"Así no se puede seguir por más tiempo" Gregorio Delgado del Río: Yo soy el caos

Congreso
Congreso

A decir verdad, estamos instalados en el puro desgobierno. Cada día que pasa, son más graves las fisuras en el mismo

Pero ¿qué habremos hecho los españoles para merecer este trato? ¿Para esto confiamos en ellos? ¿Para que nos enfrenten a unos con otros, como siempre? ¿Para arruinarnos?

En este contexto, no se puede -yo, al menos, no puedo- silenciar la actitud de nuestros obispos. No dijeron ni mu en su momento a la hora de orientar el voto, ¿Temen perder la seguridad de que disfrutan?

Como es sabido, el tiempo quita y da razones. Apenas instalado este Gobierno bicéfalo (social comunista), se ha hecho evidente que, efectivamente, el caos se ha adueñado de España. Sólo han hecho falta cuatro meses y una epidemia sanitaria.

A decir verdad, estamos instalados en el puro desgobierno. Cada día que pasa, son más graves las fisuras en el mismo. Está totalmente roto y sin norte. Sus ministros, al menos cierta mayoría, cada día desafinan más y más. Abundan las peleas, las rectificaciones están a la orden del día, las mentiras y los incumplimientos campan por sus respetos, el ninguneo lo practica el propio Presidente sin rubor alguno, las ilegalidades son el pan de cada día. Así no se puede seguir por más tiempo. Es absurdo y contraproducente. La ruina nunca vista asegurada.

Lo verdaderamente grave de lo mucho que ha aflorado hasta ahora radica, precisamente, en que no tiene solución. Se han confirmado los pronósticos. No da más de sí. Dado el nivel de incompetencia y su composición ideológica radical, no es esperable nada diferente. Y, por tanto, vamos a tumba abierta hacia el precipicio y el caos en todos los órdenes. Pero ¿qué habremos hecho los españoles para merecer este trato? ¿Para esto confiamos en ellos? ¿Para que nos enfrenten a unos con otros, como siempre? ¿Para arruinarnos?

Como será de evidente la situación creada –señores socialistas y podemitas-, que hasta los propios medios, tradicionalmente de apoyo del PSOE, han perdido la paciencia y el aguante. “Esta vez, editorializa El País, las cosas han ido demasiado lejos, y la única manera en la que podría contener la hemorragia política provocada por el acuerdo sobre la reforma laboral en un contexto impropio y con un socio inadecuado es depurando responsabilidades. De no hacerlo con urgencia, será el propio presidente Sánchez el que se arriesgue a perder toda cobertura…". Por fin, se han atrevido –me temo que habrá sido sin que sirva de precedente- con la verdad.

Lo que está ocurriendo era esperable. ¡Hay cosas imposibles! Por ejemplo, la cuadratura del círculo. La izquierda mediática actual (la del votante socialista, en su inmensa mayoría, ni se entera) sabe, aunque no lo reconocerá jamás, que, desde sus inicios, este Gobierno no ha funcionado como tal. Sabe que el ‘cambio estructural en la toma de decisiones’, introducido por el Rey del caos y su cabeza pensante Iván Redondo, ha provocado un tsunami de incalculables dimensiones, como vimos la semana pasada. Sabe, perfectamente, que, en el fondo, esto no se arregla con la sustitución de los ministros, abiertamente incompetentes (¡que los hay!), por otros que nadie garantiza que no lo sean aún más ineptos. ¿Por qué será que estos medios, en general, no se atreven con la verdad y no instruyen al pueblo sobre la realidad de lo que verdaderamente ocurre?

La respuesta a este respecto está en relación con la propia complicidad de la izquierda mediática, que, en su momento, no advirtió ni alertó al pueblo sobre la imposible y negada pretensión de Sánchez. Un gobierno socialista (¡Y, qué socialismo!), en coalición con el comunista radical y chavista de Pablo Iglesias, y con el apoyo de separatistas y Bildu, es pedir peras al olmo. Eso no es gobierno sino, como mínimo, dos en uno. Todo el mundo lo percibe. La verdadera agenda del Gobierno hasta ahora ha sido la de P’s. El choque y el seguro descarrilamiento, en consecuencia, forman parte de la crónica anunciada. ¿Por qué se celebró, se apoyó y se sigue alentando lo que se sabe que es caótico y de imposible funcionamiento para gestionar los problemas de España? ¿Acaso lo que se busca por ciertos sectores es, precisamente, el caos, el cuanto peor, mejor para sus intereses? Nada, a decir verdad, queda excluido.

En este contexto, no se puede -yo, al menos, no puedo- silenciar la actitud de nuestros obispos. No dijeron ni mu en su momento a la hora de orientar el voto, ni tampoco cuando Sánchez, que fue al proceso electoral con la promesa solemne de no pactar con P’s (le quitaba el sueño), demostró, al formar el imposible Gobierno que venimos padeciendo, que había faltado a la verdad y de modo solemne. ¿Acaso nuestros obispos creían en la viabilidad y la capacidad de gestión del nuevo Gobierno? Entonces, por cierto, no teníamos la pandemia, ni nada que sirviera de excusa al silencio cómplice que mantuvieron. No acaban, siento decirlo, de atreverse con la verdad, que dicen que nos hará libres. ¿Qué buscaron entonces: sus intereses o la salvaguarda de los principios? ¿Temen perder la seguridad de que disfrutan?

En un Estado democrático, cuanto sucede, como por ejemplo la mala gestión de los asuntos públicos, tiene mucho que ver con el votante, verdadero cómplice, que, a veces, la propicia de modo irresponsable. ¿Cómo se puede seguir tirando piedras al propio tejado? ¿Cómo es posible dejarse tomar el pelo de modo tan torpe y, a la vez, tan claro? ¿Cómo es posible que muchos que apoyaron este Gobierno tan incompetente no adviertan el desastre de la gestión de la pandemia? No quieren verlo, porque lo han hecho quienes apoyaron. Pues, lo siento, pero, aunque duela, se ha de tomar buena nota para el futuro y revisar los planteamientos personales y colectivos.

A este respecto, hay que decir muy alto y claro que, respetando la libertad de cada cual, es necesario llamar a la responsabilidad de todos, a hacer uso de la propia experiencia de lo ocurrido, a ser consecuentes con el grado de defraudación que han exhibido, y a votar en consecuencia. El daño y el deterioro de las cosas está siendo gravísimo, muy difícil de volver a normalizar y, en consecuencia, no lo duden, el pagano será, una vez más, el propio pueblo y los más débiles del mismo. ¿Hay algún ingenuo que lo dude? ¿Era esto lo que buscabas con tu voto?

Algunos ministros, lo más validos por su competencia, se están haciendo responsables de la situación. Deberían irse de un Gobierno, cuyo propio Presidente, presuntamente, les engatusó en un proyecto imposible, les engañó, les ningunea y no les respeta. ¿Acaso quieren sumarse al tristemente celebre Sr. Solbes? Se respeten a sí mismos ydimitan.

Por si fuera poco con la que ha caído, siempre hay algún juez, metido a político. En este caso, Marlaska. ¡Vaya vergüenza! ¡Vaya abuso de posición! Lo diré con palabras de un hombre de bien, Francesc de Carreras, que se ha atrevido, en contra de lo sustentado por el medio en el que suele colaborar de modo habitual, a expresar la siguiente valoración: "Ya se sabia que antes del día 9 de marzo el gobierno tenía noticias fiables sobre la gravedad de la situación y el ministro de Sanidad había sido informado en Consejo de Ministros; pero lo que no había trascendido era que algunos actos se habían cancelado por esta razón y otros, de dimensiones mucho mayores, se permitieron, como la manifestación del día de la mujer, el 8 de marzo. Las mismas razones servían para prohibir y para autorizar: incongruencia y discriminación. ¿Cuántas vidas, perjuicios y gasto nos habríamos ahorrado?". Aquí le duele, y mucho, al gobierno.

Se cesa a todo un coronel de la Guardia civil por haber cumplido la ley. Y lo cesa Marlaska, juez de profesión. ¡Manda narices! Las explicaciones del ministro son un insulto a la inteligencia. "¿Confianza para qué, para que se preste a saltarse la ley? El mismo día, Marlaska promete a la Guardia Civil el aumento de un 20% de su sueldo: un insulto a su dignidad". La que ha armado. No conoce a la Guardia civil y parece ser que no sabe que el honor no se compra. Todo un juez ejerciendo de enterrador de la separación de poderes.
A todo esto, Sánchez, por desgracia, ha sido muy claro con los hechos. Nos está diciendo algo muy parecido a lo siguiente: Hasta aquí he llegado, seguiré estando al frente del tinglado, que he montado. No lo dudéis. Ya me conocéis. Me saldré, no faltaba más, con la mía, aunque tenga que pactar con los herederos de ETA o con el diablo o con los obispos- ¡Qué más da! Soy el Rey del caos. Pero, eso sí, apoyadme incondicionalmente. Si no lo hacéis, os declaro culpables de cuanto ocurra.

Volver arriba