Desde ayer, el mundo celebra más una sesión del Foro Social Mundial. De esta vez, la pandemia de la Covid 19 nos obliga a hacerlo virtualmente. Sea como sea, organizaciones y movimientos sociales de todo el mundo están recordando los veinte años del primero foro en enero de 2001. Cada vez más, se hace necesario gritar: Otro mundo es posible.

 En el inicio del siglo, en América Latina, diversos países empezaban un camino nuevo de organización social y política. Unos hablaban en insurgencia indígena, otros en revolución ciudadana y la Venezuela se proclamaba: República Bolivariana. Un nuevo sueño nos unía y nos impulsaba para más justicia social, igualdad y comunión con la Madre Tierra.

Veinte años después, la situación social y política del continente sigue muy conflictiva. El imperio norteamericano es peor que la Covid 19 que impide las personas de respirar. La sociedad dominante se hizo tan fuerte y impositiva que priva a las personas hasta el derecho a soñar. El comercio crea fantasías de consumo que parecen sueños, pero no tienen consistencia. Son ilusiones.

En el corazón del imperio, hay pocos días, se ha celebrado  la memoria del pastor negro Martin-Luther King. El 15 de enero, aniversario de su nacimiento, se consagró como fiesta nacional, celebrada siempre en el tercero lunes de enero. Hasta hoy, el mundo recuerda que, en el 28 de agosto de 1963, en Washington, para encerar la marcha por los derechos civiles, ante más de 200.000 personas, Martin-Luther King proclamó: "Tengo un sueño. Sueño con un mundo en lo cual mis hijos sean juzgados por su carácter y no por el color de su piel". Era el sueño de ver el mundo superar las divisiones raciales y sociales que aún hacen de esa tierra un valle de lágrimas y injusticias”.

El Foro Social mundial y ahora la nueva Multiconvergencia de Redes Sociales viene revelar que la humanidad no puede desistir de sonar. La memoria de muchos hermanos y hermanas que dieran su vida por esta caus nos asegura: nadie podrá destruir los mejores sueños de nuestros pueblos. La espiritualidad es la opción de vivir a partir de ahora lo que soñamos. El pastor Luther King nos recordó: "Hay en el mundo un poder de amor capaz de crear lugar donde no hay camino y transformar la noche oscura en una mañana más brillante."

En su más reciente carta-encíclica, el papa Francisco nos invita a sonar juntos y a trabajar por nuestro sueño. Independiente de los enemigos que lo atacan, el Papa sigue invitándonos: "Soñemos como una sola humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos e hijas de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, pero todos hermanos y hermanas" (Fratelli Tutti, n. 8).