*"Los genios malos de la Europa de hoy llevan nombres de filósofos: Se llaman Hegel, Marx, Nietzsche…" ¿Qué te ha sucedido, Europa?
Reflexión sobre lo que ha sucedido en Europa. Probablemente, acertó Claudio Magris cuando sugirió que "al mundo (incluida Europa) le hace buena falta que lo cambien y lo rediman"
Este cambio necesario no vendrá implantado por políticas radicales de izquierda
Son tiempos, a la luz de los resultados de las últimas elecciones, de un mayor pragmatismo, de dejarnos de sectarismos y descalificaciones de plano. No son tiempos de cordones sanitarios. Son tiempos de mayor escucha a la ciudadanía
Son tiempos, a la luz de los resultados de las últimas elecciones, de un mayor pragmatismo, de dejarnos de sectarismos y descalificaciones de plano. No son tiempos de cordones sanitarios. Son tiempos de mayor escucha a la ciudadanía
Como es bien sabido, Europa está inmersa en una grave crisis de identidad y de proyecto humanista universal. Una crisis de valores, sustituidos por un ‘nihilismo’ que lo impregna todo. “¿Qué te ha sucedido Europa humanista, defensora de los derechos humanos, de la democracia y de libertad? ¿Qué te ha pasado Europa, tierra de poetas, filósofos, artistas, músicos, escritores? ¿Qué te ha ocurrido Europa, madre de pueblos y naciones, madre de grandes hombres y mujeres que fueron capaces de defender y dar la vida por la dignidad de sus hermanos?” (Francisco, Premio Carlomagno, OR 19, 2016, 4-6).
Probablemente, si contemplamos la situación actual, la respuesta radique en que parece haberse olvidado ‘el clarividente proyecto diseñado por los padres fundadores’ (Ibidem), cimentado en las “leyes no escritas de los dioses” (Antígona), esto es, en los mandamientos morales y valores universales, hasta no hace mucho “fundamento de la civilización europea” (Magris) y que, cada día, “parecen estar más apagados” (Francisco). Merece la pena hacer un alto en el camino y reflexionar al respecto. Se trata de una verdadera enfermedad que, en expresión de Dostoievski, habría que combatir.
Desde los años 60 del siglo pasado he venido madurando una misma idea, recibida de Albert Camús: “Los genios malos de la Europa de hoy llevan nombres de filósofos: Se llaman Hegel, Marx, Nietzsche…Vivimos en su Europa. La Europa que ellos han hecho” (Nouvelles Littéraires). Me atrevería a añadir el nombre de Michel Foucault, el autor más citado en los últimos 30años (un millón y medio de citas) en publicaciones científicas. Se le considera culpable del florecimiento de lo woke o faro neoliberal, salvador de los olvidados del poder y con ideas hegemónicas sobre feminismo, descolonización y sexualidad (Dario Prieto).
¿Qué ha ocurrido y qué está sucediendo? Para responder a tan sugestivo interrogante, se hace necesario entender que "la idea de Europa no es, como el sentimiento patriótico, un sentimiento primario; no es algo que nazca de un instinto ancestral, sino el fruto de la lenta floración de un modo de pensar más avanzado" (Stefan Zweig, en su alegato proeuropero de 1935). Esto es, la idea de Europa pertenece a lo que Harari (Homo sapiens) ha caracterizadocomo orden imaginado, que reclama, a fin de no desmoronarse, verdaderos creyentes, que vivan en coherencia con su fe y su creencia. Exigencia válida para todos los ciudadanos de la UE y, sobre todo, para sus políticos que tan mal la gobiernan y representan. Lo que ha sucedido consiste en que Europa hace tiempo que renunció a esos valores universales (‘luz del mediterráneo’). Su manifiesto abandono y sus resultados fueron intuidos por Camús. Hoy ya son realidad presente, que enfrenta a nuestras sociedades y condiciona el panorama de convivencia que origina, dadas las dificultades de integración ligadas a la inmigración.
A mi entender, es evidente que Europanecesita hacer sus deberes (Sosa Wagner) ycambiar la orientación de sus políticas.Son tiempos, a la luz de los resultados de las últimas elecciones, de un mayor pragmatismo, de dejarnos de sectarismos y descalificaciones de plano. No son tiempos de cordones sanitarios. Son tiempos de mayor escucha a la ciudadanía y de menores ideologías (Ana Palacio). Son tiempos para preguntarse por qué el electorado ha tomado un rumbo hacía la derecha política y para no echar tal tendencia en saco roto.
En definitiva, Europa no puede seguir, como hasta ahora, sumida en una contradicción patente con su proyecto fundacional y con los Tratados. A tal efecto, y de modo prioritario, ha de evitar consentir o hacer la vista gorda ante los ataques a la identidad democrática en su interior. Ha de poner fin a la inmigración irregular y acabar con el efecto llamada que propician algunos gobiernos. Ha de superar la tentación de imponer políticas sectarias y radicales de izquierdas así como girar o mirar más al centro derecha en busca de soluciones pragmáticas y menos ideológicas.
Lo dijo en los inicios de este siglo el gran ensayista Claudio Magris (Utopía ydesencanto), inspirado en Bertolt Brecht. Al mundo, y a Europa (me atrevo a subrayar)
“Le hace buena falta que lo cambien y lo rediman”. No lo será con radicalismos de izquierda.
* Francisco, Premio Carlomagno (OR 19, 2016, 4-6)