La Palabra... Abrir los oídos
Jesús nos recuerda que la Palabra es un instrumento que orienta nuestra mirada hacia una realidad que la desborda
| Gemma Morató / Hna. María Nuria Gaza
Normalmente nos parece que la palabra tiene que responder a lo que ésta anuncia. Así pues, tendríamos que ser santos para hablar de santidad, tendríamos que ser libres para hablar de libertad. Las palabras, el lenguaje, están al servicio de realidades que las sobrepasan.
Podemos hablar de una libertad que no poseemos pero que la deseamos, de una santidad que no tenemos pero que también la deseamos profundamente; el hecho de ser pecadores no nos impide hablar de santidad. La verdad está más allá, por ello desborda largamente.
La Palabra es lo que Jesús pone en escena en sus parábolas, éstas no son para interpretarlas al pie de la letra ni para absolutizarlas. La Palabra de Dios se encarna en una formulación frágil que fácilmente se puede contradecir y terminará clavada en un madero, comenta un padre dominico del Cairo.
Es pues preciso estar atentos y vigilantes. Jesús nos recuerda que la Palabra es un instrumento que orienta nuestra mirada hacia una realidad que la desborda. No nos podemos contentar con una lectura hecha a prisa y corriendo. Con sus parábolas Jesús nos invita a una escucha atenta, no es guía para sordos como hacen los gurús, sino que es abrir los oídos.