Asamblea General de la Red CLAMOR discute en Bogotá sobre migración y trata Monseñor Gustavo Rodríguez Vega: "Es increíble que en nuestros tiempos haya todavía quienes hacen negocio con la trata"
La Red CLAMOR nace queriendo dar una respuesta al fenómeno migratorio, que en los últimos tiempos ha crecido de una forma desproporcionada
Es necesario fortalecer el trabajo en red entre las diferentes organizaciones e instituciones, así como el compromiso de las Iglesias en el trabajo con migrantes, refugiados y víctimas de la trata
Desde nuestras opciones cristianas, y yendo un poco más abajo, desde nuestras opciones como seres humanos, no podemos quedar indiferentes ante el sufrimiento de tantas personas en movimiento para buscar mejores condiciones de vida
Desde nuestras opciones cristianas, y yendo un poco más abajo, desde nuestras opciones como seres humanos, no podemos quedar indiferentes ante el sufrimiento de tantas personas en movimiento para buscar mejores condiciones de vida
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
La sociedad actual ha creado un clima donde los nacionalismos se están queriendo instaurar como elemento dominador, una realidad que cada vez se hace más presente en muchos países. Los muros, el mayor control de las fronteras, la xenofobia contra los migrantes, están convirtiéndose en caldo de cultivo planetario.
La Iglesia católica necesita posicionarse claramente contra este tipo de actitudes, siguiendo aquello que el Evangelio nos propone y en lo que el Papa Francisco insiste constantemente, lo que por otra parte, cada vez más, provoca rechazo en muchos gobiernos e, inclusive, en muchos que se dicen, sin serlo realmente, católicos.
En la Iglesia latinoamericana, el acompañamiento a los migrantes y refugiados, juntamente con el combate a la trata, es una dimensión que se ha articulado en los últimos años en torno a la Red CLAMOR, cuya idea surgió en 2016, inspirada en otras redes como la Red Eclesial Pan Amazónica – REPAM, y que desde entonces ha ido dando pasos que la han afianzado y ayudado a tener más fuerza y visibilidad, todo ello con el apoyo del Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM, y más específicamente de su Departamento de Justicia y Solidaridad – DEJUSOL.
Estos días, de 1 a 4 de abril, han estado reunidos en Bogotá, Colombia, más de cien representantes de las diferentes redes, organismos e instituciones que forman parte de la Red CLAMOR, que según su Presidente, Monseñor Gustavo Rodríguez Vega, “nace queriendo dar una respuesta al fenómeno migratorio, que en los últimos tiempos ha crecido de una forma desproporcionada”. Para el obispo mexicano, “la trata de personas es un cáncer muy grande en nuestra sociedad, es increíble que en nuestros tiempos, de tanto desarrollo, haya todavía quienes hacen negocio con las personas, lo que es un crimen de lesa humanidad”.
En realidad, como reconoce Rose Bertoldo, de la red brasileña “Um Grito pela Vida”, la Red CLAMOR, contribuye al “fortalecimiento de las redes locales”, ayudando a tener “una amplia visión de América Latina y del Caribe en lo que se refiere a las problemáticas y fuerzas con que se cuenta en cada país”. Esto ayuda, según la religiosa brasileña, a “una percepción de los procesos y flujos migratorios, el crecimiento del reclutamiento de los migrantes en las redes de trata, crimen organizado y narcotráfico”. Desde esa perspectiva, según la representante de la “Rede um Grito pela Vida”, es necesario fortalecer el trabajo en red entre las diferentes organizaciones e instituciones, así como el compromiso de las Iglesias en el trabajo con migrantes, refugiados y víctimas de la trata.
Este es un trabajo complicado, pues como señalaba Monseñor Álvaro Ramazzini, Obispo de Huehuetenango, Guatemala, “combatir la trata es algo que se puede comparar con la lucha de David contra Goliat, pero al final Goliat fue vencido”. Se trata, según el obispo, de situaciones complejas, ante las que “cada uno de nosotros debe responder con coherencia a lo que creemos”. Para poder avanzar como red CLAMOR el prelado pone como ejemplo a la REPAM, que afirma que fue creada para, desde las organizaciones eclesiásticas, enfrentar las diversas problemáticas que la Amazonía enfrenta, la destrucción de la Amazonía.
Monseñor Ramazzini resalta de este esfuerzo, “el valor que tiene la articulación de muchas iniciativas que se dan, en este sentido, en el campo ambiental, porque indudablemente el planeta es de todos y para todos, Dios hizo el Planeta Tierra para todos. Sobre todo también, existe esa interconexión entre lo que llamamos naturaleza y los seres humanos, que hemos recibido este universo natural de Dios para que lo administremos de una manera correcta, adecuada, que nos sirva para nosotros en este tiempo y que siga sirviendo para las generaciones futuras, lo que implica que nosotros no somos dueños de esta realidad creada”. El obispo guatemalteco insiste en que “el bien que se hace en un lugar, va a dar frutos positivos en otro lugar, hay una cadena de bien que se multiplica y que favorece al universo entero”.
En su opinión, la Red CLAMOR, “no es sino el esfuerzo de articular iniciativas de todo el continente latinoamericano, para enfrentar un problema que azota las sociedades latinoamericanas y del Caribe, la migración forzada, como resultado de procesos de empobrecimiento de muchos países, que obligan a sus habitantes a salir a buscar mejores condiciones de vida en otros países”. Somos llamado, según el obispo a asumir que “desde nuestras opciones cristianas, y yendo un poco más abajo, desde nuestras opciones como seres humanos, no podemos quedar indiferentes ante el sufrimiento de tantas personas en movimiento para buscar mejores condiciones de vida”. Todo ello debe generar “una serie de acciones, de estrategias, de políticas, con las que podamos enfrentar toda esta gravísima situación de injusticia, de un modelo neoliberal que sigue empobreciendo las sociedades, que genera conflictividad, injusticias, persecución, criminalización de los que defienden los derechos humanos, persecución contra los migrantes, y la creación de una imagen negativa de lo que es el migrante y lo que significan los procesos migratorios dentro del contexto mundial”.
Buena parte del encuentro ha estado centrado en la realidad de los migrantes venezolanos, que en los últimos años se esparcido por todos los países latinoamericanos, consecuencia según Monseñor Rodríguez Vega, de “una situación sociopolítica y de emergencia que se está viviendo, lo que ha provocado la salida de millones de venezolanos”. Todo ello se ha explicitado con los testimonios de cinco venezolanos que de distintas maneras y razones emprendieron el viaje, desde donde se han ido identificando los puntos de salida y destino, así como las ciudades que tienen el mayor número de migrantes venezolanos y los riesgos a los que se ven sometidos.
Entre los participantes se encontraban representantes de diferentes organizaciones que trabajan en el acompañamiento a los migrantes y las víctimas de la trata. Alguien que es en su día fue víctima de explotación sexual, reconocía que agradece a las religiosas adoratrices, que hace 19 años “me abrieron la puerta, creyeron en mí, me formaron”. Ahora es gestora social, y hace lo que hicieron con ella, llegar a las zonas de alto impacto, llevando la voz a muchas mujeres que piensan que no pueden salir de esa situación, mujeres a las que les da miedo decir, enfrentarse. Para ello, aquella que ya fue víctima, reconoce que es necesario asumir lo que ella hizo un día, “tome la decisión de cambiar como mujer, creer en mí, valorarme como ser humano”.
Rosa Recalde trabaja en Ecuador, en una ONG que en diferentes países de América Latina da atención a personas en situación de movilidad humana y refugio. Ofrecen “un espacio de escucha para brindar a las personas un espacio seguro y confiable para poder ir identificando de manera más apropiada los riesgos”. Para ello es necesario, según ella, llevar a cabo un trabajo en conjunto con los estados, lo que en Ecuador se concreta en las mesas anti-trata. A la hora de hablar de dificultades, sostiene que se centran en los mecanismos de prevención e identificación, lo que a veces provoca traumas mayores en las víctimas, a lo que se une la falta de justicia y de espacios seguros de protección para esas víctimas.
Victoria Tenjo, es adoratriz, y desarrolla en Bogotá procesos preventivos con niños, niñas y adolescentes, procesos de formación con las mujeres para evitar que caigan en las redes de explotación y de acompañamiento con quien ya es víctima. Ella afirma que “en Colombia, con la llegada de migrantes venezolanos, hay un alarmante y creciente ingreso de mujeres al sistema de prostitución, donde son endeudadas y acorraladas”. Los vínculos familiares débiles, la situación irregular hace que las migrantes sean presas fáciles de las redes de trata que las llevan a otros países. Para combatir esa situación han creado un centro de escucha para atenderlas, aunque falta fortalecerlo, para poder rescatarlas de ese entramado de redes. Para ello intentan ofrecer alternativas que las ayude a tener otros ingresos económicos.
Para la religiosa adoratriz, falta conciencia sobre este tema dentro de la jerarquía. Ella insiste en que “somos presencia de Iglesia como congregación, siendo un desafío que nos sigan articulando dentro de los grandes procesos de Iglesia, que las instituciones eclesiales nos den espacio donde podamos socializar, sensibilizar, que nos escuchen, que escuchen a las víctimas que han salido de estas redes y hoy están siendo formadas como lideresas”.
Otra de las situaciones sobre las que se ha debatido es el fenómeno de las caravanas, que representan un nuevo modelo de migración, en grupo, con familias completas, lo que ha dado más visibilidad y generó más ayudas, siendo destacada la ayuda de la Iglesia. En estas caravanas cada vez hay más niños, niñas y adolescentes, que son víctimas potenciales de la trata. Al mismo tiempo, se han vislumbrado perspectivas de futuro, entre las que se destacan que todo indica que van a continuar estos flujos migratorios masivos, lo que va a aumentar la criminalización de los migrantes y defensores de los derechos humanos, la retención y detención de migrantes, la diversificación de rutas y destinos y el aumento de la xenofobia.
Desde estas reflexiones es importante lo que señala Monseñor Ramazzini, quien tiene como deseo “que este esfuerzo pueda dar buenos resultados de conjuntar de verdad muchas iniciativas con que podamos enfrentar al gigante del neoliberalismo, de aquellos pocos que tienen mucha fuerza y poder económico, que están generando todo este proceso de movilización”. Por ello, continúa diciendo que “ojalá el esfuerzo de la Red CLAMOR pueda dar los frutos para aliviar el sufrimiento de tantos hombres y mujeres, especialmente niños y niñas, que son muy vulnerables a la explotación laboral, a la explotación sexual, a la discriminación”.
Una idea que es compartida por Monseñor Rodríguez Vega, Presidente de la Red CLAMOR, quien afirma que “ante ese tipo de situaciones, en la Red Clamor necesitamos aliarnos, unir fuerzas, coordinarnos lo mejor posible para poder, como dice el Papa, acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes”. Todo ello teniendo en cuenta, en palabras del Arzobispo de Yucatán, que “los mayores gritos de los migrantes hoy son no encontrar protección, seguridad en el camino, no encontrar acogida en los lugares a donde llegan, con brotes de xenofobia, también que muchos de ellos han tenido que regresar con mucha tristeza a vivir la tragedia que estaban viviendo”.