El importantísimo nombramiento.
Es además lo menos a lo que podía llegar un arzobispo. No hay puestos inferiores cubiertos por personas con dignidad arzobispal. Y acabamos de ver lo ocurrido con el Nuncio en París. Recién nombrado Penitenciario Mayor. Es decir, con capelo seguro.
El pozo de ciencia que es Don Antonio Lasierra nos ha instruido sobre los últimos secretarios de la Congregación para los obispos, llegados todos ellos al cardenalato y figuras eminentes de la Iglesia. Pero hay algo muy importante que no permite identificar los casos. Aquellos partían de allí y llegaron a puestos mucho más importantes. Monteiro llega allí. A los 71 años. Creo que la diferencia es muy notable.
Cábalas se pueden hacer todas. Lo malo es que tiene las horas contadas. Puede ser que a Re le acepten la dimisión inmediatamente puesto que en enero cumplió los 75 años pero como le prorroguen dos o tres Monteiro se encuentra con 73 o 74. Con al arroz ya pasadísimo. Y eso en el caso de que alguien pensara en él como sucesor del actual Prefecto de la Congregación. Y no parece verosímil pensar que le nombren ayer secretario para a fines de este año o en el próximo la vayan a nombrar prefecto de otra Congregación o Presidente de un Pontificio Consejo cardenalicio. Para eso hubieran esperado unos meses manteniéndole la nunciatura de Madrid.
Creo que quien mejor ha entendido la "promoción" es Jesús Bastante en un artículo que acaba de escribir desde el afecto personal al nuncio y desde la irritación. Porque es un artículo irritado.
Me sorprenden estos amores póstumos al portugués que no ha sido precisamente la alegría de la huerta. Más triste que un sauce llorón. Pero hay una prueba del nueve que creo les harán descender de las nubes. Sí preguntamos a los católicos quien era el importantísimo antecesor de Monteiro en tan importantísimo puesto la ignorancia debe rozar el 100%. Si estuviéramos ante un puesto clave de la Iglesia todo el mundo, o muchísima gente, sabría de la existencia de Francesco Monterisi. Y eso que, como bien señala Don Antonio Lasierra, el cargo lleva anejo el de secretario del Colegio Cardenalicio. Puesto este último que debe tener menos trabajo que un vendedor de abrigos de visón en el desierto del Sahara.
Su misión en la Congregación que preside el cardenal Re es la de organizar la burocracia de la misma. Es de esperar que con más agilidad que en la nunciatura de Madrid. Si alguien piensa que Re, Rouco, Bertone, Lehman, Levada, Rodé o Vallini, por ejemplo, le van a pedir su opinión sobre un candidato al episcopado son ganas de seguir soñando.