El trabajo de la Iglesia con los migrantes, protagonista Czerny: “Las estructuras jerárquicas de la Iglesia no tienen nada que temer de los procesos de escucha”
Momento de Oración por los Migrantes y Refugiados, “una oportunidad maravillosa para orar y poner en práctica lo que estamos intentando comprender e valorar en el Sínodo”
“El ejercicio de la autoridad en la Iglesia debe estar arraigado en una conversión del corazón”
“Las estructuras jerárquicas de la Iglesia no tienen nada que temer de los procesos de escucha, es imposible que esto vaya a dañar la naturaleza jerárquica de la Iglesia”
Sobre el coelctivo LGTBQI: "La posición de la Iglesia es muy clara”, diciendo que “queremos trabajar con compasión, sin discriminar, sin que se sientan excluidos”
“Las estructuras jerárquicas de la Iglesia no tienen nada que temer de los procesos de escucha, es imposible que esto vaya a dañar la naturaleza jerárquica de la Iglesia”
Sobre el coelctivo LGTBQI: "La posición de la Iglesia es muy clara”, diciendo que “queremos trabajar con compasión, sin discriminar, sin que se sientan excluidos”
| Luis Miguel Modino, enviado especial al Vaticano
Los migrantes han sido los protagonistas de la rueda de prensa de este 19 de octubre en el que la Asamblea Sinodal ha trabajado en círculos menores. En ella han estado presentes el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, Mons. Daniel Ernest Flores, Obispo de Brownsville (Estados Unidos), uno de los presidentes delegados del Sínodo, Mons. Anton Dabula Mpako, arzobispo de Pretoria, y ordinário militar de Sudáfrica, y el padre Khalil Alwan, de la Iglesia Maronita.
Momento de Oración por los Migrantes y Refugiados
El motivo de estas presencias está relacionado con el Momento de Oración por los Migrantes y Refugiados que esta tarde tendrá lugar en torno al monumento a los migrantes en la Plaza de San Pedro y donde estará presente el Papa Francisco. Una oración que es “una oportunidad maravillosa para orar y poner en práctica lo que estamos intentando comprender e valorar en el Sínodo”, según el cardenal Czerny, que destacó la simbología de que los participantes de la Asamblea Sinodal caminen juntos hasta el monumento y “frente a esta imagen que representa a todas las personas vulnerables de todas las épocas, orar juntos”.
Una Asamblea Sinodal que, en palabras del prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, “se enfocó en el contexto de una Iglesia que está intentando caminar de forma coral”, definiendo el Sínodo como camino compartido que flanquea a las personas más vulnerables, por ejemplo, aquellos que son obligado a desplazarse de sus lugares de origen.
Los migrantes en Estados Unidos, Líbano y Sudáfrica
Los presentes compartieron la realidad de los migrantes en la frontera de Estados Unidos y México, en Sudáfrica y en el Líbano. Una experiencia compartida por Mons. Flores, que empezó destacando los dones y experiencias presentes en cada diócesis del mundo, algo que ha compartido con relación a su diócesis, por donde pasan gran número de migrantes y donde se vive una situación muy compleja. En una diócesis con pocos recursos materiales, “los corazones de las personas son muy generosos”, destacó el prelado. El obispo de Brownsville insistió en que actúan proporcionando a todos la dignidad que les corresponde, queriendo responder a las necesidades, pues “todos y todas merecen vivir una vida digna”. Un trabajo que hacen en conjunto con otras diócesis, pues “es importante trabajar juntos en el seno de la Iglesia”, resaltó.
El representante de la Iglesia Maronita, que participa en su cuarto sínodo, destacó la novedad en el método y contenido, en la participación de todas las categorías de la Iglesia. En un país de 5 millones de habitantes, 2 millones de sirios viven en campos de refugiados en condiciones deshumanas en el Líbano. Desde ahí denunció la política migratoria de la Unión Europea y las duras condiciones que la comunidad internacional impone a un país pobre, pero que tiene que ayudar a los sirios con sus propios recursos, lo que provoca duras reacciones por parte de los ciudadanos locales. Una situación que no duda en calificar como una tragedia humana, pidiendo la reacción de la comunidad internacional.
Por su parte, el arzobispo de Pretoria destacó con relación a la Asamblea Sinodal el trabajo en los círculos menores y el hecho de que en diferentes lugares “ya existe un suelo fecundo para la sinodalidad, ya tenemos comunidades donde las personas participan de procesos de toma de decisión”. Sobre la situación de los migrantes en Sudáfrica, donde la mayoría de los 3,9 millones de migrantes, según datos oficiales, aunque en realidad dice que son muchos más, llegan huyendo de la pobreza, a quienes desde la Iglesia católica se les escucha el clamor, aunque son conscientes que es difícil ayudar a todos. Migrantes que en su mayoría son católicos y les intentan proporcionar cuidado pastoral e integrarlos en la comunidad, siendo acompañados por sacerdotes que hablan su lengua.
Autoridad y sinodalidad
Ante las preguntas de los periodistas, Mons. Flores afirmó que “el ejercicio de la autoridad en la Iglesia debe estar arraigado en una conversión del corazón”, diciendo que lo que más le preocupa es “cómo podremos abrir las puertas a un estilo nuevo, cómo podemos convertirnos en un pueblo en el servicio mutuo arraigado en Jesús”, insistiendo en que “nadie queda excluido, la conversión del corazón es fundamental”.
Una sinodalidad que en opinión de Mons. Anton Dabula Mpako, “tiene que coexistir con la estructura jerárquica de la Iglesia”, dos caras de la misma moneda para las que hay que buscar cómo trabajar de forma conjunta y coral, resaltó el prelado sudafricano. Pare él, “la sinodalidad es algo que tiene un carácter único, la sinodalidad es algo que rodea la Iglesia de Pedro, y todos tenemos que caminar al mismo nivel, en sinodalidad”.
En esa Iglesia sinodal, “las estructuras jerárquicas de la Iglesia no tienen nada que temer de los procesos de escucha, es imposible que esto vaya a dañar la naturaleza jerárquica de la Iglesia”, afirmó el cardenal Czerny. Para el purpurado jesuita, “la fe activa y la esperanza que brotan de una escucha radical del soplo del Espíritu nos ayudaran a comprender cómo funcionan las estructuras y cómo podemos mejorarlas”, destacando que uno de los elementos que más alegría provoca en la Sala Sinodal es que “no estamos hablando de sinodalidad, la estamos experimentando”.
La Iglesia y los colectivos LGBTQI
Ante la pregunta por la posición de la Iglesia en torno al colectivo LGBTQI, el obispo sudafricano señaló que “la posición de la Iglesia es muy clara”, diciendo que “queremos trabajar con compasión, sin discriminar, sin que se sientan excluidos”, recordando las palabras del Papa Francisco, y llamando a comprender la raíz antropológica de esta realidad lo que hace que no sea fácil solucionarlo pronto. Por encima de todo insistió en que “es importante que las personas de la comunidad LGBTQ se sientan en casa en la Iglesia”.
Un tema sobre el que Mons. Flores insistió en que su diócesis la misión de la Iglesia es acoger a familias que encaran dificultades, pidiendo a los voluntarios que vean el rostro de Jesús en las personas a las que ayudan, sin hacer preguntas sobre la orientación sexual o política, como lo hizo Cristo, llamando a seguir sus huellas.
El mismo obispo destacó la importancia de los esfuerzos que se están haciendo para en la Sala Sinodal “comprender lo que está diciendo mi prójimo”, lo que no es fácil, insistiendo en que “tenemos que percatarnos de la brecha cultural” entre cada cultura, moverse de cultura a cultura e intentar comprender lo que nos rodea. En el mismo sentido, Czerny, que procede de una familia de migrantes, resaltó que “la vida es una traducción y el Sínodo está aprendiendo a traducir de una cultura a otra”.