Comentario al Evangelio del VI Domingo del Tiempo Ordinario Ojea: “El amor de Jesús fue lo que llevó a Mama Antula a ser una verdadera peregrina de esperanza”
“Qué falta nos hace a nosotros en este momento de la vida del país, con tantas heridas, con tantas lastimaduras, poder compartir entre distintas culturas, distintas miradas, poder compartir para poder llevar el país adelante, nuestras miradas y unirnos finalmente”
“Durante el tiempo que duraban los ejercicios, la gente que participaba era de distintas clases sociales”
En el Sexto Domingo del Tiempo Ordinario, día en que es canonizada Mama Antula, la primera santa argentina, Mons. Oscar Ojea destacó en el pasaje del Evangelio que “en este encuentro de Jesús con el leproso que nos presenta el Evangelio de San Marcos este domingo, aparece la compasión de Jesús. Jesús se conmueve y se compadece frente al límite y a la miseria humana. Sabemos que la lepra era una enfermedad contagiosa, que el leproso en la antigüedad tenía que avisar que pasaba un leproso para que la gente no se juntara con él. Jesús se conmueve justamente cuando el leproso se inclina ante él de rodillas, este acto de humildad que lo hace consciente de su propia limitación”.
Reconocer nuestra debilidad provoca la compasión de Jesús
En palabras del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, “el Señor, de alguna manera, vibra en el corazón cuando nosotros somos conscientes de nuestra debilidad, de nuestro pecado, de nuestra miseria, cuando no miramos para otro lado, sino cuando reconocemos lo nuestro. Esto es lo que provoca la compasión, el padecer con. Jesús no teme contagiarse por eso lo toca. Jesús, de alguna manera, incorpora la enfermedad del leproso en él para sanarla. Jesús la carga, la carga sobre sus hombros como carga nuestros pecados y luego de este encuentro maravilloso donde el leproso experimenta la curación, el Señor lo toca”.
Ojea reflexionó sobre las palabras del leproso, que considera una oración extraordinariamente humilde: “Señor, si quieres puedes limpiarme”. Para el obispo de San Isidro, es como decirle: “Vos podés hacer lo que quieras, vos sos omnipotente, yo me pongo de rodillas delante de ti sometiéndome a lo que vos digas”. Por eso destaca que es impresionante la humildad de esta oración: “Señor, si quieres puedes limpiarme”, que según el obispo “provoca la compasión de Jesús, el amor de Jesús”.
El cristiano es un peregrino
Igualmente destacó que “el amor de Jesús fue lo que llevó a Mama Antula a ser una verdadera peregrina de esperanza”, recodando que “Ser peregrinos de esperanza, es el lema del Jubileo del año 2025”. Para Ojea, “el cristiano es un caminante, el cristiano es un peregrino y ella, descalza, después de la expulsión de los padres Jesuitas a mediados del siglo XVIII, sale de Santiago del Estero y recorre varias provincias para que otros hermanos puedan vivir en sus corazones el encuentro con Cristo a través del Evangelio con el método de los ejercicios de San Ignacio”.
El presidente del episcopado argentino destacó que “este método tiene una particularidad que, durante el tiempo que duraban los ejercicios, la gente que participaba era de distintas clases sociales”. En sus palabras recordó que “cuando ella logró en la casa de ejercicios que fundó en Buenos Aires, cuando logró el permiso del obispo para poder organizar los ejercicios, no solamente vinieron familiares del Virrey, no solamente vinieron, acudieron a hacer los ejercicios las clases aristocráticas de Buenos Aires, sino también los esclavos, los negros, los trabajadores. El acto de los ejercicios unía en la oración de Jesús y el conocimiento de Jesús a todos”.
Desde ahí hizo ver “Qué falta nos hace a nosotros en este momento de la vida del país, con tantas heridas, con tantas lastimaduras, poder compartir entre distintas culturas, distintas miradas, poder compartir para poder llevar el país adelante, nuestras miradas y unirnos finalmente”. Para eso pidió “que la gracia de Mama Antula, primera Santa mujer argentina, nos proteja, nos acompañe y nos enseñe a convivir como ella con su inquietud evangélica a través de los ejercicios espirituales”, pidiendo la bendición de Dios “con la intercesión de una Santa propia de nuestro país”.