'Pretérito perfecto. Setenta años cumplidos y medio siglo de vida religiosa' (Verbo Divino) Otro libro de Mercedes Navarro que no nos dejará indiferentes
Pretérito perfecto es un libro escrito con la libertad, la desnudez y el sentido crítico de quien, a sus setenta años y tras cincuenta de vida religiosa, generosamente comparte luces y sombras, proyectos frustrados y esperanzas discretas con capacidad de sostener vidas, a la vez que su irredenta capacidad de soñar e imaginar futuros alternativos
| Pepa Torres Pérez
(Editorial Verbo Divino).- Hace veinticinco años llegó a mis manos un libro de Mercedes Navarro que abrió enormemente mi perspectiva sobre la vida religiosa femenina. Un libro de cabecera durante mucho tiempo, que me alentó en la búsqueda y el compromiso por otra vida religiosa posible. Ese libro se llamaba Siete palabras, y todos sus capítulos tenían el título de un gerundio. El libro era un canto provocador a la libertad, a la utopía y a la conciencia femenina-feminista en la Iglesia.
Hoy, 25 años después, Mercedes no escribe en gerundio, sino en Pretérito perfecto. Lo hace no desde la nostalgia o la conciencia de que los sueños, las luchas, las preguntas, los “irrenunciables” que han marcado su vida forman parte del pasado, sino desde el convencimiento de que el pretérito perfecto es el verbo de la plenitud. Por eso, Pretérito perfecto es sobre todo un libro que narra la experiencia de una existencia vivida en búsqueda y evolución constante. Es un libro biográfico, pero en él somos muchas y muchos quienes nos podemos sentir identificados. Un libro en el que la palabra ruaj es recurrente. Un libro con el que quienes somos lectores o lectoras habituales de Mercedes Navarro no solo no quedaremos decepcionadas, sino que la re-descubriremos en “estado puro”.
Pretérito perfecto es un libro escrito con la libertad, la desnudez y el sentido crítico de quien, a sus setenta años y tras cincuenta de vida religiosa, generosamente comparte luces y sombras, proyectos frustrados y esperanzas discretas con capacidad de sostener vidas, a la vez que su irredenta capacidad de soñar e imaginar futuros alternativos. Porque adentrarse en el Evangelio como lo hace Mercedes, como mujer orante, investigadora y siempre crítica, es el útero donde nacen sus sueños. Leer el evangelio, nos dice su autora, es como pasear frente a un infinito mundo de sueños, aunque en la Iglesia paradójicamente pesen aún más la costumbre, la inercia y el miedo que la creatividad y el riesgo.
En su libro Mercedes nos recuerda que hay que seguir apostando por los sueños, pero no por cualquier sueño, sino por aquellos que recuperan y reinterpretan el pasado y que tiene también capacidad de iluminar el presente
Quizás por eso el primer capítulo lleva por título “He soñado”. En él,Mercedes relata algunos de sus sueños y los de su generación, y junto a ellos también algunos de sus fracasos y de sus expectativas frustradas, porque los sueños, si llevan aparejadas propuestas, siempre son transgresores y por tanto peligrosos para el orden establecido. Así sucedió también con el sueño de Jesús y su fracaso. Solo reconociendo el fracaso de Jesús y los nuestros propios podremos experimentar paradójicamente que más allá de esta experiencia es posible alumbrar algo nuevo; es posible la Resurrección.
En su libro Mercedes nos recuerda que hay que seguir apostando por los sueños, pero no por cualquier sueño, sino por aquellos que recuperan y reinterpretan el pasado y que tiene también capacidad de iluminar el presente, como sucede con los sueños bíblicos. El germen de los sueños habita en el corazón de las mujeres, aun cuando pareciera que se han acabado por frustración o agotamiento. Por ello, la autora está convencida que hay que acudir a la memoria transgresora de las mujeres, a las genealogías femeninas, como parteras que empujen también los nuestros y nos ayuden a tener sueños despiertos. Mercedes reivindica y sigue apostando por una sana ingenuidad, que no está reñida con el sentido crítico ni es opuesta al realismo, sino la condición misma para poder vivir la existencia como evolución y cambio.
Itinerario de libertad y pasión
Junto a he soñado, otros pretéritos perfectos dan nombre a los capítulos del libro: He sufrido, he amado, he gozado, he pensado, he creído, he evolucionado. A lo largo de todos ellos, nos adentramos en el itinerario de libertad y pasión por el evangelio de una mujer luminosa y a la vez llena de sombras que no se conforma con las respuestas dadas, sino que se muestra siempre amante de las preguntas y apasionadamente humana. Una mujer que, como señala la frase con la que termina el libro, entre lo cumplido y lo incierto, sigue existiendo agradecida.
Un libro sin duda que, como todas las publicaciones de Mercedes, no nos dejará indiferente.
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