| Gemma Morató / Hna. María Nuria Gaza
Qué contraste entre el grano de mostaza considerada como la más pequeña de las semillas y el esplendoroso árbol de mostaza. ¿Quién podría afirmar que de una pequeña semilla crezca un árbol tan grande y frondoso?
Jesús quiere convencer a sus oyentes y especialmente a sus discípulos de que el Reino está ya presente desde el día en que Él empieza a proclamar su palabra. Cierto que no es visible en todas partes. Necesita todavía crecer, pero ya está presente entre nosotros. Del mismo modo que la semilla va a devenir un gran árbol hay que confiar. La Palabra no es sólo un anuncio del Reino sino su realización. En todas partes que la Palabra es anunciada en Reino de Dios se hace presente.
Cuando los cristianos se toman en serio la Palabra y deciden vivirla, la comunidad que ellos forman, el lugar donde se vive el amor de Dios y del prójimo, realizan ya lo que será el Reino. La vida evangélica puede parecer casi invisible, modesta, pero ella encierra en sí el poder de transformar los corazones y el mundo.