Nicolás de la Carrera Rodríguez, en Verbo Divino 'Aula de plata'

Necesaria poesía
Necesaria poesía

Hijo del poeta Nicolás de la Carrera del Castillo, el autor es licenciado en Teología y Filosofía Pura, Psicólogo Clínico y “con el tañido de estos versos suyos“ anuncia sus bodas de plata como Profesor de Religión de Bachillerato

Los 25 poemas del aula de mi referencia bibliográfica, sigue el “iter” del tiempo litúrgico de la Iglesia y de la vida cristiana, de modo especial en su relación con estudiantes y profesorados

Con énfasis ascético y litúrgico, propio de los días semanasanteros, del nuevo libro publicado por la editorial “Verbo Divino” en su colección “Surcos” de poesía, se ha aseverado con razón que “viene a dibujarnos el enfalocardiograma lírico del existencial compartir del autor con adolescentes…”

El autor referido es Nicolás de la Carrera Rodríguez, hijo del poeta Nicolás de la Carrera del Castillo, definido como un -“clasicista lleno de sencillez, de emoción y de matices en las metáforas”. Nicolás, hijo, es licenciado en Teología y Filosofía Pura, Psicólogo Clínico y “con el tañido de estos versos suyos “ anuncia sus bodas de plata como Profesor de Religión de Bachillerato, nueve años en Aranjuez y diez y seis en el Instituto “Isabel la Católica” y en “El Retiro” de Madrid.

El recuerdo de José Luis Martín Descalzo, escritor, también poeta y periodista, se hace cordialmente presente, con el prólogo –“que no pudo escribir, pero que sabía de memoria”-, poco antes de su muerte, tal y como rememora emotivamente el autor del 'Aula de plata'.

Los 25 poemas del aula de mi referencia bibliográfica, sigue el “iter” del tiempo litúrgico de la Iglesia y de la vida cristiana, de modo especial en su relación con estudiantes y profesorados. Los temas – Pregón pascual, Feria de Navidades, y “Nunc dimitis”- destacan por su veracidad, oportunidad, cercanía y espiritualidad.

Y es que a la vida, tanto o más que a la religión “católica, apostólica y romana, les falta poesía y poesías. Tanto la vida, como la religión, para serlo y poder presentarse y “celebrarse” ante el mundo, como son, o debieran ser, necesitan hacerlo en versos en su diversidad de modos y formas, y siempre en el marco de la más exquisita y laudable de las composiciones poéticas. Sin estas, la vida no es vida.

Tampoco es religión la religión. La Iglesia actual, en su doctrina, disciplina, virtudes, pecados, esperanzas y desesperanzas, cielo e infierno, Cartas Pastorales, encíclicas, discursos, exhortaciones y homilías demanda poesía y poesías. El santo evangelio es fuente y manadero de las mismas. También lo es la fuente -pila bautismal- en la que se inicia el camino de versos que, por la libertad, el respeto, la fe, la esperanza y el servicio a la comunidad se convierte, se proclama, se practica y se canta en la recepción de la Eucaristía.

Enhorabuena al autor y al editor del 'Aula de plata', y… a “sempiternalizar” las bodas de plata, hasta hacerlas de oro. Y así sucesivamente.

De la página 67 me permito transcribir los aleccionadores versos siguientes:

”Yo te amo, vieja madre, /Iglesia, puente con alas/, sol de melocotón/, fresa de zarza,/ copa de Dios, oro y barro,/ Por tu vientre me llega la esperanza/ de una Iglesia-familia, pueblo en marcha// comunidad de fuego, hija de todos/, generosa, sencilla, ardiente, blanca/. Donde el señor obispo sea mi amigo/ y se llame sencillamente Paco/. Donde hay risa, juego, amor en ascua/, libertad, pentecostés borracho/. Comulgo a Cristo de tus manos de plata/ Brotan en mi jardín ramos de aurora:/ corazones de luz, flores de pascua”.

'Aula de plata' de Nicolás de la Carrera Rodríguez
'Aula de plata' de Nicolás de la Carrera Rodríguez

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