“La Amazonia está en grave riesgo de destrucción, y con ella el bienestar de nuestra generación y las generaciones futuras”. Estas palabras sirven como punto de partida del documento elaborado por un grupo de científicos de los países amazónicos y socios globales, con fecha de 30 de septiembre, con el título de “Un Marco científico para salvar la Amazonia”, dado a conocer este 9 de octubre, y que pretende ser una ayuda en las discusiones de la asamblea sinodal del Sínodo para la Amazonía.

El documento, firmado por 44 especialistas, señala que “la Amazonía posee una inmensa riqueza natural, cultural y singular diversidad”, enfatizando que “es el mayor repositorio de biodiversidad del mundo”, sobre lo que se aportan datos concretos y detallados, a los que se refería Carlos Nobre, premio Nobel en 2007, y uno de los firmantes del documento, en el briefing que cada día tiene lugar en Roma sobre el Sínodo para la Amazonía.

Una de las conclusiones a las que llega el documento es que “hoy la Amazonia y sus habitantes están amenazados de extinción. Su agonía representa una amenaza dramática para el bienestar humano”, lo que supone una novedad, pues durante años, “los países amazónicos actuaron con perseverancia y valor para preservar su riqueza natural y cultural”, lo que se tradujo en territorios indígenas y áreas protegidas, sobre todo en Brasil, que hoy se ha convertido en uno de los países cuyo gobierno se posiciona de forma más explícita contra los pueblos originarios.

Todo eso para favorecer a los grandes villanos de la deforestación, uno de las grandes amenazas de la Amazonía, como son “la expansión de la ganadería ineficiente, la agricultura de baja productividad y la minería”, a lo que se juntan las carreteras, petróleo y gas, invasiones ilegales, presas o deforestación, lo que en 2019 se ha acentuado de forma dramática con los incendios, que en los ocho primeros meses de 2019, sólo en Brasil, se estima que han llegado a 87.000, de los que 45.000 han sido en la Amazonía, según el documento.

Eso ha tenido como consecuencia que “el mundo entero ha expresado con razón una gran alarma”, llegando a calificarlo como “emergencia crónica”, que requiere, en opinión de los firmantes, “una estrategia sistemática de prevención como parte de un plan de desarrollo sostenible de largo plazo para la región amazónica”, que vendría a ser uno de los objetivos del Sínodo para la Amazonía, nuevos caminos para una ecología integral.

El documento habla de “impactos sociales”, que se concreta en aumento de homicidios, narcotráfico, gran sufrimiento a las poblaciones, a través del tráfico de personas, el trabajo forzado y los asesinatos. También hace una afirmación que parece no preocupar a quienes detentan el poder político y económico, “la Amazonia en su conjunto está aproximándose a un punto de inflexión de colapso”. De hecho, el documento señala que se está “poniendo en peligro la seguridad de agua y de energía, la productividad agrícola, la seguridad alimentaria y la biodiversidad”.

El texto hace referencias a la Encíclica Laudato si’, que habla de una "deuda ecológica" con la Amazonía, consecuencia de las malas prácticas históricas. Esta es una manifestación de “una globalización de la indiferencia”, que se traduce en “el tráfico de personas, la esclavitud moderna, el trabajo forzado, la prostitución y el tráfico de órganos”.

Los científicos que han elaborado el documento, hacen algunas recomendaciones, dirigidas “a los gobiernos, las empresas, la sociedad civil y los pueblos de buena fe de todas partes del mundo para que se unan en un esfuerzo común por el bien de la humanidad y de la Tierra hoy y en el futuro”. Estas propuestas se concretan en nueve principios, que hablan de respeto a la soberanía nacional, dignidad y derechos de los pueblos, ayuda internacional, atención al conocimiento científico y tradicional, monitoramento, control de recursos locales, reflorestamento y busca de caminos alternativos de desarrollo sostenible.

Junto con eso han elaborado un marco científico de once puntos, que se refieren a control de los incendios florestales, fin de la deforestación, apoyo a organismos de monitoramento, control de los impactos ambientales provocados por las infraestructuras, reactivación y expansión del Fondo Amazónico, protección de todos los pueblos y comunidades  de todas las amenazas, control del respecto a la sostenabilidad de los elementos de producción, y, por último, protección y expansión del monitoreo científico en tiempo real de las condiciones del bosque amazónico.

El documento es un buen elemento para ayudar en el trabajo de la asamblea sinodal, así como un buen aporte de datos que pueden ayudar a los diferentes participantes en sus reflexiones. Junto con eso, el documento del Sínodo va a poder encontrar en este documento una buena fuente de datos para su elaboración, desde el punto de vista técnico y científico.

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