O sobraba el obispo o sobraban los otros.

Las fiestas de nuestras ciudades y pueblos tienen un origen religioso que en ocasiones es ya irreconocible en nuestros días. Y en otras da lugar a extrañas mezcolanzas que se deberían evitar.

La ciudad de Albacete honraba todos los años a su patrona, la Virgen de los Llanos,y de algún modo lo sigue haciendo hoy. La víspera de su fiesta se traslada solemnemente una réplica de la imagen al recinto ferial instalándola en una capilla del mismo. En esa especie de procesión cívico-religiosa participa el alcalde de la ciudad, la corporación municipal bajo mazas, el obispo de Albacete, las restantes autoridades civiles y militares, todo un cortejo. Diversas entidades y asociaciones de la ciudad se unen a la comitiva con carrozas y banderas en un espectáculo francamente lucido que acompaña a la Virgen en su camino.

Entre los participantes de este año, con carroza, charanga, banderas y alarde de su condición figuraba una asociación local de gays, lesbianas y transexuales. A los que reconozco su derecho a manifestarse en la vía pública y hasta puedo creer que algunos de sus miembros tengan devoción a la Virgen de los Llanos. Pero ya que vayan juntos el obispo y ellos me parece demasiada confraternización. Allí o sobraba el obispo o las banderas arco iris. A este paso si el año que viene les da por unirse al cortejo a la agrupación de clínicas abortistas, la logia de Albacete, la asociación para la eliminación de los crucifijos y los restos del Palmar de Troya ¿también presidirá la comitiva con su beatífica sonrisa Don Ciriaco?

Quiero pensar que el obispo no se enteró de quienes le acompañaban. Pero tendrá que espabilar algo. Porque en el programa de asistentes figuraban esos señores. Ya tuvimos en su diócesis, y en una de sus parroquias, aquella especie de congreso de curas casados con su eucaristía correspondiente. Ahora los gays haciendo ostentación con el obispo y la Virgen. Pues me parece demasiado Celtiberian show en Albacete.
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