¿Responden los hijos de los pecados de los padres?
Se entendería que si se trataran de pecados colectivos de la congregación se le exigiese a ella la petición de perdón e incluso se impusiera la extinción de la misma. Pero al ser personales de un Legionario, aunque sea el fundador, no se entiende como sus repugnantes actos graven como una especie de pecado original a todos los que hoy estén en la misma o en un futuro quieran entrar en ella.
Sí es comprensible, en cambio, la indemnización a aquellos individuos que siendo parte de la misma, y como jóvenes estudiantes, fueron objeto de abusos sexuales por Marcial Maciel. Pero no a las señoras que voluntariamente tuvieron relaciones con él ni a los hijos nacidos de esas relaciones. Todo padre es responsable de los hijos que trae al mundo pero muerto el padre se extingue la obligación. Cierto que los hijos tendrían derecho a la herencia pero una congregación religiosa no son los bienes privativos del fundador de la misma.
Si un funcionario del ministerio de Fomento mantiene relaciones con una señora y a consecuencia de ellas nace un niño, responderá ese padre de lo que tenga que responder pero no el ministerio a su fallecimiento. Ni aunque fuera el ministro. Y, si no se admite el ejemplo ministerial, tampoco un religioso violador compromete los bienes de su convento o el convento mismo en alimentos para el nacido de esa violación porque esos bienes no son propiedad suya.
La visita apostólica corregirá todo aquello que en las constituciones haya que corregir si es que hay algo que lo merezca, aplicará las penas canónicas que procedan a aquellos Legionarios de Cristo que encubrieron la miserable conducta del fundador, y yo no me creo que tan repetidas tropelías no fueran conocidas por nadie, pero una vez hecho eso, los que estén limpios de todo, que supongo serán la inmensa mayoría, podrán seguir prestando sus servicios a la Iglesia como hasta hoy. Y por lo que parece en muchos casos excelentes servicios.
Aunque lo que siempre estará en su historia es que su fundador no fue un santo como Ignacio de Loyola, Francisco de Asís, Domingo de Guzmán y tantos otros santos de la Iglesia sino un miserable y asqueroso pecador. Eso no se lo va a quitar nunca nadie.