| Paulinas
(Paulinas).- En las circunstancias que vivimos nos quejamos como una forma de rebelarnos ante las dificultades y los problemas que tenemos que superar cada día, pero la queja no nos produce ningún alivio ni contribuye a eliminar nuestra pesadumbre.
En cambio, vivir con un talante emocional que intenta empatizar con el otro, ver lo positivo o lo que nos enseña cada acontecimiento, y sentirnos agradecidos por lo que la existencia nos ofrece, es la mejor forma de vivir felices, contagiando alegría y entusiasmo.
Cuando el ego va quedando confinado y las quejas van desapareciendo y perdiendo su poder, adquirimos nuevas fuerzas y perspectivas, para dar el auténtico valor a las preocupaciones y encontrar la solución más idónea, para cuidar nuestra vida interior, para disfrutar del encuentro con los otros y echar una mano a quienes lo están pasando peor en nuestra sociedad y nuestro mundo.
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