LA REALIDAD MIGRATORIA

La migración es un fenómeno cada vez más imparable. Caravanas de migrantes que huyen de sus países en guerra, que no encuentran medios para sobrevivir en su región y arriesgan sus vidas para buscar una salida. Muchos pierden la vida en su intento, y los que logran atravesar la frontera sufren un trato que va contra su dignidad de personas y contra sus derechos fundamentales.

Ante este fenómeno caben dos posiciones. Unos ven la inmigración como amenaza contra su comodidad; por eso levantan muros o alambradas de contención en las fronteras o decretan deportaciones masivas; xenofobia, racismo y nacionalismos excluyentes son ideologías cada vez más extendidas. Otros en cambio ven la inmigración como una oportunidad para construir sociedades plurales donde la diferencia puede ser mutuo enriquecimiento; en esta visión, se adopta un conducta de solidaridad, acogida, diálogo y ayuda. En la ideología que hoy inspira y mueve al neoliberalismo económico  está prevaleciendo el individualismo feroz que descarta y maltrata reverentemente a los inmigrantes pobres.

No somos ingenuos. Esta realidad migratoria debe ser canalizada mediante políticas nada fáciles  pues en el fondo están la la insaciable codicia y la injusticia en economía; los mismos países que venden armas para las guerras regionales, se niegan luego a recibir a quienes, para sobrevivir huyen de esas regiones devastadas. Pero los cristianos debemos discernir en este signo de nuestro tiempo una llamada del Espíritu:¿no tenemos la misma dignidad todos los seres humanos? ¿no llevamos como imagen de Dios escrito en la frente “no matarás”? ¿no pertenecemos a la única familia como está sugiriendo, por otro lado , el fenómeno de la mundialización? En nuestra conducta compasiva, solidaria y de hospitalidad podemos y debemos ser llamada para que políticos y economistas busquen soluciones más humanas a esta lamentable situación. En todo caso esa conducta humanitaria y fraterna es ya juicio sobre la fecundidad de nuestra existencia : “era forastero y me acogiste”

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