Pentecostés y Vaticano II
Nuestro “pequeño Pentecostés” fue el Concilio Vaticano II, que lo hemos olvidado y gran parte de la jerarquía lo ha ninguneado o marginado.
En aquellos años 1960, en la Iglesia de Juan XXIII y Pablo VI había espíritu, viento de libertad, tono vital evangélico. Un “cantus firmus” nos decía que “había que cambiar”.
El concilio se celebró en cuatro sesiones de 1962 a 1965. El Espíritu soplaba con energía por medio de los obispos, teólogos, hermanos separados, laicado, etc…
Nos entendíamos, nos sentíamos libres y creativos en la Iglesia.
Pablo VI murió en 1978. Quizás en ese momento comenzaron a arrinconar el Concilio y las brasas de Emaús se fueron apagando.
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