un antifranquista furibundo, o siquiera moderado, que Dios le conserve la vista. Llevo escribiendo cincuenta años sin ocultar nunca la cara como para que venga ahora algún mequetrefe que se considera un héroe por ponerse una vez al año una camisa que yo no me puse nunca o contestar a unos gritos de ritual que yo nunca pronuncié y que son todos sus servicios a la patria y a la religión. No tengo nada contra camisas, himnos o brazos en alto, que cada uno se ponga, cante o grite lo que quiera pero yo estoy curtido en mil batallas como para que me de lecciones algún soldadito de opereta.
Jamás he adorado a Franco porque tengo muy claro que sólo se debe adorar a Dios. Siempre he recponocido que gracias a él y a los que con él se alzaron contra la República se salvó España del comunismo y la Iglesia de su desaparición en nuestra patria. Y eso se lo reconocerá la historia. Otras cosas me agradaron menos. En él o en su régimen. Aunque es curioso que estos adoradores de su figura, como si fuera el hombre perfecto, no se recaten en criticar la herencia que nos dejó en Don Juan Carlos de Borbón o abominen de los ministros tecnócratas del Opus Dei. ¿Es que acaso los nombré yo?
Por supuesto que cada uno hace lo que le da la gana y pone la cruz donde la parezca en la declaración de Hacienda. Pero si la supresión de una misa por Franco lleva a alguien a dejar de poner la cruz manifiesta clarísimamente cuales son sus prioridades. Y ciertamente no la Iglesia. En lo que están en su derecho. Pero de católicos poco. A mi ni Setién, con todo lo que supuso, me alejó de la Iglesia. Aunque me alejara de Setién. Pero no todos somos iguales.
Y respecto a la dichosa misa me ratifico en lo que dije. Una misa no es un acto político y no se debe ir a ella con indumentaria política. Ni con himnos políticos. ¿Que se cantan a la puerta de la iglesia? Sólo faltaba que nos lo cantaran en el Sanctus. Me parece respetabilísimo ser socio del Real Madrid. Que por cierto tiene muchísimos más seguidores que hoy la Falange. Pero pienso que sería impropio que si decidieran celebrar un eventual triunfo con una misa por Don Santiago Bernabéu acudieran con las camisetas de Raúl o de Kaká y a la salida nos obsequiaran con el Hala Madrid. Que está muy bien en el estadio o en la Cibeles pero no en la Almudena. Porque en la iglesia hay muchos que no simpatizan con el Madrid y les molesta el himno.
Con todo eso se han cargado lo que debería ser una misa por el eterno descanso de Franco y José Antonio. Y amenazan la supervivencia misma de la abadía y de sus sepulturas. Que no está hoy el horno para bollos. La mejor garantía de que esos sepulcros no se toquen es la permanencia en el Valle de los benedictinos. Si estos, por los amores a Franco de unos y los odios al mismo de otros, se tuvieran que ir, menuda baza a los hijos de Zapatero. Aquello se clausuraba hasta que se cayera solo.
Por último están los del Franco asesino. Ya le contesté a alguno en el artículo anterior y el odio visceral y el cretinismo no merecen mayores comentarios. Pero resumiré mi pensamiento. En los primeros días en la España nacional hubo asesinatos. De los que Franco ni se enteró ni podía hacer nada por evitarlos. Después de la guerra hubo en su inmensa mayoría ejecuciones de asesinos con un historial de horror como pocos se han conocido. Y no pocos de esos se salvaron con unas penas que enseguida se dieron por cumplidas. Lo de los pobres inocentes víctimas de un dictador sanguinario se lo puede creer alguien, y prueba de ello hay en algún comentarista del Blog, pero indica sobradamente el nivel de esos crédulos. Si no quedara acreditado ya por su dominio del lenguaje y la ortografía.
Por mi parte, punto final.