"Sólo el amor conoce el camino de la misericordia" El amor no juzga, el amor conquista para hacernos libres y poder caminar a la meta del cielo

"Sólo el amor quita todas las durezas como el pretender juzgar a los demás, como hacen con esta mujer adúltera"
"La transformación en el amor por la misericordia permite hacer nuevas todas las cosas como nos recuerda Isaías en la primera lectura"
"Solo la misericordia es transformadora y sólo ella hace posible la obra de perfección"
"Solo la misericordia es transformadora y sólo ella hace posible la obra de perfección"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
Jesús le dice a la mujer adúltera: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Nadie te ha condenado? Ella le contestó: nadie Señor. Jesús le dijo: Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar.
Sólo el amor conoce el camino de la misericordia. Cuando Jesús nos pide que seamos misericordiosos en el perdón, nos está pidiendo antes hacer un camino en el amor.
Quien experimenta el amor puede experimentar la misericordia. Dios es amor y estamos llamados a encontrarnos con Dios en el amor, vivir en Él la conquista del amor que nos haga capaces de transformarnos y quitarnos todas los caparazones duros que no nos permiten ser sensibles y abiertos en el amor que sabe de la misericordia que abra la esperanza al cambio, a la posibilidad de ser mejor porque el amor hace posible todas las cosas.

Por eso Jesús quita el caparazón, la dureza, del corazón de los discípulos de Emaús y de los ojos de san Pablo, al caer como escamas de sus ojos. Sólo el amor quita todas las durezas como el pretender juzgar a los demás, como hacen con esta mujer adúltera, los que quieren apedrearla y por eso Jesús la acaricia con su amor, sólo diciéndole: tampoco yo te condeno, vete, no vuelvas a pecar.
En la segunda lectura de este domingo 5º de cuaresma, san Pablo lo dirá con toda claridad en la carta a los Filipenses: El bien supremo que es Cristo, mi Señor, por cuyo amor he renunciado a todo.
La transformación en el amor por la misericordia permite hacer nuevas todas las cosas como nos recuerda Isaías en la primera lectura: Dios abre caminos nuevos para que corran los ríos en el desierto y tierra árida y apagar la sed de su pueblo escogido.
La mujer adúltera y san Pablo han tenido un encuentro con el amor que los dispone en un camino de conversión porque en ese amor han experimentado la misericordia.
El amor no juzga, el amor entiende y comprende e invita a vivir una liberación donde la libertad se manifiesta movida en el bien supremo y el amor verdadero, simplemente el camino de la salvación.
El amor nos vuelve a poner en el camino del bien para apartarnos de lo malo: vete no vuelvas a pecar. Pero esto es con absoluta libertad y conciencia, una vez que hemos conocido el amor que es Jesús.
Quienes no se han encontrado con el amor, no han experimentado la luz llena de esperanza que se revela en el mismo amor y que es la misericordia.
Solo la misericordia es transformadora y sólo ella hace posible la obra de perfección.
No hay perfección como Dios en las creaturas sino se camina en el amor que transforma en la misericordia.
Muchos pretenden ser perfectos sin darle prioridad a un amor que sabe revelar la misericordia interior, que puede quitar toda caparazón para hacerte totalmente libre y sobre todo sensible al otro, poniéndote con toda percepción sensible a lo que significa amar al prójimo.
Quien no se ha encontrado con el amor ni puede llegar a la perfección porque le falta la misericordia ni puede tampoco llegar a lo principal que es amar al prójimo.
En la iglesia, que hacemos confesión de labios de Dios, que es amor, nos falta la principal confesión que es el amor.
Etiquetas