Sigue la indignación por lo de las monjas pero los obispos continúan callados.

El sacerdote extremeño Don Ángel David Martín Rubio también se ocupa en su Blog en Religión en Libertad del penoso espectáculo de las monjas televisivas. Y con un artículo importante pues analiza las causas por las que se ha llegado a ese desmadre eclesial. Os recomiendo su lectura.

Las manifestaciones de esas viragos desde la extraeclesialidad en la que simulan vivir felices una vida fracasada que toca a su fin ha tenido un efecto positivo: retratarlas ante muchísimos católicos que viven con fe ilusionada su pertenencia a la Iglesia. No han podido hacer peor servicio a su causa agonizante. Esas no son monjas católicas. Sólo una viejas resentidas y sin mañana que aborrecen a la Iglesia.

Nos repelen pero también nos confiorman y nos animan. Si eso es la contestación en la Iglesia están perdidas. En cinco años con taca-taca las que queden. Y en diez ya podemos enviar los taca-taca al tercer mundo porque aquí han dejado de prestar servicio.

Sin embargo hay también una lectura negativa. Gente con la fe más débil corre el riesgo de pensar: si eso es la Iglesia, yo me bajo en marcha. Y tantísimos de los que hoy viven en una ignorancia absoluta de Cristo y de su Iglesia se pueden creer que eso es lo que sostiene la Esposa de Cristo. ¡Si lo dicen unas monjas...!

Por eso es necasaria la voz de los obispos. Esa voz que se oye tan pocas veces y que algunas más valdría no oírla. Quiero agradecerles a nuestros prelados, sin embargo, un silencio de estos días. No habían amenazado con unas normas sobre la gripe A. Afortunadamente, de momento, nos han ahorrado las chorradas esperables. Tienen un cáncer en su seno y callan. Y nos iban a instruir sobre la gripe A. De locos.

Lo de esas monjas es una vergüenza. Una vergüenza eclesial. Ya está bien de seguir sordos, ciegos y mudos. Tienen que decir algo si no quieren que se les tenga como encubridores y consentidores del mal.

Hemos comenzado los seglares, se han unido sacerdotes, ya han hablado hasta canónigos. Faltan los obispos. Y ellos son los responsables de la Iglesia. Ellos son la autoridad. La tan ausente y silente autoridad. Así nos va.

Leed el artículo de Don Ángel David Martín Rubio. Que hoy lo van a leer muchos obispos. Prácticamente todos. Después de leerme a mí. Por supuesto que negándolo.

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=4459
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