Tópicos políticos que siempre nos parecen de otros
Se acabó. La campaña electoral ya es historia. Antaño las campañas electorales nos parecían un horror, algo así como un castigo. Ahora pienso que nos hemos ido acostumbrando. Quizá hemos hecho callo. Cada cual se las apaña para desconectar o no, según el caso y sus particulares intereses. También los políticos me imagino que viven con más realismo lo que da de sí una campaña. Supongo que han aprendido que los ciudadanos somos más reacios a sus promesas y a la vez más fieles a unas siglas. ¿No se han dado cuenta Ustedes? Aquí todo el mundo dice que “pasa” de la política, pero está bien atento a todo lo que sucede a su alrededor. Mientras que nos enfadamos por esto o por aquello, y nos juramos a nosotros mismos que nunca más votaremos a éste o aquél, llegado el día de las elecciones, volvemos casi sin remedio a “los nuestros”. O porque sí, o por si acaso, o porque a dónde vas a ir, pero la cuestión es que se repiten aproximadamente los mismos resultados. Y el caso es que cada uno de nosotros piensa en cómo es posible; cuando no, ¡qué necia es la gente repitiendo su voto! No nos damos cuenta, o no queremos darnos, de que nosotros mismos, cada uno, hemos hecho lo mismo. Así que cada cual piensa que son los demás lo que deberían cambiar. Bueno, nada que no se pueda comprender. Sólo una cosa deberíamos evitar siempre: los otros no se equivocan al votar, ni son menos libres que nosotros, ni se dejan manipular más que yo. Simplemente son distintos y eligen lo que creen mejor para ellos. Iba a decir lo más justo, pero no, no quiero pecar de idealista. Elegimos lo que nos parece más beneficioso para nosotros y, en el mejor de los supuestos, pensamos que ha de serlo también para los demás. ¡Santa ingenuidad!
El final de la campaña me sugiere una segunda reflexión. A menudo pensamos que cualquiera puede dedicarse a la política y hacerlo para “poner el cazo”. Otra ingenuidad. Para dedicarse a la política hay que tener piel de elefante, gruesa y dura, para que no te afecten demasiado las críticas; y que te vaya la marcha en el rifirrafe del debate y, si preciso es, la discusión. Un político es lo más parecido a un actor. Cuando está en el escenario se crece y cuando los colegas lo cuestionan, más motivado se encuentra para dar “la batalla”. Se equivoca la gente que piensa que cualquiera vale para la política. Mire, si Usted no puede presidir con calma una comunidad de vecinos, o estar a gusto en un claustro de profesores, o acudir con ganas a una asamblea sindical, olvídese de la política. Reconozca que no es tan fácil como parece. Para estar en la política te tiene que “ir la marcha” y “la pelea cotidiana”.
Y luego, todo eso de llevárselo “crudo”. ¿Qué quieren que les diga? Pienso que no es para tanto. Hablo desde el País Vasco. Lo que sí pienso es que cierta gente, cerca de ellos y bien informada por ellos, disfruta de información privilegiada sobre inversiones públicas, de las que obtiene buenas y “legales” plusvalías. Me da rabia que la crítica social se centre sobre los políticos y se olvide por completo de las personas y empresas que se mueven con ventaja alrededor de la política, y que casi nunca son objeto de pesquisa.
En fin, que la gente no se equivoca tanto al elegir, simplemente piensa distinto que Usted o yo, y que quienes más provecho sacan de la política, no están en la política, sino cerca de ella. Suerte a los elegidos.
El final de la campaña me sugiere una segunda reflexión. A menudo pensamos que cualquiera puede dedicarse a la política y hacerlo para “poner el cazo”. Otra ingenuidad. Para dedicarse a la política hay que tener piel de elefante, gruesa y dura, para que no te afecten demasiado las críticas; y que te vaya la marcha en el rifirrafe del debate y, si preciso es, la discusión. Un político es lo más parecido a un actor. Cuando está en el escenario se crece y cuando los colegas lo cuestionan, más motivado se encuentra para dar “la batalla”. Se equivoca la gente que piensa que cualquiera vale para la política. Mire, si Usted no puede presidir con calma una comunidad de vecinos, o estar a gusto en un claustro de profesores, o acudir con ganas a una asamblea sindical, olvídese de la política. Reconozca que no es tan fácil como parece. Para estar en la política te tiene que “ir la marcha” y “la pelea cotidiana”.
Y luego, todo eso de llevárselo “crudo”. ¿Qué quieren que les diga? Pienso que no es para tanto. Hablo desde el País Vasco. Lo que sí pienso es que cierta gente, cerca de ellos y bien informada por ellos, disfruta de información privilegiada sobre inversiones públicas, de las que obtiene buenas y “legales” plusvalías. Me da rabia que la crítica social se centre sobre los políticos y se olvide por completo de las personas y empresas que se mueven con ventaja alrededor de la política, y que casi nunca son objeto de pesquisa.
En fin, que la gente no se equivoca tanto al elegir, simplemente piensa distinto que Usted o yo, y que quienes más provecho sacan de la política, no están en la política, sino cerca de ella. Suerte a los elegidos.