¡La ética política pide un poco más!

Les aseguro que no quería referirme en este comentario al rifirrafe político. Pensaba en evitar la política como fuera, pero no es posible. Se me ocurren mil temas también muy importantes, pero es como si una voz interior me dijera: no te empeñes, lo único que interesa de verdad es la política.
En política todos tenemos muchas cuestiones que plantear a los candidatos y todas ellas muy cercanas a nuestra vida cotidiana; que si la vivienda, las guarderías, la atención sanitaria, el tráfico, la asistencia a las personas dependientes, los servicios, la disposición de terrenos para la empresa... Pero, al final, la primera pregunta que se nos ocurre, es política; la pregunta política concentra todas las miradas:
¿Acepta Usted que Batasuna se presente a las elecciones o exige su ilegalización en cualquiera de las formas que adquiera? ¿Mantiene Usted abierto el proceso de paz, o lo da por terminado con el atentado de Barajas? ¿Cree que Batasuna es una opción democrática más, o ETA la controla y vicia su condición de fuerza política y solamente política? Y, así, sucesivamente, con todas las variantes que Usted ya conoce. Y claro está, cada uno las responde según su leal saber y entender; o más bien, seamos sinceros, según posiciones partidistas muy firmes y queridas. Tan queridas y firmes que ya no somos conscientes de su carácter partidista, de los prejuicios que condicionan y explican nuestras respuestas.
Por ejemplo, para pensar y pensarnos. Dice el Lehendakari que lo legal e ilegal lo determinan democráticamente los ciudadanos vascos, votando o no a un partido. Concluyo, entonces, que cualquier bárbaro que se presente, si tiene votos, queda legalizado. La ética política pide un poco más, ¿no? Dice Otegui que si todas debatieran su propuesta limpiamente democrática, podríamos avanzar rápidamente hacia la solución del conflicto. Concluyo entonces que ETA no atemoriza con la violencia a nadie. La ética política pide un poco más. Dice Arzallus que si comprendemos y abordamos la causa por la que “unos tíos se han jugado el pellejo durante cincuenta años”, resolveremos por fin el problema. Pero, entonces, ¿quiere decir que los demás nacionalistas han sido unos cobardes por no hacer lo mismo?, o, ¿es qué si ETA ha matado durante esos años, no será porque ellos solos han decidido esa barbaridad moral y política? La ética política pide un poco más.
Dice Rajoy, dice Zapatero, dice Imaz, dice Savater, dice cualquiera que Usted recuerde con voz destacada en la cuestión, dicen tantas cosas... pero la ética política pide un poco más. Usted me reprochará que he puesto tres ejemplos del mismo ámbito político, el nacionalismo vasco. Lo acepto, pero me es igual. Le puedo sacar punta a otras palabras. Lo que quiero señalar es que la ética política nos pide un poco más. Si el Gobierno hace tirabuzones con tal de llegar a las elecciones generales del año que viene, con el proceso de paz sin cerrar, pues lo hace sin rubor. Pero la ética política pide un poco más, en claridad, sobre todo en claridad. Si la oposición quiere recuperar el poder, está en su pleno derecho, pero la verborrea no debería servir para ocultar una visión de España y unos objetivos electorales que son partidistas y discutibles La ética política pide un poco más.
Le pido que sea Usted quien le busca la vuelta a las posiciones políticas de unos y otros, y verá cómo en todas ellas hay un fallo básico: la ética política les pide un poco más. Nos hemos acostumbrado de tal modo a dar por bueno lo que es opinión política partidista, que ya nadie se pone “colorao” por decir que sus propósitos electorales, o sus devociones nacionales, son lo justo y democrático. Pero la ética política pide un poco más. El fraude de ley es fraude de ley, los partidos con votos tienen que ser democráticos y pacíficos, los grupos de oposición tienen que recuperar el poder en buena lid, los grupos gobernantes no pueden conservar el poder por cualquier medio y modo... es que no vale todo para cualquier fin... y mi impresión es que “Batasuna” se lleva la fama de hacer valer todo para sus fines, pero los demás no le van a la zaga. Por supuesto, sin una ETA en la recámara. Pero la ética política nos pide un poco más a todos. No me gusta la patética moral, la que se lamenta ¡qué malos son todos!, pero la pérdida del sentido moral en política nos está desmoralizando. Y si nos desmoralizamos, el que menos escrúpulos tenga, va a ganar. Bueno para ETA.
Ya sé que todo esto suena a música celestial. Si alguien me ha leído, lo que quiere saber es si estoy o no a favor de la presencia de “Batasuna” en las elecciones. Pues mientras ANV sea legal, mi respuesta es que sí. Pienso que debo hacerlo. Y sé que me están engañando. La ética política pide un poco más.
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