Francisco escribe la introducción a “La verdadera Europa, identidad y misión” de Joseph Ratzinger “El renacimiento de Europa pasa por el respeto de la vida humana”
Corresponde al tercer volumen de la colección de “textos selectos” escogidos y traducidos por Pierluca Azzaro, editor de las Obras Completas del Papa emérito
El texto de Francisco fue publicado este domingo 12 de septiembre por el periódico italiano Corriere della Sera
| Papa Francisco
Me complace presentar este volumen, que reúne una selección de textos de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI sobre Europa, publicado con motivo del 50º aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la Unión Europea.
Con la claridad, la accesibilidad inmediata y la profundidad que lo caracterizan, el Papa emérito esboza aquí magníficamente la "idea de Europa" que, sin duda, inspiró a sus padres fundadores y está en el corazón de su grandeza, y cuya ofuscación definitiva conduciría a su decadencia global e irreversible.
Porque -esto es lo que nos enseña, quizá mejor que otros, el hombre que ha querido tomar el nombre de Benedicto, también para recordar a Europa sus raíces- en la base de Europa, de su creatividad, de su sana prosperidad y, ante todo, de su humanidad, está el humanismo de la Encarnación. Joseph Ratzinger escribe que "la figura de Jesucristo está en el centro de la historia europea y es el fundamento del verdadero humanismo, de una nueva humanidad. Porque si Dios se ha hecho hombre, el hombre adquiere una dignidad totalmente nueva. Si, por el contrario, el hombre no es más que el producto de una evolución aleatoria, entonces su misma humanidad es una casualidad, por lo que en algún momento será posible sacrificar al hombre para fines aparentemente más elevados. Sin embargo, si Dios ha creado y querido a cada hombre individualmente, las cosas son completamente diferentes. Y si Dios mismo se hizo hombre, si incluso sufrió por el hombre, entonces el hombre participa de la propia dignidad de Dios. Quien se equivoca acerca de qué es el hombre ataca a Dios mismo”.
Más allá de tantas palabras y proclamas altisonantes, en la Europa actual se está perdiendo cada vez más la idea del respeto a toda vida humana, a partir de la pérdida de la conciencia de su carácter sagrado, es decir, desde el oscurecimiento de la conciencia de que somos criaturas de Dios. A lo largo de los años, Benedicto XVI no ha tenido temor a denunciar con gran valentía y clarividencia las múltiples manifestaciones de esta dramática renuncia a la idea de creación, hasta las actuales y últimas consecuencias, descritas de forma absolutamente clara y convincente en el texto que introduzco.
Benedicto XVI no ha tenido temor a denunciar con gran valentía y clarividencia las múltiples manifestaciones de esta dramática renuncia a la idea de creación, hasta las actuales y últimas consecuencias, descritas de forma absolutamente clara y convincente en el texto que introduzco
Aunque el libro está impregnado de un gran realismo, no se queda en el pesimismo y la tristeza, al contrario: "Un motivo de mi esperanza -escribe- consiste en que el hecho de desear a Dios, la búsqueda de Dios, está profundamente inscrito en toda alma humana y no puede desaparecer. Ciertamente, durante un tiempo, uno puede olvidarse de Dios, dejarlo de lado, ocuparse de otras cosas; pero Dios nunca desaparece. Es simplemente cierto lo que dice san Agustín, que los humanos estamos inquietos hasta que no hayamos encontrado a Dios. Esta inquietud también existe hoy en día. Es la esperanza de que el hombre se ponga siempre, incluso hoy, en camino hacia este Dios".
Así, revelando el secreto de su alegría en estos tiempos difíciles, Benedicto XVI nos muestra también el camino para el renacimiento de Europa.