A pesar de que las vacunas llegan más lentamente de lo necesario, esta época del mundo todavía no permite que la gente se reúna para el Carnaval, como a la mayoría le gustaría. Sin embargo, en muchos países del mundo, este próximo domingo, 14 de febrero, es un día importante para los enamorados y los amigos. La razón es que, además de ser este año el domingo de Carnaval, es bueno saber que, en el antiguo calendario católico, esta fecha era el día de San Valentín.

Es una figura del cristianismo primitivo. Según la leyenda, en el siglo III, para que los jóvenes pudieran estar disponibles para ir a la guerra, el emperador prohibió a la Iglesia bendecir los matrimonios durante un tiempo. Sin embargo, el obispo Valentín las celebraba en secreto. Un día se descubrió esto. El obispo fue detenido y condenado a muerte. Incluso en la cárcel, siguió bendiciendo el amor de los jóvenes. Por eso, en muchos países, hasta el día de hoy, San Valentín es el día de los enamorados.

Otra antigua leyenda habla de un cristiano llamado Valentín que se entregó a los guardias del emperador para ser arrestado y asesinado en lugar de un amigo, denunciado como cristiano. Por ello, la ONU considera el 14 de febrero como el "día de la amistad".

Hoy vivimos inmersos en un mundo virtual en el que las redes sociales nos clasifican en grupos. Con un solo clic hacemos un amigo virtual. Sin embargo, en el mundo real no puede ser así.

Hace algunos años, un activista de los derechos humanos visitaba una aldea indígena bororo en Mato Grosso. Interesado en escuchar las historias de los ancianos de aquel pueblo, habló con uno de ellos. El viejo indio era muy abierto. Pero cuando el otro le preguntó si podía ir a su casa, el indio respondió

- Cuando seamos amigos, te invitaré a mi casa.

Esto puede parecer grosero, pero es importante darse cuenta de lo cierto que es lo que escribió Saint Exupery: "Los amigos no se encuentran como las mercancías en las tiendas. No hay tiendas de amigos. Para que la gente se haga amiga, necesita tiempo y gratuidad".

Hoy, la mayoría de los jóvenes siguen repitiendo el lema de los años 70: "Haz el amor, no hagas la guerra". Y para muchas personas, las cuestiones afectivas parecen seguir siendo el único eje de la vida que importa. Incluso hoy, en forma de telenovelas, la televisión ofrece el amor romántico como pan y circo para las necesidades de las masas.

Desde el Miércoles de Ceniza, 17 de febrero, ocho iglesias y grupos vinculados al Consejo Nacional de Iglesias Cristianas (CONIC) iniciaron la Campaña de la Fraternidad 2021 con el lema "Fraternidad y Diálogo, al servicio de la paz y la justicia".

De hecho, un gran reto para nuestro tiempo es valorar las relaciones personales y profundizar en ellas, construyendo lo que el Papa Francisco en su reciente encíclica Fratelli Tutti llama "amistad social". Algunos grupos de jóvenes hablan de "amor socializador".

En América Latina hemos aprendido que las luchas políticas se vuelven superficiales e incluso inútiles si no proceden del amor y no están permanentemente impregnadas de amor. En estos días difíciles que atravesamos, en un Brasil inflamado por olas de violencia y odio, cualquier brisa de amor refresca. 

Aunque adopte diferentes formas y expresiones, cualquier forma de amor tiene el mismo ADN. Ya sea el amor de una madre, el de los hermanos, el de los amantes o el de los amigos, todo el amor proviene de la misma fuente. Es la inteligencia amorosa, presente en el universo y activa en las personas y en todo ser vivo. Las religiones y tradiciones espirituales lo llaman Dios. La tradición judía enseña que, cuando se creó el mundo, la luz divina se extendió como llamas de amor por todo el universo. Al recibir estas chispas del Amor mayor, la fuente de todo amor, todos los seres vivos se divinizaron. Entre ellos, cada ser humano está llamado a cultivar y desarrollar esta llama para que no se apague. Las relaciones familiares, la participación comunitaria y las relaciones de amistad y amor conyugal son instrumentos para la plena realización de esta vocación al amor.

El amor conyugal tiene una dimensión más exclusiva. El amor de la amistad es más abierto, libre e incondicional. Por eso, los místicos de las distintas religiones consideran la amistad como el signo por excelencia del amor divino en el mundo. Amar es nuestra vocación. Todos los seres humanos están llamados a vivir así. Somos felices cuando nos sentimos en ella y nos dejamos llevar por ella.

Todas las formas de amor son asumidas por el Espíritu Divino que se manifiesta en todos y cada uno de los amores humanos. Sin embargo, el Espíritu de Amor nos llama a ser cada vez más capaces de un amor gratuito y más generoso. Se trata de amar incluso a los que no aman. Es llevar amor donde no lo hay, de forma incondicional y sin límites. Como dice la Carta Apostólica: "Dios es amor. Quien vive el amor permanece en Dios y Dios permanece en él" (1Jn 4, 16).