"Cuanto más humanos seamos, más 'divinos' nos hacemos" La bendición de parejas del mismo sexo: "Los cristianos somos verdaderamente tales cuando somos más humanos"
"A la Iglesia le está costando mucho reconocer a fondo y con todas las consecuencias la humanidad que anida en todos los comportamientos humanos" (Hernández)
"'A Dios', ha dicho José María Castillo, 'lo conocemos y lo encontramos en 'lo humano'. Por tanto, cuánto más humanos seamos, más 'divinos' nos hacemos"
"A veces, las categorías antropológicas que hemos desarrollado no bastan para captar la complejidad de los elementos que surgen de la experiencia o de los conocimientos de las ciencias, y requieren un perfeccionamiento y un estudio más profundo" (Sínodo 2023)
"¿Qué decir de la posición de Mons Sanz y Mons Munilla? Integrismo puro. No se puede hablar en nombre de la fe ni de la Iglesia si se levantan, presuntamente, muros de intransigencia"
"A veces, las categorías antropológicas que hemos desarrollado no bastan para captar la complejidad de los elementos que surgen de la experiencia o de los conocimientos de las ciencias, y requieren un perfeccionamiento y un estudio más profundo" (Sínodo 2023)
"¿Qué decir de la posición de Mons Sanz y Mons Munilla? Integrismo puro. No se puede hablar en nombre de la fe ni de la Iglesia si se levantan, presuntamente, muros de intransigencia"
El 18 de diciembre de 2023, la Congregación para la doctrina de la fe (CDF), hizo pública, previa la aprobación del Papa, la Declaración doctrinal Fiducia supplicans (FS),por la que se autoriza la bendición de ‘parejas en situaciones irregulares’ y ‘parejas del mismo sexo’. Con la bendición “ruegan que todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, santificado y elevado por la presencia del Espíritu Santo” (FS, 31).
Acabo de leer las sencillas pero muy jugosas reflexiones de Ramón Hernández en RD. Lleva toda la razón cuando afirma que “a la Iglesia le está costando mucho reconocer a fondo y con todas las consecuencias la humanidad que anida en todos los comportamientos humanos”. En efecto, es muy triste, pero es un hecho innegable. Son demasiadas las resistencias que todavía se aprecian en su seno. La Iglesia abrazó la concepción tradicional de religión, se configuró y se estructuró como tal. Esto es, como religión de creencias. Al tomar tal decisión, de alguna forma se incapacitó para ver y, sobre todo, para vivir la verdadera originalidad del cristianismo: el misterio de la encarnación/humanización de Dios en el hombre Jesús de Nazaret.
Los cristianos somos verdaderamente tales cuando somos más humanos. “A Dios, ha dicho José María Castillo, lo conocemos y lo encontramos en ‘lo humano’. Por tanto, cuánto más humanos seamos, más ‘divinos’ nos hacemos” (Una exposición más completa en Delgado, La despedida de un traidor. La búsqueda personal de Dios, Barcelona 2023, págs. 209-258). A este respecto, es fundamental la comprensión de Mt 25, 31-46.
"La Iglesia abrazó la concepción tradicional de religión, se configuró y se estructuró como tal. Esto es, como religión de creencias. Al tomar tal decisión, de alguna forma se incapacitó para ver y, sobre todo, para vivir la verdadera originalidad del cristianismo: el misterio de la encarnación/humanización de Dios en el hombre Jesús de Nazaret"
Francisco ha tenido, por fin, la virtud de romper el nudo gordiano existente. Fiducia supplicans puede verse como “una bendición de segunda, rebajada, ydada como a ocultas. Una bendición sin fiesta. ¿Una bendición? Me pregunto si no hubiera sido mejor haberse callado que haberse pronunciado a favor de una bendición apartheid, de una bendición vergonzante y humillante” (Arregui en LD). Es posible. Pero, yo no lo veo así.
No se ha de olvidar, en mi opinión, la firme, tradicional, y muy contradictoria oposición a la homosexualidad de la que se ha hecho gala en la Iglesia. Actitud manifiestamente rígida, que, en el espacio de la Iglesia, solía ocultar, con cierta frecuencia, una incoherencia entre lo que se afirmaba (condenaba) y, presuntamente, se vivía. Baste recordar, como ejemplo, el libro Sodoma. Poder y escándalo en el Vaticano, de Frédéric Martel. Las resistencias al cambio, como es lógico suponer, todavía persisten en muchos ambientes eclesiales. De ahí el coraje de Francisco y su ejemplar coherencia: “Si una persona es homosexual y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?” (Julio 2013). Ha abierto un proceso que, llevará -no lo dudo- con el tiempo a ver a las personas homosexuales, como lo que son, personas iguales a los heterosexuales. ¡Felizmente, llegará! No atesoro, personalmente, duda alguna: la oposición manifestada a la Declaración Fiducia supplicans tiene que ver con lo que muchos se temen. Esto es, con las ulteriores iniciativas posibles, que se adopten para acercarse más al objetivo y realizar la igualdad en plenitud.
Y es que Francisco, desde 2013, ha impulsado el Sínodo de los obispos 2014, 2015 así como el Responsum de la CDF 2021, que ahora también modifica. Pero, sobre todo, en el Sínodo de 2023 se aprobaron estas dos posiciones, que entrañan una perspectiva muy diferente a la habitual, a saber:
1). “A veces, las categorías antropológicas que hemos desarrollado no bastan para captar la complejidad de los elementos que surgen de la experiencia o de los conocimientos de las ciencias, y requieren un perfeccionamiento y un estudio más profundo”.
2). “De distintas maneras, las personas que se sienten marginadas o excluidas de la Iglesia por su situación matrimonial, su identidad y su sexualidad también piden ser escuchadas y acompañadas, y que se defienda su dignidad”.
Si, como es archisabido, se bendicen a diario tantas cosas en la vida, ¿por qué no se va a poder bendecir una pareja (‘no a la unión en sí misma”), sea cual sea su orientación sexual? “El textojamás habla de bendecir ‘la unión’, cosa que se excluye explícitamente (…), pero se bendice a esas dos personas que están en pareja” (Decl. Prefecto a RD).Solamente un rígido e intolerante podría rechazar o negar una ‘simple bendición’ (no un rito) a dos personas que conviven, que se acercan y “piden a Dios los ayude porque tienen muchos problemas”, ya sean de “salud, trabajo, paciencia, y que puedan vivir cada vez con mayor fidelidad al Evangelio” (Ibidem).
Por último, la Declaración subraya, hasta la saciedad, que solo hay un matrimonio (varón-mujer) y “que hay que evitar las bendiciones ritualizadas que podrían confundir” (Ibidem) así como otras circunstancias que puedan dar pie a confusión. Por supuesto, se supera el Responsum de 2021 según el cual “sólo se podía bendecir a los individuos por separado”. Ahora “pueden estar los dos juntos, porque este tipo de bendiciones pastorales, no rituales, no pretenden convalidar nada" (Ibidem).
Sería muy contrario al Evangelio rechazarlas, ‘mirar para otro lado’, aunque, muchas veces, se ha hecho. En este contexto, celebro sin reservas el testimonio que ha ofrecido Mons Prado, obispo de San Sebastián: “Yo creo que es normalizar algo que es muy habitual”. "Yo lo hago y lo haré con total normalidad. En realidad, aclara, "esto está pensado para personas que son creyentes”, que, “cuando acuden a pedir una bendición a la Iglesia, es porque lo necesitan”. Por supuesto, “nunca se ha preguntado a las personas presentes por sus situaciones personales”. En el mismo tenor se ha manifestado Mons Joseba Segura, obispo de Bilbao: “Estas cosas se han hecho habitualmente, y de forma totalmente natural, en la Iglesia”.
¿Qué decir de la posición de Mons Sanz y Mons Munilla? Integrismo puro. No se puede hablar en nombre de la fe ni de la Iglesia si se levantan, presuntamente, muros de intransigencia.
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